Una de las atracciones museísticas que más interés atraen son las exhibiciones de cadáveres antiguos. Momias egipcias, cuerpos prehistóricos como Ötzi el Hombre de Hielo, etc. reciben millones de visitas al año, causando gran impacto entre quienes los contemplan. El doctor Philippe Charlier ha abierto un debate en torno a esta cuestión en un artículo para la revista Clinical Anatomy, donde plantea las implicaciones éticas que supone exponer los cuerpos y su posible restitución a sus enterramientos originales.
El reciente caso del «Gigante Irlandés«, un cuerpo de dimensiones sorprendes de finales del siglo XVIII que se exhibe en el Colegio Real de Cirujanos de Londres, ha extendido la discusión a los cadáveres posteriores a la Prehistoria o la Edad Antigua. El doctor propone una diferenciación entre los tipos de restos humanos que se exhiben en los museos: elementos etnográficos, muestras de alguna parte del cuerpo sin una identificación definida; restos anatómicos, como esqueletos completos; restos arqueológicos y cadáveres modernos.
Charlier argumenta que el concepto de «cuerpo» como propiedad (en este sentido, como propiedad de un Estado al formar parte de su patrimonio) es una concepción ambigua que depende de los puntos de vista políticos locales y el estado de los cuerpos.
En este sentido, el autor propone que los cadáveres que deberían ser devueltos a sus tumbas originales son aquellos que, como en el caso de Charles Byrne, el «Gigante Irlandés«, plantean cuestiones éticas como por ejemplo, cuando se conocen los deseos que tenía esa persona.
¿Qué pensáis vosotros?