La majestuosidad y belleza de la Sala Negra donde se encontraron los frescos de Helena de Troya y Casandra en Pompeya, no debe pasar desapercibida por lo que en este artículo, vamos a describir la magnificencia de esta imponente sala, que albergó estos impresionantes frescos.
La Sala Negra era un “oecus” o un salón de banquetes, que poseía unos 950 pies cuadrados de superficie, y unos 48 pies de largo por 20 de ancho.
A diferencia de otros salones de banquetes que poseían vista al mar o al exterior, la domus con los frescos tenía una pequeña vista a un patio donde debió haber varias matas, aunque al momento de suceder la explosión del Vesubio, se realizaban trabajos de construcción en el lugar.
El color negro de las paredes tenía la función de ocultar las manchas de hollín, pero también era un estilo que estaba a la moda y al estar en contacto con la luz de las velas, todos los frescos parecían estar en movimiento.
La belleza de Helena de Troya destaca en uno de los frescos donde se aprecia la hermosa mujer con Paris, quien viste con colores brillantes y dorado. En esta escena aparece un perro cuya expresión parece presagiar actos funestos.
Casandra aparece en otro de los frescos siendo seducida por el dios Apolo, quien aparece vestido solo con una lira y una capa dorada con azul. La expresión de Casandra es de total duda, probablemente porque rechazará al dios Apolo.
Unas teselas blancas con bordes negros todavía decoran el piso de la sala de banquetes, observándose también en los umbrales de las antecámaras, varios motivos artísticos como tréboles, flores, mosaicos policromados, etc.