Desmienten la presencia de sangre real de Luis XVI en una calabaza

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Manuel Álvarez Esteban
Romántico, en el sentido artístico de la palabra. En mi adolescencia tanto familiares como amigos me recordaban una y otra vez que era un humanista empedernido, pues pasaba el rato haciendo lo que quizás otros no tanto, creyéndome Bécquer, inmerso en mis propias fantasías artísticas, en libros y películas, deseando constantemente viajar y explorar mundo, admirado por mi pasado histórico y por las maravillosas producciones del ser humano. Por ello decidí estudiar Historia y simultanear con Historia del Arte, porque me parecía la manera más adecuada de llevar a cabo las habilidades y pasiones que me caracterizan: leer, escribir, viajar, investigar, conocer, dar a conocer, educar. La divulgación es otra de mis motivaciones, pues entiendo que no hay palabra que tenga valor real si no es porque haya sido transmitida con eficacia. Y con ello, tengo la determinación de que todo lo que haga en mi vida tenga un fin didáctico.
base de la calabaza
base de la calabaza

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha rectificado un estudio que realizó sobre una calabaza francesa descubierta en 2010 que contenía un pañuelo bañado con sangre, presumiblemente de Luis XVI.

El equipo de investigadores ha recompuesto el genoma del ADN de la sangre y lo ha comparado con el de miembros de la familia de los Borbones, sin encontrar coincidencias. Cuando se descubrió la calabaza, se pensaba que la sangre podía ser de Luis XVI ya que cuando fue guillotinado el 21 de enero de 1793, muchos se acercaron a recoger su sangre mojada en pañuelos para recordar el acontecimiento.

“Cuando se descifró el cromosoma Y de tres Borbones vivos y vimos que no coincidía con el ADN recuperado de la calabaza en 2010, decidimos secuenciar el genoma completo y hacer una interpretación funcional para ver si el propietario de la sangre podría ser realmente Luis XVI”, explica el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva

Ni la línea genealógica ni el aspecto físico coinciden con la secuencia genética de los Borbones. El propietario de la sangre tenía los ojos marrones, y no azules como los del monarca francés. También la estatura es considerablemente menor a la que se documenta del rey en sus retratos y descripciones escritas. Y su ascendencia provenía de una mezcolanza de genes polacos y alemanes, no franceses e italianos como los del individuo de la sangre en la calabza.

«Más allá del hecho anecdótico de si el ADN pertenece o no a Luis XVI, presentamos aquí el primer genoma de un periodo histórico reciente. Las técnicas empleadas serán útiles en los estudios forenses, donde más allá de recuperar unos marcadores genéticos informativos, se podrá trabajar con genomas completos», añade Lalueza-Fox.

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