Historia de las cajas fuertes y la evolución de la herrería

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Marcelo Ferrando Castro
Después de estudiar Historia en la Universidad y tras muchas pruebas previas, nació Red Historia, un proyecto que surgió como medio de divulgación en donde encontrar las noticias más importantes de arqueología, historia y humanidades, además de artículos de interés, curiosidades y mucho más. En definitiva, un punto de encuentro para todos en donde poder compartir información y continuar aprendiendo.

La revolución tecnológica constante en la que vivimos hace que cada año se creen y cierren diferentes empresas familiares en todos los sectores, haciendo casi imposible una sostenibilidad en el tiempo.

Pero, hay sectores en los que, por su tradición y fiabilidad, sí encontramos empresas casi “míticas” que han logrado traspasar generaciones, como puede ser el caso de Soler sistemas de seguridad, expertos en cajas fuertes con una tradición familiar de más de 75 años.

Y es precisamente en este sector, la herrería, en donde encontramos uno de los ejemplos más importantes como la antigua empresa Chubb, que, desde el momento de su fundación en 1835, se mantuvo en el tiempo hasta el año 2000.

Para entender un poco más la evolución de la herrería, uno de los oficios más importantes para la humanidad, vamos a adentrarnos en la historia de las cajas fuertes y cómo su fabricación influyó en el desarrollo de todo el sector a partir del siglo XVI.

Historia de las cajas fuertes

Ramsés II y la primera caja fuerte

La primera caja fuerte de la que se tiene constancia fue inventada en el siglo XIII a.C., y fue encontrada en la tumba del faraón Ramsés II. Esta caja estaba hecha de madera y tenía un sistema de bloqueo muy similar a los candados de tambor actuales.

El siglo XVI: las primeras cajas fuertes forjadas

Las primeras cajas fuertes forjadas fueron hechas en el siglo XVI por los herreros del sur de Alemania, Austria y Francia, elaboradas con chapa de hierro y reforzadas con tiras y accesorios de hierro. Estas cajas son las que sirvieron como modelo para las que se produjeron en masa en el siglo XIX.

Cofre gótico español. S. XVI. Crédito: Museos de CyL.

Pero, para comprender bien la evolución de las cajas fuertes, es necesario conocer antes la evolución de la herrería desde la Edad Media en adelante.

La evolución de la herrería

Los herreros, organizados en los gremios de las ciudades desde la Edad Media, mantenían el monopolio de la producción de objetos de hierro, manteniendo a su vez sus propias tiendas que en su mayoría eran antiguas empresas familiares en donde los mayores formaban a las generaciones más jóvenes.

Este aprendizaje continuo los llevaba a evolucionar, especializándose cada vez más en el trabajo de la chapa, grabados, incrustaciones, grabados en planchas de acero y pintura, debido en parte a la evolución del trabajo en la forja, en donde además del trabajo ordinario de herrería, se completaba con obras realizadas con la lima.

Cofre de Flandes, S. XVI. Crédito: Museo de Valladolid.

Con las limas, los herreros creaban superficies lisas y ángulos precisos, además de conseguir acabados y pulidos con una mayor calidad.

La herrería se convierte en artesanía

En los albores del Renacimiento, los herreros habían alcanzado una fuerte tradición de artesanía y una posición predominante en Europa que, además, poseía una enorme y muy bien planificada producción en sus tiendas, lo que lleva a tomarlas como verdaderas industrias incluso en esa época.

Entre sus especialidades se encontraba el trabajo con cerraduras y cofres, de los cuales surgió una gran demanda desde todo el continente a partir del siglo XVI en adelante, en donde se solicitaban tanto cofres sencillos en donde guardar el dinero de los impuestos, aranceles o salarios, hasta otros mucho más elaborados que servían como elementos decorativos o como obsequios.

Un ejemplo de caja fuerte muy bien decorada es el cofre de dinero fabricado en Núremberg en el siglo XVII. La cerradura está protegida por una cubierta ornamentada y decorada. El cofre, a su vez, tiene un falso ojo de cerradura en la parte delantera y herrajes para dos candados.

Cofre fabricado en Nuremberg. S. XVII. Crédito: Creative Commons.

Dispositivos de cierre

Los cofres destinados al guardado de dinero tenían dispositivos de cierre de varios tipos, existiendo desde los que se cerraban con candados y una pequeña cerradura fija, hasta aquellos con cerraduras complejas ya incorporadas, las que llenaban toda la parte interior de la tapa.

Un ejemplo de esta cerradura la encontramos en el cofre del siglo XVII que se puede ver en el Museo Nórdico de Estocolmo, la cual consta de ocho cerrojos en tres direcciones diferentes.

Cerradura de ocho cerrojos en cofre. S. XVIII, Museo Nórdico de Estocolmo.

Los cerrojos, en el caso de las cerraduras complejas, siempre se situaban en la parte superior de la tapa, aunque camuflados, como comentamos anteriormente.

Siglo XIX: la masificación de las cajas fuertes

Las cajas fuertes continuaron en una constante evolución hasta el año 1835, cuando los inventores ingleses Charles y Jeremiah Chubb obtuvieron la patente de una caja fuerte, lo que los llevó a comenzar a producirlas en masa.

Los hermanos Chubb producían cerraduras desde 1818, con lo que dieron un nuevo salto a partir de la producción en masa de cajas fuertes, manteniendo una empresa independiente, Chubb Locks, hasta el año 2000, cuando ésta fue vendida a Assa Abloy.

Otro de los hitos dentro de la historia de las cajas fuertes lo encontramos el 2 de noviembre de 1886, cuando el inventor Henry Brown patentó “un receptáculo para almacenar y conservar papeles”.

Este contenedor de metal forjado tenía la particularidad de que era ignífugo y resistente a accidentes, dando un paso más hacia la seguridad de las cajas, que en este momento se cerraban con un candado y una llave.

Siglos XX en adelante

La propia evolución tecnológica ha llevado a elaborar decenas de variedades de cajas fuertes, la mayoría ignífugas adaptando así la invención de Brown.

Caja fuerte moderna. Crédito: Depositphotos.

Las encontramos disponibles en diferentes tamaños y con un amplio abanico de opciones en cuanto a cierre, el cual ya no sólo es con una llave sino que puede tener funcionamiento mecánico, eléctrico, con temporizador o combinación, entre otras opciones.

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1 comentario

  1. Me ha encantado este artículo, realmente interesante y muy bien explicado. Tengo una caja fuerte en casa y a veces me da por pensar quién fue la primera persona que pensó en la necesidad de tener algo parecido. Y bueno, también siento curiosidad por saber qué le hizo pensar eso, porque imagino que fue a raiz de sufrir algún tipo de hurto. Ahora ya he podido resolver mis dudas. Muchas gracias por compartir.

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