Las Vidas Paralelas de Plutarco representan una de las obras más innovadoras en la historia de la biografía. No es simplemente una colección de vidas de hombres ilustres. es un proyecto filosófico y literario que utiliza la comparación entre figuras griega y romana para explorar verdades universales sobre la naturaleza humana, el poder político, la virtud y la mortalidad. Para comprender esta obra en profundidad, debemos examinar su estructura única, su método de investigación, su enfoque filosófico y cómo ha moldeado la biografía como género durante casi dos milenios.
La estructura innovadora: por qué Plutarco eligió pares
El aspecto más distintivo de las Vidas Paralelas es su estructura de pares. Plutarco no escribía simplemente vidas individuales de hombres importantes. Emparejaba una figura griega con una figura romana que él consideraba paralela en algún aspecto significativo, relataba sus vidas y luego escribía un ensayo comparativo (synkrisis) que analizaba sus similitudes y diferencias.
¿Por qué esta estructura? La pregunta es fundamental para entender toda la obra. Plutarco creía que la comparación revelaría verdades que la narración individual no podría. Al poner a Demóstenes (el orador ateniense) al lado de Cicerón (el orador romano), Plutarco podía explorar qué hace que alguien sea un gran orador. ¿Es cuestión de talento innato? ¿De educación? ¿De carácter? ¿De circunstancias históricas?
Esta estructura también servía un propósito político y cultural importante. Los griegos, bajo dominio romano en la época de Plutarco, podrían sentirse inferiores a sus conquistadores romanos. Pero las Vidas Paralelas sugieren que Grecia produjo hombres tan grandes como Roma. Alejandro fue tan grande como Julio César, Demóstenes fue tan elocuente como Cicerón. La estructura de pares equilibrados reflejaba una declaración política: griegos y romanos son iguales en su capacidad para la grandeza.
Pero había algo más profundo. Plutarco era platónico en su filosofía. Creía que detrás de la multiplicidad de individuos particulares había formas universales, ideas eternas e inmutables. Al comparar un griego y un romano que compartían ciertos atributos, Plutarco estaba tratando de acceder a esa forma universal. La virtud de Alejandro y la de Julio César eran manifestaciones de la misma forma platónica de «grandeza». Comparándolas, Plutarco trataba de revelar la naturaleza de esa forma.

El método de investigación: trabajando con fuentes limitadas
Un aspecto crucial de las Vidas Paralelas es entender cómo Plutarco investigó. Vivía en el siglo II d.C., siglos después de muchas de las figuras sobre las que escribía. No tenía acceso a documentos primarios en la medida que los historiadores modernos esperaríamos. En su lugar, trabajaba con historiadores anteriores cuyos trabajos habían sobrevivido.
Para Alejandro, Plutarco se basaba principalmente en historiadores helenísticos como Arriano (cuya Anábasis es el relato más confiable que tenemos de Alejandro), Diodoro Sículo (cuya Biblioteca Histórica cubrió la era helenística) y otros. Plutarco no tenía acceso a los relatos de Calístenes (el historiador oficial de Alejandro), cuyos trabajos se perdieron, pero leía relatos basados en Calístenes.
Para las figuras romanas, Plutarco utilizaba historiadores romanos como Tito Livio (cuya enorme historia de Roma ha perdido la mayoría de sus libros), así como otros historiadores que no han sobrevivido. También leía discursos originales, especialmente para Cicerón, cuya obra literaria fue preservada en gran medida.
Es importante notar que Plutarco estaba consciente de estas limitaciones. En varias ocasiones, admitía cuando las fuentes se contradecían o cuando no estaba seguro de los hechos. Por ejemplo, al escribir sobre Alejandro, Plutarco admitía que los historiadores no estaban de acuerdo sobre ciertos eventos y que él estaba proporcionando la versión que le parecía más probable o que mejor iluminaba el carácter de Alejandro.
Sin embargo, la precisión histórica exacta no era siempre la prioridad de Plutarco. Su prioridad era revelar el carácter. Si una anécdota no era históricamente exacta pero capturaba algo verdadero sobre el carácter de su sujeto, Plutarco a veces la incluía, indicando su fuente pero permitiendo al lector decidir su confiabilidad.
Las parejas de Vidas Paralelas:
| Figura Griega | Figura Romana | Tema Central |
|---|---|---|
| Teseo | Rómulo | Fundadores legendarios de ciudades |
| Licurgo | Numa Pompilio | Legisladores y reformadores |
| Solón | Popícola | Reformadores democráticos |
| Temístocles | Camilo | Salvadores de sus ciudades |
| Aristides | Catón el Mayor | Hombres justos y virtuosos |
| Cimón | Lúculo | Generales y hombres de estado |
| Pericles | Fabio Máximo | Líderes durante crisis nacionales |
| Alcibíades | Coriolano | Hombres de talento pero orgullosos |
| Teofrasto | Meninio Agripa | Sabios y maestros |
| Demóstenes | Cicerón | Grandes oradores |
| Alejandro Magno | Julio César | Conquistadores del mundo |
| Fócíon | Catón el Joven | Hombres justos enfrentando tiranía |
| Timoleón | Aemilio Paulo | Generales victoriosos |
| Pelopidas | Marcelo | Guerreros y estrategas militares |
| Epaminondas | Escipión el Africano | Generales invencibles |
| Agesilao | Pompeo | Generales ambiciosos |
| Lisandro | Sila | Militares que ganaron poder político |
| Arquímedes | Catón el Mayor (II) | Hombres de múltiples talentos |
| Estolón | Graco (Tiberio y Cayo) | Reformadores políticos |
| Dion | Bruto | Libertadores de sus ciudades |
| Calicratidas | Nícias | Generales navales |
| Pirro | Gayo Mario | Guerreros incesantes |
| Mitra VI | Sertorio | Enemigos del imperio romano |
Las parejas principales: análisis de las comparaciones más famosas
Alejandro y Julio César: los conquistadores
Quizás el par más famoso de las Vidas Paralelas es Alejandro Magno y Julio César. Ambos fueron conquistadores militares extraordinarios que rápidamente crearon imperios vastos. Sin embargo, Plutarco nota diferencias importantes. Alejandro conquistó el mundo oriental a través de una campaña de 13 años de conquista militar continua. Julio César conquistó la Galia (Francia moderna) en 8 años de kampañas militares, luego ganó una guerra civil romana para consolidar su poder.

