El Mar Egeo fue el escenario de un viaje importante de un grupo de arqueólogos checos, quienes viajaron por varías islas cercanas a Turquía hasta llegar a la Península del Peloponeso, con el fin de conocer más sobre las migraciones agrícolas de hace 9 mil años.
Fueron 20 remeros junto a su timonel que viajaron por 500 kilómetros, en una travesía que se dividió en 17 tramos, iniciando en la isla de Samos y finalizando en el Peloponeso.
Este barco es una réplica exacta de los barcos utilizados hace 8 mil años, se fabricó a partir de un árbol de roble, que tenía casi 300 años, con unas dimensiones de 11,5 metros de largo y 1,2 de ancho, con un peso de tres toneladas.
Tuvieron 100 horas de remadas y abarcaron la ruta haciendo 5 kilómetros diarios.