Un grupo de arqueólogos que realiza trabajos en la antigua ciudad sumeria de Ngirsu, ha develado el verdadero uso de una estructura arquitectónica que al inicio se pensó que era un templo, pero que las recientes investigaciones han demostrado que se trató de un canal para irradiar agua.
La civilización sumeria dependía de los ríos Tigris y Éufrates, por lo que controlar el agua era necesidad de vida o muerte; algo que parece vivió la ciudad de Ngirsu en sus últimos tiempos, ya que la creación de este canal era un intento desesperado por sobrevivir a las terribles sequías.
Al inicio se creyó que era un templo con una forma extraña, debido a que son dos columnas con simetría de unos 130 pies de altura con 33 pies de ancho, con unas paredes de 11 pies en un área de curvas opuestas por donde fluía el agua.
El canal de agua estaba hecho con una tecnología conocida en el siglo XVIII como “Efecto Venturi”, principio en el que una masa de agua se moverá más rápido cuando pase por un canal angosto. No existe en ninguna parte del mundo otro ejemplo similar a éste.