En la distante tierra de la Patagonia argentina, un equipo de investigadores encontró la muestra más antigua de arte rupestre sudamericano, arrojando una datación de 8.200 años, gracias al estudio de los pigmentos orgánicos utilizados por los primeros artistas.
Durante este período la Patagonia era un lugar caluroso donde habitaban múltiples especies, y esto pudo ayudar al primer creador de las pinturas, ya que en ellas se representan numerosos animales, seres humanos y caracteres geométricos.
Los estudios se realizaron a través del análisis de una pintura negra utilizada en las pinturas, la cual provenía de carbón de cactus y arbustos quemados, analizándola con radiocarbono.
Los estudiosos piensan que la cueva fue un lugar en que se dejó información importante de generación en generación por al menos 3 mil años, creyéndose que buscaba legar información climática, aunque la verdadera finalidad del motivo no ha sido revelada cabalmente.