El cementerio de la iglesia parroquial de Swinton ha sido escenario de un estudio, donde los huesos de cinco individuos cuentan una macabra historia de violencia, que demuestra el grado de tensión en el que vivían las personas de los siglos XVI – XVII en la frontera anglo escocesa.
Un análisis de 124 fragmentos de huesos que pertenecen a cinco individuos, dos adultos y tres niños, han observado un gran número de lesiones traumáticas por armas de guerra.
Las piernas fueron unas de las áreas más afectadas, observándose numerosas heridas de espada, hacha o armas blancas en ellas, desde heridas en la parte inferior hasta piernas con diferentes cortes infringidos antes de la muerte.
Uno de los huesos posee marcas de dientes, lo que es un claro indicativo de que un perro o un lobo comió parte de la carne de este individuo.
Las luchas entre ingleses y escoceses se extiende desde el siglo XIII hasta el XVII.