Un casco del siglo VI a.C., de fabricación greco-iliria ha sido desenterrado en una tumba en Zakotorac, convirtiéndose en el segundo casco de este tipo, lo que ha impresionado gratamente a los arqueólogos, que además de los cascos militares tienen abundante ajuar funerario para estudiar.
El casco se encontró en una tumba de paredes de piedra seca, dispuesta de forma tal que los investigadores piensan, que se trató de una deposito votivo.
Pero el ajuar funerario encontrado consta de 15 peronés de bronce y plata, unas 16 agujas, cuentas de ámbar y vidrio, vasijas griegas, entre otros.
Se desconoce cómo llegó este casco a la tumba, lo más probable es que se trate de un militar de alto estatus, aunque no se descarta que el casco se haya obtenido por piratería, ya que era una actividad muy común en la época.