Plutarco señala que Alejandro Magno era más joven cuando alcanzó su apogeo, muriendo a los 33 años en el pico de su poder. Julio César fue asesinado a los 56 años después de haber gobernado Roma durante solo unos años. Plutarco observa que Alejandro fue educado por Aristóteles y llevaba consigo copias de la Ilíada de Homero. Julio César fue un hombre de estado romano que aprendió política en el Sistema romano. Ambos fueron políticos sofisticados además de militares, pero sus sistemas políticos y educativos eran profundamente diferentes.
En su ensayo comparativo sobre Alejandro y Julio César, Plutarco sugiere que ambos fueron iguales en genio militar, pero que sus contextos históricos eran diferentes de maneras que afectaban sus logros. Alejandro unificó el mundo bajo su dominio personal. Julio César fue parte de un sistema republicano (aunque intentó concentrar poder en sí mismo) que en última instancia lo rechazó. Ambos fueron derrotados por la mortalidad humana —Alejandro por enfermedad, Julio César por asesinato— antes de poder consolidar completamente sus logros.
Demóstenes y Cicerón: los oradores
Otro par significativo es Demóstenes, el orador ateniense y Cicerón, el orador romano. Ambos fueron las voces más elocuentes de sus respectivas ciudades-estado. Ambos fueron políticos así como oradores y ambos enfrentaron enemigos poderosos (Demóstenes enfrentó a Filipo de Macedonia; Cicerón enfrentó a Marco Antonio) y fueron finalmente derrotados.
Plutarco examina cómo cada uno llegó a ser un orador. Demóstenes, según relatos antiguos, superó una deficiencia del habla mediante práctica tenaz y Cicerón parece haber sido naturalmente dotado. Ambos utilizaron sus dones retóricos para influir en la política de sus ciudades, aunque con diferentes resultados.
Plutarco nota que Demóstenes era más marcado en su estilo, más dramático en sus efectos, en tanto que Cicerón era más variado, capaz de múltiples tonos. Ambos fueron ejecutados por sus enemigos políticos después de sus principales actividades políticas terminaron, lo que añade una conclusión trágica a sus vidas.
Temístocles y Camilo: los salvadores de sus ciudades
Otro par importante es Temístocles, quien salvó a Atenas de la invasión persa bajo Jerjes, y Camilo, quien salvó a Roma de los galos. Ambos fueron salvadores de sus ciudades-estado en momentos críticos y ambos fueron desterrados posteriormente por sus ciudades, a pesar de sus logros. Plutarco utiliza este par para explorar un tema importante: la ingratitud. Las ciudades que fueron salvadas se volvieron contra sus salvadores.
Este par es particularmente interesante porque ilustra un principio recurrente en las Vidas Paralelas: que la virtud política no garantiza la felicidad personal. Ambos hombres fueron grandemente virtuosos en servir a sus ciudades, pero ambos fueron castigados injustamente por ello.
Las 20 parejas restantes: análisis narrativo
Teseo y Rómulo: los fundadores legendarios
Teseo, el héroe legendario de Atenas, y Rómulo, el fundador de Roma, son emparejados por Plutarco como fundadores de ciudades que se convirtieron en los centros políticos más importantes de sus respectivas civilizaciones. Ambos eran figuras semilegendarias cuya historicidad es debatida por historiadores modernos. Ambos fueron criados en circunstancias obscuras —Teseo en el reino de su madre Etra, Rómulo como hijo de la vestal Rhea Silvia— pero fueron destinados a la grandeza.
Plutarco explora cómo ambos unificaron a poblaciones dispares en ciudades cohesivas. Sin embargo, sus métodos diferían: Teseo parece haber sido un conquistador que sometió a pueblos vecinos y los integró en Atenas mediante una política de synokismos (sinecismo). Rómulo, según la leyenda, fundó Roma en el Palatino y la pobló inicialmente mediante el rapto de mujeres sabinas.
Ambos fueron recordados como fundadores benevolentes que establecieron instituciones políticas duraderas, aunque sus caminos fueron diferentes. Lo que Plutarco sugiere es que la fundación de una ciudad-estado requiere no solo poder militar sino también una visión política de cómo vivir juntos. Tanto Teseo como Rómulo proporcionaron esa visión, aunque de formas culturalmente particulares.
