La monogamia como estrategia de apareamiento

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Jaime Martínez
Actualmente estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos, lo que me ha despertado inclinación por la sección internacional, incluida el estudio de idiomas. Por eso, no descarto dedicarme a la docencia. Asimismo me gusta practicar ejercicio físico y pasar un rato agradable charlando con mis conocidos y con gente nueva. Por último, disfruto viajando para conocer la cultura auténtica de cada región del mundo, aunque reconozco que antes necesito informarme lo más posible sobre el lugar que voy a visitar, para disfrutar la experiencia a fondo.
El Madoqua, un pequeño antílope africano, es socialmente monógamo
El Madoqua, un pequeño antílope africano, es socialmente monógamo

La monogamia, por la que una mujer y un hombre en edad de procrear están relacionados durante varias estaciones de procreación, parece haberse desarrollado como estrategia de apareamiento según un reciente estudio. Se cree que este fenómeno se debe a  la necesidad de atención parental.

El estudio, publicado en el diario Science y realizado por los investigadores de la Universidad de Cambridge, Dieter Lukas y Tim Clutton-Brok, muestra que el sistema ancestral de los mamíferos consiste en hembras que viven separadas de los machos, defendiendo territorios, y que la monogamia se desarrolló donde los machos eran incapaces de defender varias hembras.

Los investigadores clasificaron 2.500 especies de mamíferos que viven tanto aislados, como en monogamia o en grupo. Obtuvieron que un 9% de los mamíferos son monógamos, incluidos ciertos roedores, primates y carnívoros como chacales o lobos.

Antes se pensaba que la monogamia se debía al apoyo paternal hacia la cría, por ejemplo cuando la hembra sola no le puede proporcionar suficiente comida o protección. Este estudio demuestra que el cuidado paternal viene después que la monogamia.

Según Lukas, hasta ahora había diferentes perspectivas sobre la monogamia de los mamíferos, pero con este estudio se han probado las hipótesis.

Los investigadores piensan que la monogamia surge como estrategia de los machos cuando no pueden acceder a más de una hembra porque estas escasean. La monogamia también se desarrolla en especies que se dependen de fuentes de alimentación de gran calidad pero esparcida, como fruta y carne. Por el contrario, los herbívoros dependen de recursos más abundantes, con lo que no se da la monogamia.

Clutton-Brok confirma que donde las hembras están ampliamente dispersas la mejor estrategia de los machos es permanecer con una hembra, defenderla y asegurarse su descendencia. Este análisis no incluye a los humanos, de hecho los investigadores descartan que estos resultados sean aplicables.

Según Clutton-Brok es debatible si los humanos pueden ser reconocidos como monógamos. Puesto que todos los primates africanos son polígamos y viven en grupos es probable que el ancestro común del homínido fuera también polígamo.  Posiblemente el cambio a la monogamia en los humanos se deba al cambio de la dieta que redujo la densidad de hembras. Otra posibilidad es que el lento desarrollo de los jóvenes requiere mayor atención paternal. Sin embargo, la cultura desarrollada por la especie humana dificulta que los comportamientos animales puedan ser extrapolados a los humanos.

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