En el siglo VIII a.C., la región de Galilea en la zona del la reserva de Tabor era un punto estratégico importante, por lo que la presencia de funcionarios destacados de Babilonia o Asiria en el lugar era común, teniendo alguno de ellos un sello con forma de escarabajo y una representación en uno de sus lados, con la que acostumbraban firmar documentos.
La piedra de color rojo posee un lado que representa un escarabajo, mientras que el otro lado tiene la imagen de un grifo o un caballo. Ambos son animales icónicos de los asirios y babilónicos.
El responsable del descubrimiento es Erez Avrahamov, quien al percatarse que la piedra estaba tallada con las imágenes, decidió llevarla a las autoridades encargadas de la cultura.