Licurgo y Numa Pompilio: los legisladores reformadores
Licurgo, el mítico legislador de Esparta y Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, son emparejados como reformadores que transformaron sus ciudades mediante códigos legislativos y reformas religiosas. Ambos fueron figuras cuya historicidad es cuestionada, pero cuyas influencias legendarias fueron profundas.
Licurgo es recordado por haber impuesto la famosa constitución espartana que creó una sociedad militarista de iguales (al menos entre los ciudadanos plenos), donde el lujo era rechazado y la vida comunitaria era enfatizada. Numa, en contraste, reformó Roma mediante la introducción de instituciones religiosas y civiles pacíficas, estableciendo sacerdocios, calendarios religiosos y regulaciones que buscaban traer orden divino a la ciudad.
Plutarco nota que ambos buscaron cambiar el carácter de sus ciudades mediante la legislación y la religión, pero los resultados fueron opuestos: Esparta bajo Licurgo se convirtió en una potencia militar dedicada a la guerra, mientras que Roma bajo Numa enfatizó la paz y la religión. Ambos tuvieron éxito en transformar sus ciudades de raíz, sugiriendo que la legislación y la institución religiosa pueden ser herramientas poderosas para moldear la sociedad. Lo que Plutarco revela es que la reforma política requiere tanto autoridad legislativa como persuasión religiosa.
Solón y Popícola: los reformadores democráticos
Solón, el arconte ateniense que reformó Atenas después de la crisis social y Popícola (Publio Valerio), quien ayudó a establecer la república romana después del derrocamiento de los reyes, son emparejados como reformadores que evitaron la tiranía y establecieron sistemas más democráticos. Ambos fueron figuras políticas que buscaban la estabilidad social a través de cambios institucionales.
Solón, considerado uno de los Siete Sabios de Grecia, reformó Atenas mediante la cancelación de deudas, la reconfiguración de las clases ciudadanas basadas en la riqueza en lugar del nacimiento y el establecimiento de instituciones democráticas primitivas. Popícola ayudó a establecer la república romana y la constitución consular que permitía que ciudadanos ordinarios participaran en el gobierno.
Plutarco nota que aunque Solón y Popícola operaban en contextos diferentes y con métodos diferentes, ambos buscaban crear sistemas donde el poder político no estuviera concentrado en las manos de una sola persona. Ambos fueron recordados como hombres que renunciaron a la oportunidad de convertirse en tiranos y en su lugar crearon instituciones que distribuían el poder. Lo que Plutarco sugiere es que la verdadera grandeza política reside no en la adquisición de poder personal sino en la creación de sistemas que protejan a la comunidad de la tiranía.
Aristides y Catón el Mayor: los hombres justos
Aristides, el líder ateniense conocido como «el Justo» y Catón el Mayor, el censor romano famoso por su integridad moral, son emparejados como hombres cuya justicia y virtud fueron reconocidas incluso por sus enemigos. Ambos fueron figuras políticas que enfatizaban la moralidad en los asuntos públicos.
Aristides fue conocido por su integridad incorruptible durante las guerras persas y después. Según la leyenda, fue enviado al ostracismo por los atenienses simplemente porque estaban cansados de escuchar llamarlo «el Justo», una anécdota que ilustra cómo la virtud excepcional puede generar resentimiento. Catón el Mayor, aunque vivió en una era posterior (siglo II a.C.), fue igualmente conocido por su resistencia inquebrantable a la corrupción y su dedicación a la virtud romana.
Ambos hombres utilizaron sus posiciones de poder no para enriquecerse sino para servir al bien público. Plutarco nota que ambos fueron a menudo solitarios en sus principios, rechazando los compromisos que otros políticos hacían fácilmente. Lo que fascinante es que ambos fueron finalmente marginados o rechazados por las mismas ciudades que beneficiaron de su virtud. Esto lleva a Plutarco a reflexionar sobre una verdad incómoda: la justicia rigurosa, aunque admirada en principio, a menudo es impopular en la práctica.
Cimón y Lúculo: los generales de múltiples talentos
Cimón, el general y estadista ateniense del siglo V a.C. y Lúculo, el general romano del siglo I a.C., son emparejados como hombres que fueron brillantes tanto militarmente como en administración política y construcción.
Cimón fue responsable de construir el imperio ateniense durante la era post-persa, ganando batallas cruciales contra los persas y contribuyendo enormemente a la expansión del poder ateniense y la prosperidad. Fue también un mecenas de las artes, comisionando construcciones públicas y ejerciendo como patrón de artistas.
Lúculo, similarmente, fue un comandante militar extraordinario que conquistó territorios para Roma, ganando riqueza considerable en el proceso. Sin embargo, a diferencia de muchos generales romanos que utilizaban su riqueza para la política, Lúculo se retiró de la vida pública y se convirtió en un famoso epicúreo, dedicándose a las artes, la literatura y el lujo refinado.
Plutarco nota que ambos fueron hombres de cultura además de poder militar, pero que utilizaron su riqueza de formas diferentes. Cimón permaneció en la vida pública activa, mientras que Lúculo se retiró. Lo que sugiere Plutarco es que incluso hombres de extraordinario talento militar tienen opciones sobre cómo vivir sus vidas después de la conquista.
Pericles y Fabio Máximo: los líderes en crisis
Pericles, el líder ateniense durante la edad de oro de Atenas y Fabio Máximo, el general romano durante la Segunda Guerra Púnica, son emparejados como líderes que guiaron a sus ciudades durante crisis existenciales.

