Prueban la existencia de una población humana desconocida hasta ahora

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Marcelo Ferrando Castro
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Cráneo hombre de Kostenki
Cráneo hombre de Kostenki

Un estudio de ADN realizado al hombre de Kostenki por expertos de las Universidades de Copenhague y Cambridge entre otras instituciones, ha revelado sorprendentes conclusiones, especialmente la existencia de una población hasta ahora desconocida que se cruzó hace más de 36.000 años con los neandertales, desapareciendo sin dejar rastro.

El hombre de Kostenki fue un antepasado europeo que habitó al oeste de Rusia hace más de 36.000 años y es uno de los primeros europeos conocidos. El estudio de ADN realizado ha demostrado que la ascendencia genética de los primeros habitantes de Europa sobrevivió al último máximo glacial, el conocido como punto álgido de la última Edad de Hielo.

El estudio además aporta evidencias sobre un contacto muy temprano entre los grupos de cazadores-recolectores europeos y los de Oriente Medio, los que posteriormente desarrollaron la agricultura extendiéndola por todo el continente europeo hace 8.000 años, modificando el ADN de los europeos.

Para la investigación se cruzó el genoma humano antiguo (el segundo humano más antiguo nunca secuenciado) con otras investigaciones anteriores, descubriendo una «sorprendente unidad genética que parte de los primeros humanos modernos de Europa», explicaron las fuentes. «Esto sugiere que una meta población de cazadores-recolectores del Paleolítico logró sobrevivir a la última glaciación y colonizar Europa durante los siguientes 30.000 años«.

«Que hubiera una continuidad genética desde el Paleolítico Superior más antiguo hasta el Mesolítico, y que esa continuidad se mantuviera a través de una gran glaciación supone un hito en la comprensión del proceso evolutivo que subyace a los logros humanos«, explicó Marta Mirazón Lahr, coautora del estudio.

«Durante 30.000 años las capas de hielo llegaron y se fueron, llegando a cubrir, en un momento dado, las dos terceras partes de Europa. Viejas culturas murieron y otras nuevas, como el Auriñacense y el Gravetiense surgieron a lo largo de miles de años, al tiempo que las poblaciones de cazadores-recolectores iban y venían. Pero ahora sabemos que en todo este tiempo no llegaron nuevos conjuntos de genes. Los cambios en las estrategias de supervivencia y en los modelos culturales se superponen sobre un mismo fondo biológico. Sólo cuando los agricultores procedentes del Cercano Oriente llegaron, hace unos 8.000 años, la estructura de la población europea cambió de forma significativa«, añadió.

En la investigación también se encontró un pequeño porcentaje de genes de neandertal, corroborando la mezcla que ya sostenía la comunidad científica, sólo que ahora se ha podido establecer que el cruce entre ambas especies se produjo hace aproximadamente 54.000 años, antes de la separación en grupos de la población euroasiática.

La cuestión que surge ahora es que tras aquél primer contacto, ambas especies convivieron en Eurasia durante 10.000 años, pero no se produjo ningún evento de mestizaje, y ahora faltaría determinar por qué ha sido tan escaso para tanto tiempo de convivencia.

Otro de los puntos fuertes de la investigación es un pequeño elemento genético que da pistas sobre un tercer linaje euroasiático desconocido hasta ahora, la cual se mezcló con las demás hace 36.000 años para aislarse completamente durante miles de años.

[Tweet «Un pequeño elemento genético da pistas sobre un tercer linaje euroasiático desconocido hasta ahora»]

«Este elemento del genoma de Kostenki confirma la presencia de un importante linaje euroasiático aún desconocido«, explicó Andaine Seguin, del Centro de Geogenética de Copenhague.

Mirazón Lahr por su parte, añade que «después de ese breve contacto, no hubo más cruces con esa misteriosa población durante cerca de 30.000 años, lo que significa que debió de existir alguna clase de barrera geográfica que resultó infranqueable durante milenios, y ello a pesar de que Europa y Oriente Medio parezcan, por lo menos ahora, tan próximos y accesibles entre sí«.

«Esta población misteriosa podría haber sido muy pequeña durante mucho tiempo, sobreviviendo en refugios en áreas como, por ejemplo, los montes Zagros de Irán e Irak. Por el momento no tenemos ni idea de dónde estuvieron metidos durante estos primeros 30.000 años, sólo que estaban en Oriente Medio a finales de la Edad del Hielo, cuando se inventó la agricultura«, finalizó.

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