Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) han anunciado el descubrimiento del sacrificio azteca de un niño en el Templo Mayor de Tenochtitlan, el cual se cree que fue ofrecido en ritual al dios azteca de la guerra: Huitzilopochtli.
Los restos pertenecían a un niño de entre ocho y diez años de edad. Su análisis mostró que sus dientes estaban muy gastados y que había sufrido varias infecciones en la boca.
También se cree que muy probablemente murió en algún momento durante el reinado de Ahuízotl (1486-1502).
Informaron a su vez, que los restos del niño se encontraron en un extraño pozo cilíndrico bordeado por rocas volcánicas, siendo la única de las 204 tumbas excavadas en el sitio que presentaba estas características.
Otros elementos inusuales del entierro (llamado “ofrenda 176”), incluyen los bienes funerarios del niño, que llecaba joyas de jadeíta de Guatemala y cuentas azules de origen desconocido.