La revolución de la leche del Neolítico

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Jaime Martínez
Actualmente estudio Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos, lo que me ha despertado inclinación por la sección internacional, incluida el estudio de idiomas. Por eso, no descarto dedicarme a la docencia. Asimismo me gusta practicar ejercicio físico y pasar un rato agradable charlando con mis conocidos y con gente nueva. Por último, disfruto viajando para conocer la cultura auténtica de cada región del mundo, aunque reconozco que antes necesito informarme lo más posible sobre el lugar que voy a visitar, para disfrutar la experiencia a fondo.
revolucion de la leche
Excavaciones en Anatolia, proyecto LeCHE. Crédito: Joachim Burger

Los científicos han averiguado el desarrollo de la leche y su tolerancia por los humanos en la agricultura europea del Neolítico. De esta manera, se desarrolló un sistema diario de granjas en la transición de cazador recolector a la cultura de asentamiento y cultivo agrario. Procedente del Oriente Medio, este modo de vida se extendió hacia Europa.

El procesado de la leche para obtener queso y yogurt contribuyó al desarrollo de la agricultura, ya que esto representó una forma de reducir el contenido de lactosa de la leche fresca dentro de unos niveles de tolerancia y ponerlos a disposición de la población.

Así que hasta hace 8.000 años, los humanos solo podían digerir lactosa, (un tipo de azúcar que la leche contiene) en la infancia, puesto que los adultos no pueden producir lactosa endógena, la enzima necesaria para compatibilizar la lactosa.

Poco antes de que los primeros agricultores se asentaran en Europa, tuvo lugar una mutación genética en los humanos, que les confirió la capacidad de producir lactosa. Así pues, muchos adultos de Europa central y del norte pudieron tomar leche y digerirla correctamente.

Esta revolución de la leche podría ser una condición para sustituir de forma definitiva a los cazadores recolectores por grupos de granjeros y ganaderos, tal y como informa al artículo del proyecto LeCHE. Desde 2009 este proyecto de la Unión Europea ha investigado la función desempeñada por los productos lácteos al comienzo de la colonización europea y han publicado artículos de gran valor científico.

En esta investigación participan 12 estudiantes de posgrado de disciplinas diversas como antropología, genética o arqueología, además del profesor y antropólogo Joachim Burger de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz. “Para apreciar la relevancia de nuestros hallazgos, hay que tener en cuenta que la mayor parte de los europeos descienden de un grupo de granjeros neolíticos, que fueron capaces de digerir leche fresca”, apunta Burger. Este equipo investigó el fenómeno de la persistencia de la lactosa, es decir la habilidad para digerir el azúcar de la leche, empleando esqueletos del neolítico.

Quizás debido a la extensión de la selección positiva y a las oleadas migratorias se pudo facilitar este desarrollo.

El resultado más fascinante del proyecto LeCHE es la detección de residuos lácteos en restos de cerámica del neolítico además de la posibilidad de establecer un modelo de la selección de la persistencia de la lactosa”, reconoce Burger.

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