Pericles lideró a Atenas durante la Guerra del Peloponeso contra Esparta, una guerra que puso a prueba la capacidad de la ciudad de resistir. Aunque Atenas finalmente perdió, Pericles fue recordado por su liderazgo estable durante años de incertidumbre. Fabio Máximo enfrentó la amenaza de Aníbal después de la desastrosa batalla de Canas, cuando la supervivencia de Roma parecía en duda. Su estrategia de la «táctica de Fabio» —evitar confrontación directa y desgastar al enemigo— fue finalmente exitosa en romper el poder de Aníbal.
Plutarco nota que ambos líderes enfrentaron críticas de sus contemporáneos. Pericles fue atacado por los atenienses que querían una estrategia más agresiva. Fabio fue criticado por aquellos que creían que debería enfrentar a Aníbal en batalla abierta. Lo que ambos líderes comprendieron, sin embargo, fue que el liderazgo en crisis requiere paciencia, resolución y la capacidad de resistir la presión del momento. Ambos fueron reivindicados por la historia, aunque en el caso de Atenas, la ciudad finalmente perdió la guerra.
Alcibíades y Coriolano: los hombres de talento y orgullo
Alcibíades, el carismático pero impulsivo líder militar ateniense y Coriolano, el general romano orgulloso de la época republicana temprana, son emparejados como hombres dotados de talento extraordinario pero arruinados por el orgullo y la falta de moderación. Ambos fueron militares excepcionales cuyos logros fueron indiscutibles.
Alcibíades fue responsable de victorias militares importantes para Atenas, pero también fue responsable del desastroso fracaso en Sicilia. Su vida fue una serie de triunfos seguidos de caídas, exilios y giros políticos sorprendentes. Coriolano fue un guerrero invencible cuyas hazañas militares fueron legendarias, pero fue traicionado por su desdén por el pueblo común romano. Su orgullo lo llevó a insultaciones públicas del demos, lo que resultó en su exilio y finalmente en su muerte.
Plutarco nota que ambos hombres podrían haber sido los líderes más grandes de sus ciudades si hubieran sido capaces de controlar sus egos. En su lugar, su orgullo los llevó a la ruina. Lo que Plutarco sugiere es que el talento sin sabiduría y moderación es destructivo, tanto para el individuo como para la ciudad que podría haberse beneficiado de ese talento.
Teofrasto y Meninio Agripa: los sabios y maestros
Teofrasto, el filósofo griego sucesor de Aristóteles en el Liceo y Meninio Agripa, el senador romano legendario conocido por su discurso del «vientre y los miembros», son emparejados de forma algo incómoda como hombres conocidos por su capacidad de enseñanza y persuasión.
Teofrasto fue un maestro extraordinario cuyas enseñanzas filosofía fueron ampliamente respetadas. Meninio Agripa, según la leyenda, utilizó una alegoría para convencer a los plebeyos romanos que se habían retirado en huelga de abandonar su posición, comparando el cuerpo político con el cuerpo humano.
Plutarco nota que ambos utilizaron sus dones retóricos y pedagógicos para influir en sus ciudades, aunque de formas muy diferentes. Teofrasto influyó a través de la enseñanza sistemática de filosofía. Meninio influyó a través de una sola intervención retórica decisiva. Lo que Plutarco sugiere es que la persuasión es un arte que puede tomar muchas formas, desde la enseñanza sistemática hasta la alegoría apropiada en el momento correcto.
Fócíon y Catón el Joven: los hombres justos enfrentando la tiranía
Fócíon, el general ateniense del siglo IV a.C. y Catón el Joven, el político romano tardío, son emparejados como hombres que se opusieron a la tiranía incluso cuando fue peligroso hacerlo.
Fócíon fue un militar respetado que intentó navegar la política ateniense durante el ascenso de Macedonia. Su intento de mantener la integridad política mientras se enfrentaba a la presión macedónica lo dejó vulnerable. Fue acusado falsamente de traición y ejecutado. Catón el Joven fue un político romano de principios inquebrantables que se opuso a Julio César durante la guerra civil. Su dedicación a los principios republicanos fue inquebrantable, aunque resultó en su muerte.
Plutarco nota que ambos hombres fueron víctimas de circunstancias históricas más grandes que ellos. No fueron hombres que buscaran el poder o la gloria personal. Fueron hombres que buscaban defender los principios que creían que eran fundamentales para su ciudades. Su muerte fue trágica precisamente porque fueron hombres justos que fueron destruidos por sistemas políticos corruptos.
Timoleón y Aemilio Paulo: los generales victoriosos modestos
Timoleón, el general griego que liberó Sicilia de la tiranía y Aemilio Paulo, el general romano que derrotó a Perseo de Macedonia, son emparejados como militares victoriosos que fueron notables por su modestia.
Timoleón fue comisionado para expulsar a los tiranos de Sicilia y logró hacerlo mediante una campaña militar brillante. Podría haber gobernado Sicilia después, pero en su lugar se retiró. Aemilio Paulo derrotó al último rey de Macedonia, pero rechazó las riquezas que habría podido tomar, e incluso se volvió pobre después.
Plutarco nota que ambos hombres fueron extraordinarios militarmente, pero extraordinarios también por su falta de avaricia. En un mundo donde los generales victoriosos frecuentemente buscaban convertir su poder militar en poder político y riqueza personal, Timoleón y Aemilio Paulo hicieron lo opuesto. Lo que Plutarco sugiere es que la verdadera grandeza militar no se mide por la riqueza acumulada sino por la justicia de la causa y la modestia del individuo.
