En el año 2002 se descubrió un naufragio entre las aguas de Córcega pertenecientes a Francia y la isla Capraia de Italia, descubriéndose por la colaboración de ambos países, un naufragio que escondía gran cantidad de vidrio trabajado y bloques de vidrio bruto.
La expedición submarina de ambos países contó con la ayuda especial de un robot submarino, elaborado por los franceses que puede llegar a 2.500 metros de profundidad, además de remover sedimentos y sacar objetos del océano.
El hallazgo presentaba vajillas de vidrio, ánforas con forma de zanahoria, botellas, platos, tazas, recipientes cosméticos, convirtiéndose en el segundo hallazgo de esta naturaleza en el mar Mediterráneo.
Los arqueólogos han datado el descubrimiento entre finales del siglo I e inicios del II d.C., conjeturando que por la forma de varios objetos y la gran cantidad de vidrio bruto, el barco debió provenir del Medio Oriente, probablemente de Siria o Líbano.