La Comuna de París fue un gobierno insurreccional francés que se formó tras la revolución del 18 de marzo de 1871 que desbancó a Napoleón III como jefe de estado de Francia. Aunque no duró mucho tiempo, puede considerarse que fue un intento revolucionario realizado por las clases obreras parisinas que buscaba asegurar la gestión de los asuntos públicos en un marco municipal sin tener que recurrir a un estado.
Los orígenes de la Comuna de París se remontan al II Imperio Francés. Aunque se trata de una época donde la sociedad, en general, vivió un periodo de prosperidad, las clases bajas sufrieron una miseria y opresión considerable. La causa directa de todo este movimiento obrero estuvo en la guerra franco-prusiana de entre 1870 y 1871, especialmente en el duro sitio de París, cuyos sufrimientos afectaron sobre todo al pueblo llano. El gobierno provisional, que debía garantizar la defensa nacional, capituló y causó el descontento entre los 384.000 hombres que formaban 254 batallones de la guardia nacional parisiense.
Estos hechos, sumados a la certeza de que tomaron una serie de medidas impopulares, exasperaron a la población obrera que veía como la gran urbe era humillada. La humillación vino por dos frentes, ya que, por un lado, los alemanes entraron triunfales en la ciudad, mientras que por otro, en Versalles se instaló una Asamblea Nacional formada por una mayoría de aristócratas y campesinos muy hostiles hacia “la ciudad roja”.
El estallido de la insurrección parisina se produjo en la madrugada del 18 de marzo de 1871, cuando Thiers ordenó retirar los cañones comprados mediante suscripción entre los parisienses. Los habitantes de la ciudad se sublevaron y el comité central de la guardia nacional se hizo dueño de París, mientras el gobierno se replegaba en Versalles. Unas elecciones municipales libres auparon al ayuntamiento a un consejo comunal, bautizado como “la Comuna” en honor a la antigua forma de gobierno que dirigió París durante la Revolución Francesa de 1789.
La Comuna estaba formada por 90 miembros que pertenecían a familias de ideología muy dispar. Había blanquistas, jacobinos, marxistas e independientes. Esta diversidad de opiniones, sumada a las pocas opciones políticas que había y a la autoridad paralela del comité central de la guardia nacional, otorgaron a la Comuna una gran debilidad, pues no se podía mantener firme frente al gobierno de Versalles.
Aun así, los miembros de la comuna pudieron llevar a cabo varias reformas sociales. Pero pronto, las reivindicaciones de cada grupo limitó estos cambios de forma considerable. Paralelamente, en las provincias francesas se fueron creando diversos movimientos comunalistas. Las ideas que se defendían desde la capital fueron calando poco a poco en la sociedad gala, aunque no pudieron desarrollarse del todo.
El debilitamiento del gobierno de la Comuna hacía prever una pronta derrota frente a Versalles, puesto que, desde finales de abril de 1871, París estaba rodeada de bayonetas. Ante esta amenaza, la comuna se dividió y la mayoría jacobina intentó imponer la formación de un “Comité de Salvación Pública”. No obstante, esta medida estaba falta de autoridad y de medios para poder llevarse a cabo.
Las tropas dirigidas desde Versalles entraron en la ciudad el 21 de mayo. Ese día empezó una semana cruenta, conocida como “la semana sangrienta”, en la que ambos bandos cometieron innumerables excesos. La situación era completamente insostenible, así que los últimos comunalistas se rindieron el 28 de mayo, poniendo fin al sueño obrero de formar la Comuna de París.
Como ya se ha mencionado en el presente artículo, la “Comuna de París” fue también el nombre del gobierno municipal de París de 1789 a 1795. El 10 de agosto de 1792 la Comuna fue controlada por una mayoría de insurrectos que participó en la caída de la monarquía. A lo largo de la Revolución Francesa, fue el órgano fundamental del gobierno y sirvió para expandir una auténtica dictadura en París y en las provincias.
Durante el periodo de la legislatura, la Comuna fue partidaria de Robespierre, mientras que durante la Convención fue hebertista. En ambos casos, ejerció un papel activo en la orientación de la Revolución de 1789. Pero la caída de Robespierre hizo que sus miembros diezmasen de forma paulatina, ya que intentaron salvar al despiadado líder del Terror y eran mal vistos por la sociedad de la época.
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