Parece increíble cómo las inclemencias del tiempo, las lluvias torrenciales y las inundaciones pueden afectar a la población de un país, devastando ciudades y reduciendo aldeas a escombros. Pero mirando más allá de las calamidades, estos fenómenos aparentemente catastróficos también pueden llegar a desenterrar todo tipo de secretos. Eso mismo ha venido sucediendo en Inglaterra desde hace unos cuantos años.
El pasado mes, una serie de tormentas en diversas ciudades y condados ingleses revelaron desde un esqueleto de ictiosaurio (el precedente cretácico de los delfines) en Dorset, pasando por dos bombas de la Segunda Guerra Mundial en Essex y hasta un navío naufragado en Cornwall.
El profesor de geografía de la Universidad de Southampton, David Sear, que ha participado en proyectos arqueológicos como los de la mítica ciudad de Dunwich, conocida como la “Atlántica Británica” y desaparecida durante la Edad Media por la erosión litoral, ha declarado ser el tipo de persona que acude a los lugares potencialmente propensos a sufrir daños por las inclemencias del tiempo, donde ha descubierto multitud de material arqueológico, sobre todo perteneciente a la época de la Segunda Guerra Mundial.
Parte de este material encontrado, como bombas, minas antipersonas y defensas de hormigón, pueden suponer incluso un riesgo para la salud de las personas que viven en estas zonas. “Hay numerosas cantidades en las zonas cercanas a la costa, y esto siempre va a ser problemático“, afirmó el profesor Sear.
Otros investigadores como Toby Gane, director de proyectos arqueológicos en Wessex, están de acuerdo con estas afirmaciones: “Hemos trabajado en multitud de restos de aviones, donde existen peligros como la explosión de artillería, aunque esto se da sobre todo en yacimientos militares. Los lugares donde estas ruinas están expuestas por la marea baja, suelen atraer a la gente a echar un vistazo, pero deben ser conscientes de los posibles peligros“, comentó Gane.
Sin duda, a pesar de los peligros, como bien añadió Toby Gane, el riesgo compensa por los descubrimientos que se producen y mucha gente de a pie colabora con el patrimonio inglés cuando, después de las tormentas, acuden a las escombreras y encuentran restos arqueológicos de los que luego informan a los servicios de investigación, aunque siempre hay cazarecompensas que no lo hacen. En 2007, por ejemplo, personas de la calle rescataron bienes arqueológicos del buque carguero MSC Napoli en las costas de Devon. Y en 1998, gracias a las tormentas que barrieron una montaña de turba en las costas de Holme, los arqueólogos pudieron descubrir el fabuloso yacimiento prehistórico de “Seahenge“, de 4.000 años de antigüedad.
Como apuntó el profesor Sear, “Cuando baja la marea en las playas, se vuelve atrás en el tiempo. Uno se emociona cuando remueve las capas de la historia“.