Un descubrimiento reciente en Atapuerca ha demostrado que el canibalismo entre los Homo antecesor era una práctica común, ya que los investigadores encontraron los restos de un niño decapitado entre dos a cuatro años a la manera de las presas animales para luego ser canibalizado, hace unos 850 mil años.
Los especialistas se percatan de lo sucedido luego de estudiar una vértebra cervical, con marcas precisas de cortes que indican una decapitación.
En el mismo sitio se hallaron restos de otros diez individuos todos Homo antecesor, y algunos de esos huesos también presentan indicios de haber sido canibalizados.
La práctica del canibalismo pudo deberse a las complicaciones alimenticias en un entorno hostil, ya que existía una constante competencia entre las especies, tal como lo demostró el descubrimiento de unos 1.300 coprolitos de hiena justo arriba de donde se hallaron los huesos humanos.
El yacimiento de Gran Dolina continúa aportando nuevos conocimientos y hallazgos para la ciencia, historia y antropología.