El origen de la civilización sumeria en Mesopotamia todavía se debate hoy en día, pero la evidencia arqueológica indica que establecieron aproximadamente una docena de ciudades-estado en el cuarto milenio antes de Cristo.
Por lo general, estas consistían en una metrópolis amurallada dominada por un zigurat, los templos en forma de pirámide escalonadas, al tiempo que las casas se construyeron a partir de cañas de pantano o de ladrillos de barro, y se cavaron complejos canales de irrigación para aprovechar las aguas llenas de sedimento del Tigris y el Éufrates para la agricultura.
Las principales ciudades-estado sumerias incluyen Eridu, Ur, Nippur, Lagash y Kish, pero una de las más antiguas y extensas fue Uruk, un próspero centro de comercio que contaba con casi 10 kilómetros de murallas defensivas y una población de entre 40000 y 80000 habitantes.
En su cumbre, alrededor del 2800 antes de Cristo, lo más probable es que esta fuera la ciudad más grande del mundo.
Una de las mayores fuentes de información sobre la antigua Mesopotamia es la llamada «Lista del Rey«, una tableta de arcilla que documenta los nombres de la mayoría de los antiguos gobernantes de Sumer, así como la longitud de sus reinados.
A pesar de que compartían un idioma y tradiciones culturales comunes, las ciudades-estado sumerias se involucraron en guerras casi constantes que dieron lugar a varias dinastías y reinados diferentes.
La lista es una mezcla extraña de hechos históricos y mitos (se dice que un rey primitivo vivió durante 4300 años), pero también incluye a la única monarca femenina de Sumer en la forma de Kubaba, una «mujer tabernera» que supuestamente tomó el trono en la ciudad-estado de Kish en algún momento alrededor del 2500 a.C.
Se sabe muy poco sobre el reinado de Kubaba o sobre cómo llegó al poder, pero la lista la acredita con «afirmar los cimientos de Kish» y forjar una dinastía que duró 100 años.
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