La Revolución de Febrero, el inicio de la Revolución Rusa de 1917

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

Viendo el panorama en el que estaba sumida Rusia en 1917, no es de extrañar que todas esas causas acabasen por desembocar en una revolución en busca de más libertad y que pusiera fin a la penosa situación económica, social y política del país.

Alexander Kerensy

El 27 de febrero (12 de marzo en el calendario gregoriano) de 1917 se produjeron distintos hechos que instigaron un amotinamiento del ejército: varios cuerpos de los militares se unieron a las filas revolucionarias en San Petersburgo, las mujeres salieron a la calle bajo el lema “Pan, pan y abajo la autocracia”, los obreros huelguistas reclamaron mejoras laborales y los burgueses organizaron conspiraciones políticas contra los zares.

Todo esto produjo que las tropas fusilaran a los oficiales y confraternizaran con los obreros.

Por su parte, los líderes de la Duma se reunieron en el Palacio de Táuride y formaron un comité para conducir la situación revolucionaria.

Pero, ese mismo día, los obreros de Petrogrado crearon un soviet (al igual que pasó en 1905) que aglutinaba tanto obreros como militares. Sería el primer Soviet de Obreros y Soldados.

Alexander Kerenski, miembro de la Duma, publicó un manifiesto instando a todos los ciudadanos a rebelarse contra el zarismo.

Las masas, desesperadas por la situación en la que estaba Rusia, se lanzan a las calles. Esta sublevación popular hizo que el zar abdicase en su hermano, el Gran Duque Miguel quien, viendo la anarquía imperante, rechazó el cargo.

Así, Rusia entró en un periodo donde el control lo llevó un gobierno provisional que tenía como primer ministro al príncipe Giorg Lvov, un liberal que gozaba del respaldo de Kerenski. Sin embargo, la fuerza real seguía estando en los soviets que se extendían a lo largo y ancho del país.

El gobierno liberal empezó a aprobar una serie de medidas aperturistas: la convocatoria de una Asamblea Constituyente, la concesión de una amnistía y derechos para todos, así como más autonomía a las nacionalidades, la abolición de la pena de muerte y un continuismo en la guerra.

Pero estas reformas no dejaron satisfecha a la población que demandaba más medidas como una jornada laboral de 8 horas, la repartición de las tierras y el final de la guerra.

En abril, gracias a la ayuda alemana, Lenin regresó de su exilio en Suiza para acogerse a la amnistía. Los medios difundieron sus diez “tesis de Abril” y reclamaron que los soviets asumieran todo el poder. Lenin pretendía convertir la Revolución Rusa en una “Revolución Socialista mundial”, así que se puso como objetivo derrocar al gobierno provisional.

Aún con las medidas conciliadoras de Lvov (que da entrada en el gobierno a socialistas), la población seguía levantada en armas. Las malas noticias del frente, el constatar que se tenía libertad pero no comida y el creciente descontento del pueblo ruso provocó unas jornadas muy turbulentas en Petrogrado, muy similares a las de febrero.

La prensa señaló a los bolcheviques y a los anarquistas como culpables, por lo que el gobierno actuó contra ellos. Lenin tuvo que huir de nuevo, pero Kamenev y Trotski no corrieron tanta suerte y fueron encarcelados.

En el terreno militar, Lvov y Kerenski no lograron poner fin a la guerra, ni tampoco a las demandas de algunas nacionalidades como Polonia, Finlandia y Ucrania, quienes se rebelaron contra el poder central. Esto causó una pérdida de confianza de los conservadores en el gobierno provisional.

Viendo los problemas que seguían persistiendo, Kerenski relevó a Lvov al mando de la jefatura del gobierno. Como nuevo líder, pretendía reunir una Asamblea Constituyente para la construcción de una República Parlamentaria.

Sin embargo, no fue capaz de detener la creciente anarquía. Los conservadores, bajo el mando de Kornílov, y los bolcheviques se enfrentaron a su liderazgo. Lenin regresó de nuevo y, junto con la ayuda de Trotski, convocó un congreso de soviets de toda Rusia para el 7 de noviembre.

Esto supondría el final del Gobierno Provisional y el inicio del Octubre Rojo.

 

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