Pelopidas y Marcelo: los guerreros estrategas
Pelopidas, el general tebano y Marcelo, el general romano, son emparejados como hombres cuyo talento militar fue acompañado por una dedicación a la honorabilidad.
Pelopidas fue responsable de la liberación de Tebas de la dominación espartana y de la creación del famoso «Batallón Sagrado» de soldados que eran amantes entre sí. Su liderazgo fue caracterizado tanto por su brillantez táctica como por su humanidad hacia sus soldados. Marcelo fue un general romano que ganó batallas cruciales durante la Segunda Guerra Púnica contra Aníbal. Fue recordado por su severidad pero también por su capacidad de mostrar clemencia a los enemigos vencidos.
Plutarco nota que ambos hombres fueron guerreros temibles, pero que también fueron capaces de mostrar piedad. Lo que distingue a ambos es que no eran simplemente máquinas de guerra. Eran hombres que llevaban valores humanos a la empresa militar.
Epaminondas y Escipión el Africano: Los generales invencibles
Epaminondas, el general tebano que revolucionó la estrategia militar griega y Escipión el Africano, el general romano que derrotó a Aníbal en la Segunda Guerra Púnica, son emparejados como generales cuyo genio militar fue prácticamente sin rival en sus épocas.

Epaminondas introdujo tácticas innovadoras que permitieron a Tebas (una ciudad relativamente pequeña) desafiar la supremacía militar de Esparta. Fue responsable de la batalla de Leuctra, donde derrotó a los espartanos. Escipión el Africano fue responsable de derrotar a Aníbal, uno de los mayores generales de todos los tiempos, en la batalla de Zama. Ambos hombres entendieron la teoría de la guerra de formas que pocos otros hicieron. Ambos fueron capaces de ver el campo de batalla de forma no convencional y explotar debilidades que otros no veían.
Plutarco nota que ambos murieron relativamente jóvenes, ambos sufrieron algún grado de ingratitud de sus ciudades posteriores y ambos dejaron un legado que perduraría para siempre en la historia militar.
Agesilao y Pompeyo: los generales ambiciosos
Agesilao, el rey espartano del siglo IV a.C. y Pompeyo, el general romano tardío, son emparejados como hombres cuya ambición militar fue extraordinaria pero cuyos esfuerzos para mantener o extender su poder político fueron finalmente fútiles.
Agesilao fue un general militarmente exitoso que ganó numerosas batallas, pero su intento de mantener el poder espartano fue finalmente superado por el ascenso de Tebas bajo Epaminondas. Pompeyo, similarmente, fue un general extraordinario cuyas conquistas fueron vastas, pero su intento de mantener el poder en Roma fue derrotado por Julio César.
Plutarco nota que ambos hombres eran tan dedicados a la guerra que parecían incapaces de adaptarse a la paz. Ambos buscaron continuar siendo militarmente activos incluso cuando sus ciudades deseaban la paz. Lo que Plutarco sugiere es que los hombres cuyo poder derivaba enteramente de la guerra pueden encontrarse perdidos cuando la paz llega y sus esfuerzos por mantener su poder a través de la guerra continua pueden resultar en su destrucción política.
Lisandro y Sila: los militares que ganaron poder político
Lisandro, el general espartano que derrotó a Atenas en la Guerra del Peloponeso y Sila, el general romano que ganó la guerra civil romana e implementó una dictadura, son emparejados como hombres militares que utilizaron su poder para ganar control político.
Lisandro fue responsable de la derrota final de Atenas, estableciendo los «Treinta Tiranos» bajo supervisión espartana. Sin embargo, su intento de convertir este poder en poder político personal fue rechazado por los otros espartanos. Sila, en contraste, logró convertir su poder militar en dictadura política, aunque su régimen fue inestable y no sobrevivió mucho después de su muerte.
Plutarco nota que ambos hombres experimentaron el poder absoluto de formas diferentes. Lisandro fue contenido por las instituciones espartanas que lo rodeaban. Sila fue capaz de concentrar el poder pero la república romana finalmente lo rechazó. Lo que Plutarco sugiere es que el poder político ganado únicamente a través de la guerra es intrínsecamente inestable.
Arquímedes y Catón el Viejo (análisis alternativo): los hombres de múltiples talentos
Arquímedes, el matemático e ingeniero griego y Catón el Mayor, el político y escritor romano, son emparejados como hombres cuyo genio se extendió más allá de sus campos primarios de fama. Arquímedes fue principalmente recordado como matemático, pero fue también un ingeniero práctico cuyas máquinas de guerra fueron legendarias. Catón fue principalmente un político, pero fue también un escritor, agricultor y pensador cuyas contribuciones múltiples fueron significativas.

Plutarco nota que ambos hombres eran tipos renacentistas antes de que el Renacimiento existiera: hombres cuyo conocimiento y talento eran amplios en lugar de especializados. Lo que sugiere Plutarco es que la verdadera grandeza intelectual con frecuencia cruza disciplinas.
