Hallazgos arquitectónicos en un monasterio medieval en Alemania

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Leopoldo Ágreda Lovera
Nací en Mérida, un estado andino de Venezuela pero me crié en Caracas la ciudad donde crecí, observando el Ávila y haciéndome las preguntas más importantes sobre la vida, la sociedad y el universo, rodeado de árboles y el sabor agridulce de toda gran ciudad. En el trayecto de mi vida, conocí las calles y sus gentes, las cuales me ayudaron a formarme un mejor criterio de la existencia humana y las ciencias sociales, para luego estudiar en la Universidad Central de Venezuela, donde me he formado como historiador y pensador social. La lectura es uno de mis grandes vínculos con el pasado y la esencia de la humanidad, ya que como dijo Descartes, leer es como tener una conversación con las grandes mentes de la historia; el ajedrez es otra de mis grandes pasiones, ya que me ha ayudado a desarrollar una mejor comprensión de la vida, que junto a la música, forman los tres pilares de mis gustos actuales. Soy familiar, amante de la naturaleza y los animales, porque en ellos ves la esencia de la filosofía y de Dios.

Este sitio arqueológico albergó un importante castillo entre los siglos IX y X, construyéndose en ese último siglo un monasterio con una iglesia, que se demolió en el siglo XVII para extraer piedras para la construcción, sin embargo, los arqueólogos han hallado varios lugares en buen estado de conservación.

En 2017 una primera expedición encontró la iglesia del monasterio, y en la actualidad, los trabajos se han enfocado en un área sur de la iglesia, y se despejó la gran cantidad de escombros producto del trabajo de demolición del siglo XVII.

Una vez realizados esos trabajos de despeje los arqueólogos comenzaron a ver varios hallazgos significativos, debido a que esta área en particular estaba en un sorprendente buen estado de conservación.

Por ejemplo, se aprecian los contrafuertes de sillería en el área de del patio cruz de la iglesia, observándose vestigios del yeso que estaba en el claustro anterior, además todavía se aprecia el piso de color rojo que buscaba imitar la apariencia del mármol de ese color.

Las nervaduras abovedadas del claustro aun se aprecian hoy en día, junto a las areniscas de 1,80 metros que estaban sobre las ruinas de unas tumbas.

En una bóveda del claustro se encontró en las nervaduras, representaciones de hojas de vid y uvas, una clara referencia al estilo de vida vinícola del lugar, lo que ha permitido datar en el siglo XIV esta parte del edificio.

Los estudios también se están enfocando en pisos inferiores, para descubrir los secretos de la iglesia del siglo X y los edificios anteriores.

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