Una de las civilizaciones antiguas que más se preocupó por el estudio de los astros, fueron sin lugar a dudas los mayas, quienes al conocer los ciclos de la tierra, la luna, el sol, paso de ciertos planetas, cometas, etc., aplicaban una serie de rituales que consideraron favorables de acuerdo a cada estación o fenómeno.
Los mayas habían logrado predecir con éxito numerosos eclipses, lo que les permitió interpretar aquel fenómeno natural con elementos de su cosmovisión y mitología, pensando que el dios sol quedaba debilitado.
La lucha era protagonizada por dos hermanos, el sol y el planeta Venus o la “estrella de la mañana” era el otro hermano.
Durante los eclipses al observar cómo el sol queda oscurecido y el planeta Venus muy cerca al sol, la élite maya tomaba cartas en el asunto y el rey se sometía a rituales de sangría, donde derramaba su sangre para quemarla, como un sacrificio para fortalecer al dios sol.