Estolón y los Hermanos Graco: los reformadores políticos
Estolón, el líder de la revuelta plebeya romana temprana y los hermanos Graco (Tiberio y Cayo), los reformadores políticos romanos tardíos, son emparejados como hombres que buscaron cambiar fundamentalmente la estructura política de Roma para beneficiar a los ciudadanos comunes. Estolón buscó acceso a magistraturas para los plebeyos. Los Graco buscaron redistribución de tierra y otros beneficios sociales. Plutarco nota que ambos fueron resistidos por la aristocracia y ambos experimentaron un grado de violencia política. Lo que sugiere es que la reforma política es siempre peligrosa para aquellos que desean cambiar el status quo.
Dion y Bruto: los libertadores de sus ciudades
Dion, el siracusano que derrotó al tirano Dionisio II y Bruto, el romano que conspiró contra Julio César, son emparejados como hombres que buscaron restaurar la libertad política a sus ciudades. Ambos buscaban derrocar lo que percibían como tiranía. Ambos fueron finalmente derrotados o desaprovechados por las mismas ciudades que intentaban liberar. Lo que Plutarco sugiere es que los libertadores no siempre son apreciados por aquellos que liberan.
Calicratidas y Nícias: los generales navales
Calicratidas, el comandante naval espartano y Nícias, el general naval ateniense, son emparejados como comandantes navales cuyos talentos fueron significativos pero cuyas muertes fueron trágicas. Ambos fueron guerreros honorables en una era de guerra marina despiadada. Lo que Plutarco sugiere es que el honor personal no siempre protege contra la tragedia histórica.
Pirro y Gayo Mario: los guerreros incesantes
Pirro, el rey del Epiro cuyas guerras contra Roma ganaron batallas pero perdieron guerras y Gayo Mario, el general romano cuya carrera militar fue extraordinariamente larga, son emparejados como hombres cuyas vidas fueron dedicadas completamente a la guerra. Ambos experimentaron victorias sorprendentes seguidas por decepciones. Lo que Plutarco sugiere es que la dedicación al militarismo puede ser destructiva incluso cuando es exitoso militarmente.
Mitrídates VI y Sertorio: los enemigos de Roma
Mitrídates VI, el rey del Ponto que desafió al poder romano y Sertorio, el general romano que se rebeló contra Roma, son emparejados como enemigos del imperio romano que fue memorables por su resistencia. Ambos fueron finalmente derrotados por la maquinaria romana, pero ambos fueron recordados como figuras dignas de respeto incluso por sus enemigos. Lo que Plutarco sugiere es que la resistencia a la opresión, aunque fallida, es digna de conmemoración.
Las biografías sueltas
Además de las 23 parejas, Plutarco escribió algunas biografías que no fueron pareadas. La biografía de Arístides frecuentemente aparecía sola en algunas compilaciones, aunque también fue emparejado con Catón el Mayor. La vida de Heracles (tratada de forma semi-mítica) aparecía en algunas versiones. Estas vidas sueltas ilustran que aunque el proyecto de Plutarco era crear pares, la estructura no era rígida. Algunas figuras fueron consideradas tan importantes o únicas que merecían análisis individual sin necesidad de un paralelo específico. Esto sugiere que incluso dentro del marco de la comparación paralela, Plutarco reconocía que algunos individuos eran tan extraordinarios que transcendían la necesidad de comparación.
El método filosófico: usando la biografía para explorar la virtud
Las Vidas Paralelas no son simplemente narrativas históricas. Son exploraciones filosóficas de la virtud, el carácter y la naturaleza humana. Plutarco utiliza la biografía como un método para responder preguntas filosóficas.
Por ejemplo, ¿qué es la ambición? Plutarco lo explora a través de las vidas de hombres ambiciosos como Alejandro. ¿Es la ambición necesariamente mala? ¿O puede canalizar la ambición hacia buenos fines? ¿Qué distingue la ambición virtuosa de la ambición corrupta?

¿Qué es la amistad? Plutarco lo explora a través de vidas que revelan relaciones de amistad. ¿Qué es la lealtad? ¿La traición? ¿Cómo se pueden reconciliar la amistad personal con las obligaciones políticas?
¿Qué es el coraje? Plutarco lo examina a través de vidas de hombres valientes, pero también reconoce que el coraje toma muchas formas. El coraje militar es una cosa. El coraje político —estar dispuesto a confrontar a enemigos poderosos a través de la retórica en lugar del combate armado— es otra.
Este enfoque filosófico es lo que da a las Vidas Paralelas una relevancia duradera. No son simplemente historias sobre qué sucedió hace 2.000 años. Son meditaciones sobre la condición humana que permanecen relevantes hoy. Un lector moderno de Plutarco no está simplemente aprendiendo sobre Demóstenes. Está reflexionando sobre la naturaleza de la elocuencia, del coraje, de la persistencia, de la ingratitud.
La estructura narrativa: cómo Plutarco construye sus relatos biográficos
Cuando examinamos un relato biográfico individual dentro de las Vidas Paralelas, podemos ver el método cuidadoso de Plutarco. Generalmente, comienza con los orígenes del sujeto: sus antepasados, su familia, las circunstancias de su nacimiento. Esto proporciona contexto para entender cómo se llegó a ser la persona que se convirtió.
Plutarco luego cuenta la formación y educación de su sujeto. Esto es importante para Plutarco porque creía que el carácter se formaba en la juventud. ¿Quién fueron los maestros del sujeto? ¿Qué influencias moldearon su pensamiento?
Luego, Plutarco narra los eventos principales de la vida del sujeto, pero siempre con una atención a lo que revelan sobre el carácter. Cuando cuenta una batalla que su sujeto ganó, Plutarco no simplemente relata los detalles militares, sino que relata cómo el sujeto hizo decisiones, qué motivaciones lo guiaban, cómo su carácter fue revelado en la acción.
