¿Quién fue Benito Mussolini? Biografía del ‘Duce’ de Italia

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Víctor Muñoz Fernández
Apasionado por la Historia, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Desde pequeño le encantaba la Historia y acabó por explorar sobre todo los siglos XVIII, XIX y XX.

El fascismo del siglo XX no puede entenderse sin la figura de Benito Mussolini.

Biografía de Benito Mussolini

Nació el 29 de julio de 1883 en Dovia di Predappio (Italia) en el seno de una familia humilde.

Su madre era profesora y su padre, herrero, paradógicamente, ambos firmes defensores del socialismo, una ideología que intentaron inculcar a su hijo.

Debido a los problemas de comportamiento que tuvo durante su formación y su deseo de librarse del servicio militar obligatorio, Mussolini se exilió a Suiza en 1902.

Allí permaneció durante dos años más, en los que fue encarcelado y, finalmente, expulsado por ser agitador socialista.

Su estancia en el país helvético le introdujo en el mundo del periodismo y le sirvió para aumentar sus conocimientos sobre la ideología socialista y anarquista.

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Benito Mussolini

En 1904, Mussolini regresó a Italia y realizó el servicio militar, donde destacó por buena conducta. Pocos años más tarde comenzó a ejercer de maestro de escuela, enseñando francés a jóvenes italianos.

Pero esta profesión no le duró demasiado tiempo, ya que en 1912 se convirtió en redactor jefe de “Avanti!”, un periódico con sede en Milán y que era afín al Partido Socialista Italiano (PSI).

Dentro del PSI era el representante de la tendencia intransigente. Se mostraba como anticolonialista y neutralista.

En octubre de 1911 fue encarcelado por participar en una manifestación violenta contra la guerra de Italia contra el Imperio Otomano.

Mussolini calificaba el expansionismo de las colonias como “acto de delincuencia internacional”.

Mussolini en la Primera Guerra Mundial

Sin embargo, el estallido de la Primera Guerra Mundial provocó un cambio radical en Mussolini. Tras haber sido expulsado del Partido Socialista, fundó “Il popolo d’Italia”, un periódico ultranacionalista que promovía la intervención contra Austria y Alemania.

Queriendo dotar de fundamento a sus palabras, partió voluntariamente hacia el frente en 1915. Hizo varias campañas muy exitosas y ascendió varios rangos, debido a su mérito de guerra.

Pero en 1917, un mortero puso fin a su etapa como militar y se vio obligado a darse de baja y regresar a Italia para ocuparse de su periódico.

La tendencia nacionalista e imperialista que defendía “Il popolo d’Italia” aumentó tras el paso de Mussolini por la Gran Guerra.

El auge del imperialismo italiano

Ahora no sólo apoyaba el intervencionismo, sino que defendía posiciones anexionistas. Poco quedaba ya del Benito Mussolini que había sido arrestado en 1911 por criticar este tipo de ideología.

En marzo de 1919 fundó los Fascios Italianos de Combate que, posteriormente, se integrarían en el “Partido Fascista”. Durante el siglo XIX, los “Fascios” habían sido utilizados para defenderse de invasiones extranjeras.

Mussolini conocía esa simbología y la aplicó para hacerse con un hueco entre la sociedad política de la época.

Mediante el uso habilidoso de las vías legales y del terrorismo (con los Fascios de Combate en 1919), consiguió apropiarse del poder progresivamente.

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Los ‘camisas negras’, milicia voluntaria creada por Mussolini

La grave crisis económica, social y política que estaba azotando a Italia, hizo que los sectores más conservadores le alentasen en su campaña. Las clases medias, la derecha política y la Iglesia apoyaron el anticomunismo violento que promulgaba Mussolini para terminar con la anarquía en la que estaba sumido el país. Además, los pocos beneficios obtenidos a raíz de la Primera Guerra Mundial causaron un desencanto generalizado entre la población.

El fin de la Primera Guerra: el auge del fascismo

En 1921 fue elegido diputado por Milán. Desde su cargo apoyó las acciones de represalia llevadas a cabo por los “camisas negras” contra los militantes de izquierda y contra los huelguistas.

Los “camisas negras” eran una milicia voluntaria creada por Mussolini que tenía como fin “proteger la seguridad nacional”.

Sus acciones, junto con las del político italiano, lo auparon como estandarte de la defensa del orden frente a la anarquía reinante.

La imponente demostración que constituyó la “marcha sobre Roma”, en la que los partidarios de Mussolini desfilaron armados y ordenados sobre la capital italiana, convenció al rey Víctor Manuel III de que debía entregarle el gobierno al líder fascista.

Así Mussolini se hizo con el control del Gobierno italiano. Fue nombrado primer ministro en octubre de 1922. A finales de ese mismo mes, se hizo otorgar plenos poderes y fue apartando progresivamente toda oposición parlamentaria.

El 10 de junio de 1924, secuestran y asesinan al diputado socialista Giacomo Matteotti, quien había criticado los abusos y las amenazas realizadas por los fascistas en las elecciones del 24.

Mussolini asumió con orgullo la responsabilidad sobre la muerte del político socialista en 1925 y, a partir de ese momento, ejerció una verdadera dictadura.

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Escena de un discurso de Mussolini

Aumento de la popularidad del Mussolini

Los primeros pasos del régimen y la conclusión de los acuerdos de Letrán (1929) otorgaron a Mussolini una gran popularidad.

Aprovechando el positivismo y la simpatía hacia su persona, orquestó un culto alrededor de su figura, en concreto, sobre la imagen de “Duce” (en italiano, “líder”). Fue un sistema muy parecido al existente en Alemania con el Führer.

En política exterior intentó establecer buenas relaciones con las democracias occidentales. Para ello, firmó el “Pacto de los Cuatro” en 1931 junto con Francia, Gran Bretaña y Alemania.

Además, suscribió el pacto de Stresa en 1935, por el cual Italia, Gran Bretaña y Francia condenaban conjuntamente las violaciones del Tratado de Versalles cometidas por Alemania.

No obstante, la desmesurada ambición de Mussolini propició que Italia emprendiera una campaña de prestigio y de conquistas.

Empezó con la alianza con Alemania, que acabaría por resultar desastrosa para el país itálico.

El dictador italiano se acercó más a Adolf Hitler tras la oposición de los franceses y de los británicos a la guerra de Etiopia y tras las sanciones tomadas contra él por la Sociedad de Naciones (1935-1936).

El Eje Roma-Berlín y el inicio de la Segunda Guerra Mundial

Así se formó el eje Roma-Berlín y en 1939 se firmó el pacto de Acero, por el cual Alemania e Italia formaban una alianza político-militar. Esta sirvió posteriormente para intervenir en Francia y en Grecia (1940).

A partir de este momento, Mussolini perdió toda su capacidad de maniobra y empezó a estar en manos de Hitler.

La guerra despojó a Italia de sus colonias africanas y propinó una sucesión de derrotas. Los jefes fascistas dejaron de reconocer a Mussolini y exigieron su dimisión.

En 1943, fue detenido por orden del rey pero, gracias a la ayuda de los alemanes, fue liberado. Su último intento fue organizar bajo la protección de los germanos la “República Social Italiana”, cuya capital estaba en Salò, al norte de Italia.

Erradicó a todos sus adversarios pero, aun así, no fue capaz de sobrevivir a la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.

El 28 de abril de 1945, Benito Mussolini fue condenado a muerte y ejecutado por la resistencia italiana en Giulino di Mezzegra.

Imágenes: Dominio Público.

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