¿Quiénes eran los «adelantados»? Definición e historia

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Cuando nos dedicamos a estudiar la historia de España nos encontramos, a partir de la Edad Media y especialmente con la conquista de América con los famosos «adelantados». Pero, ¿quiénes eran y cuál era su función?

Definición y origen de «adelantado»

El término «adelantado» viene de la palabra árabe «almuqqadan«, eran oficiales del rey, o mejor dicho, primeros oficiales, a los que la monarquía castellano-española adjudicaba un territorio, normalmente de ultramar.

En realidad sus orígenes fueron estrictamente peninsulares y bien formulados por Alfonso X el Sabio, como unos burócratas que aumentaban el poder real en detrimento de nobles levantiscos y el clero, algo habitual si conocemos que en la Alta Edad Media el imperio real era más bien fantasmagórico y simbólico pues la nobleza y los estamentos privilegiados podían acceder a mejores ejércitos si tenían una economía abundante y ricos feudos.

Los primeros adelantados

Para remontarnos al adelantado original, al primero, hay que retroceder hasta la época de la Reconquista, concretamente al año 1253, a la actual Andalucía. 

Allí existen decenas de ciudades, pueblos y villas que contienen la palabra «frontera» en algún lugar de su nombre. Esto se debe a que, efectivamente, en la gesta cristiana frente a los árabes, eran puestos de frontera con los reinos de Al-Ándalus.

En las conquistas de estos territorios, encontramos a los primeros «adelantados», quienes tenían como función ampliar los límites del reino.

Su éxito fue tal que sustituyeron a los «merinos superiores«, que hacían las veces de alcaldes con poderes más elevados y con unas competencias militares que, gradualmente, fueron incrementándose.

Los adelantados en Canarias

Esto fue así hasta el punto que, Alonso Fernández de Lugo, adelantado de Tenerife, venció en varias batallas a las huestes guanches de la isla con mucho sufrimiento («Matanza de Acentejo») sólo y exclusivamente con la autorización de los Reyes Católicos.

Así lo explica Núñez de la Peña en «Historia de las Canarias«:

«El que más hizo fue Dn. Alonso Fernández de Lugo, que era Alcaide de la torre de Lagaete y de allí salía algunas veces y entraba en Tenerife en partes remotas, en donde hacía algunas presas de poca consideración. Dn. Alonso Fernández de Lugo determinóse pasar a España a pedir licencia a su Majestad para conseguirla a su costa, que él buscaría quien le ayudase. Fuéle concedida la licencia que pedía y por mandato de sus Majestades los Reyes Católicos Reyes Fernando y Dª. Isabel, se le otorgaron escrituras de concierto y asiento sobre las condiciones de la conquista, y le dieron título de Capitán General de ellas desde el cabo de Aguer hasta el de Bujador, en las partes de África; y que habiendo conquistado las dichas islas de Tenerife y La Palma, sus Majestades nombrarían persona que con él entendiese en el repartimiento de sus tierras y heredamientos, como más bien se especifica en la conducta; su fecha año de 1493. Conseguida esta merced por Dn. Alonso Fernández de Lugo, habló a algunos caballeros poderosos de España si querían ayudarle en la conquista, que partiría con ellos de las presas de ganado y cautivos que se hiciese y entrarían en parte según el caudal con que cada uno entrase…/… A la fama de la conquista se alistaron muchos soldados y se allegaron muchos nobles sin interés de paga y deudos suyos; y algunos que tenían parientes de los primeros conquistadores que habían ido a Lanzarote y Fuerteventura y demás islas con Bethencourt. Pasaron el general y sus capitanes y soldados a Cádiz, en donde estaban prevenidos dos navíos para el viaje. Salieron del puerto y aportaron a la isla de Gran Canaria; y dando cuenta a las demás islas conquistadas para si le querían ayudar, algunos vinieron en su compañía con mucha voluntad de que todas las islas estuviesen de católicos y a la obediencia de los Reyes de Castilla».

En esta isla, incluso, encontramos la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, la cual fue llamada «Ciudad de los Adelantados«.

Los adelantados en América

En América hubo un prolífico lugar para el campo de acción de los adelantados, que no cesaron de crecer en fuerzas y capacidades. Allí, podían nombrar capitanes y regidores, administrar las cuestiones judiciales y de hacienda entre una gran cantidad de funciones más.

Ellos fueron quienes fundaron ciudades en lugares remotos, extendiendo el imperio de un confín a otro, incluyendo el atravesar el río Amazonas o alcanzar el Río de la Plata.

Sin embargo, tanto el descubrimiento como la conquista de América fueron prerrogativas de los reyes. Esto quiere decir que ningún particular podía lanzarse a una empresa de estas características por si sólo, sin la autorización de la Corona.

Así, vemos que antes de realizar su viaje, los Reyes Católicos capitularon con Cristóbal Colón, fijando claramente las condiciones en las que realizaría la empresa y dejando manifiesta cuáles eran las facultades que le concedían y cómo podía ejecutarlas.

Lo mismo ocurrió con todos los demás conquistadores, Hernán Cortés (que actuó según la delegación de poder de Diego Velázquez), Pizarro, Diego de Nicuesa, Díaz de Solís, Ponce de León o Alonso de Ojeda, entre otros.

De este modo España se diferenció de los demás países europeos, al ser la nación la que asumía toda la responsabilidad y no las personas de forma individual, algo que se comprueba cuando vemos la cantidad de juicios a los adelantados realizados por la Corona cuando sus acciones no se ajustaban a las órdenes preestablecidas.

En cambio, otros países europeos como Inglaterra, Francia u Holanda no realizaron ningún juicio a sus adelantados, debido a que las acciones eran individualistas.

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