Plutarco también incluye anécdotas personales. Un relato de cómo su sujeto se comportó en circunstancias privadas, en interacción con amigos o familia. Estas anécdotas a menudo revelan algo del carácter que los eventos públicos no revelan.
Finalmente, Plutarco cuenta la muerte de su sujeto. Esto no es simplemente un final narrativo, es un momento crucial donde el carácter es revelado, frecuentemente de manera trágica. Cómo muere un hombre puede revelar tanto sobre su carácter como cómo vivió.
El papel de la anécdota: la balanza entre historia y moraleja
Un aspecto controvertido de las Vidas Paralelas es el papel de la anécdota. Plutarco incluye historias que probablemente no sucedieron, al menos no exactamente como las relata. Por ejemplo, la historia de Alejandro rompiendo el nudo gordiano aparece en Plutarco, pero la mayoría de los historiadores modernos dudan de su historicidad.
¿Por qué Plutarco incluiría tales anécdotas? Porque revelan algo verdadero sobre el carácter de Alejandro: un hombre que rompería el nudo gordiano en lugar de intentar desatarlo es un hombre de acción, decisión rápida y pensamiento no convencional. Esa es la verdad que Plutarco quería revelar.
Esta balanza entre historia y moraleja es algo que los historiadores modernos han debatido durante siglos. ¿Cuán confiable es Plutarco como fuente histórica? La respuesta es: en algunos aspectos muy confiable, especialmente cuando está transmitiendo información de historiadores anteriores que tenían fuentes cercanas a los eventos. En otros aspectos, menos confiable, especialmente cuando está priorizando la verdad psicológica o moral sobre la precisión histórica exacta.
La influencia en el desarrollo del género biográfico
Las Vidas Paralelas establecieron un nuevo estándar para la biografía. Antes de Plutarco, la biografía existía, pero no de esta forma sofisticada. Las Vidas Paralelas mostraban que la biografía podía ser un vehículo para la investigación filosófica, no simplemente una narración de hechos.
Durante la Edad Media, cuando mucho del aprendizaje clásico se perdió, las Vidas Paralelas fueron ampliamente leídas porque proporcionaban tanto información histórica como inspiración moral. Los cristianos medievales leían sobre la virtud de Alejandro o Cicerón y la comparaban con la virtud cristiana.
Durante el Renacimiento, las Vidas Paralelas fueron redescubiertas con entusiasmo. Los eruditos renacentistas que estaban intentando revivir el aprendizaje clásico encontraban en Plutarco una fuente rica de información sobre la antigüedad clásica. Pero también encontraban un modelo de cómo escribir biografía. Giorgio Vasari, escribiendo sobre artistas renacentistas, fue influenciado por el método de Plutarco.

Shakespeare, leyendo la traducción de Plutarco por North, utilizó las Vidas Paralelas como base para obras como Antonia y Cleopatra y Julio César. El enfoque de Shakespeare en el carácter y la motivación psicológica fue influenciado por el método de Plutarco.
En los tiempos modernos, la biografía ha evolucionado en diferentes direcciones. Algunas biografías son históricamente exhaustivas, intentando ser completamente precisas. Otras son más literarias, intentando capturar la vida de alguien en forma de narrativa novela. Pero la idea de que la biografía puede ser intelectualmente seria, explorando preguntas filosóficas a través de la vida de un individuo, viene de Plutarco.
La recepción antigua y la transmisión del texto
Un aspecto fascinante de las Vidas Paralelas es cómo fueron recibidas y transmitidas. Fueron escritas durante el siglo II d.C., pero fueron ampliamente leídas durante la antigüedad tardía. Los cristianos tempranos las leían, a veces con incomodidad sobre el contenido pagano, pero apreciando la instrucción moral.
Durante la Edad Media, las Vidas Paralelas fueron copiadas y recopiadas. Aunque muchas obras clásicas se perdieron durante este período, las Vidas Paralelas sobrevivieron porque eran ampliamente copiadas. Monjes cristian copiaban a Plutarco porque encontraban valor moral en la obra.
El texto que tenemos hoy es el resultado de una larga cadena de transmisión. Los manuscritos griegos medievales que preservaban a Plutarco se convertían en la base de impresiones tempranas. La traducción de Plutarco al latín en el Renacimiento hizo la obra accesible a una audiencia más amplia. Las traducciones al inglés, francés, y otros idiomas expandieron su influencia.
Es una prueba de la profundidad de la obra que el texto de Plutarco fue considerado lo suficientemente valioso como para ser copiado nuevamente durante un período cuando la mayoría del aprendizaje clásico se estaba perdiendo.
Las limitaciones de Plutarco como historiador
A pesar de su influencia e importancia, es importante reconocer las limitaciones de Plutarco como historiador. Vivía siglos después de muchas de las figuras que escribía sobre y estaba limitado por las fuentes disponibles para él, teniendo en cuenta que muchas fuentes estaban incompletas o eran contradictorias. A veces Plutarco elegía una versión de eventos sin mencionar alternativas igualmente válidas.
Además, Plutarco escribía desde una perspectiva particular; era un intelectual griego viviendo bajo dominio romano. Sus actitudes hacia las figuras que escribía fueron influenciadas por este contexto. Tendía a valorar la elocuencia, la educación filosófica y los atributos que los griegos valoraban. Esto significa que sus retratos de figuras romanas a veces estaban filtrados a través de prejuicios griegos.
Los historiadores modernos deben leer a Plutarco críticamente, comparándolo con otras fuentes cuando están disponibles y reconociendo tanto su valor como sus limitaciones. Sin embargo, incluso con estas limitaciones, Plutarco permanece como una de las fuentes más valiosas para muchas figuras históricas antiguas.
El ensayo comparativo: la verdadera innovación
Mientras que los relatos biográficos individuales en las Vidas Paralelas son valiosos, el verdadero lugar donde Plutarco demuestra su genio es en los ensayos comparativos (synkrisis). Estos ensayos, que siguen a cada par de biografías, son donde Plutarco analiza explícitamente las similitudes y diferencias entre sus dos sujetos.
En estos ensayos, Plutarco es un crítico agudo. No simplemente lista similitudes superficiales, analiza diferencias profundas. Reconoce cómo circunstancias históricas diferentes pueden haber conducido a resultados diferentes incluso cuando dos hombres compartían ciertas virtudes o defectos.
Por ejemplo, en su comparación de Demóstenes y Cicerón, Plutarco señala que aunque ambos eran grandes oradores, sus estilos eran diferentes. Demóstenes era más austero, Cicerón más adornadо. Ambos estilos eran efectivos, pero para diferentes audiencias y en contextos diferentes.
Estos ensayos comparativos son donde vemos a Plutarco como un filósofo genuino. No está simplemente reportando hechos, está pensando críticamente sobre la naturaleza humana, sobre cómo el carácter se desarrolla, sobre cómo las circunstancias afectan los resultados.
Preguntas frecuentes sobre Vidas Paralelas de Plutarco
¿Por qué Plutarco eligió la estructura de pares?
Plutarco creía que comparar dos figuras revelaría verdades universales sobre la naturaleza humana y la virtud. Su método fue influenciado por su platonismo: creía que al comparar manifestaciones particulares de virtud, podía aproximarse a la forma platónica universal de virtud.
¿Qué tan históricamente exactas son las Vidas Paralelas?
Generalmente confiables en sus hechos principales, especialmente cuando Plutarco estaba transmitiendo información de historiadores anteriores cercanos a los eventos. Sin embargo, Plutarco a veces incluía anécdotas que probablemente no eran históricamente exactas pero que capturaban algo verdadero sobre el carácter de su sujeto.
¿Cuáles fueron las principales fuentes de Plutarco?
Para figuras helenísticas como Alejandro, Plutarco utilizaba historiadores como Arriano y Diodoro Sículo. Para figuras romanas, utilizaba historiadores romanos como Tito Livio y Aulo Gelio.
¿Cuál fue el propósito de los ensayos comparativos?
Los ensayos comparativos (synkrisis) permitieron a Plutarco analizar explícitamente las similitudes y diferencias entre sus dos sujetos. Aquí es donde Plutarco demuestra su verdadero genio como filósofo y crítico.
¿Cuántos pares incluyen las Vidas Paralelas?
Hay 23 pares de biografías, más algunas vidas adicionales que no estaban pareadas en la compilación original.
¿Cómo influyeron las Vidas Paralelas en la literatura occidental?
Shakespeare utilizó Plutarco (en la traducción de North) como base para obras como Julio César y Antonio y Cleopatra. Muchos otros escritores fueron influenciados por el método de Plutarco de investigación biográfica.
¿Qué hace que las Vidas Paralelas sean diferentes de otras historias antiguas?
La estructura de pares y el enfoque filosófico hacen que sea única. Plutarco no estaba simplemente reportando hechos históricos. Estaba utilizando la biografía como un vehículo para la investigación filosófica sobre la naturaleza humana.
¿Fueron las Vidas Paralelas ampliamente leídas en la antigüedad?
Sí, fueron ampliamente leídas y copiadas durante la antigüedad tardía y la Edad Media. Aunque mucho aprendizaje clásico se perdió, las Vidas Paralelas sobrevivieron porque eran ampliamente consideradas valiosas.
¿Cuál fue la influencia de las Vidas Paralelas en el desarrollo de la biografía como género?
Las Vidas Paralelas establecieron el estándar para la biografía sofisticada. Mostraron que la biografía podía ser un vehículo para la investigación filosófica, no simplemente una narración de hechos.
¿Cómo se comparan las Vidas Paralelas con otras fuentes históricas?
Deben ser comparadas con otras fuentes cuando están disponibles. Aunque Plutarco es a menudo confiable, especialmente para eventos principales, a veces priorizaba la verdad psicológica sobre la precisión histórica exacta.
Fuentes y bibliografía
- Plutarco, Vidas Paralelas.
- Pelling, Christopher (editor). Plutarch and History. Routledge, 1992.
- Scardigli, Barbara (editor). Essays on Plutarch’s Lives. Clarendon Press, 1995.
- Russell, D.A. Plutarch. Duckworth, 1973.
- Jones, Christopher P. Plutarch and Rome. Oxford University Press, 1971.
- Wardman, Alan E. Plutarch’s Lives. University of California Press, 1974.
- Larmour, David H.J., et al. Plutarch’s Advice to the Bride and Groom and A Consolation to His Wife. Oxford University Press, 1992.
- Frazier, Françoise. Plutarque et la pensée antique. De Boccard, 1996.
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