Todas las antiguas civilizaciones basaban gran parte de sus creencias en fenómenos de la naturaleza que podían presenciar, o bien en conceptos morales de lo que sus ciudadanos debían ser o no ser.
Es por esta razón que encontramos panteones de dioses muy similares entre las diferentes mitologías alrededor del mundo.
Incluso si son culturas de oriente u occidente, podemos ver la presencia de dioses que representan el sol, la lluvia, la guerra o la sabiduría, entre otros tantos ejemplos.
Además de esto, la existencia de los dioses suele estar bastante ligado a los astros, de manera que la lectura de las estrellas es una constante para entender sus designios, pero también cada cultura desarrolló sus propias
En el caso del antiguo Egipto, tenemos primero a Horus, quien es uno de los dioses más antiguos e importantes de la cosmovisión de la antigua civilización egipcia.
El dios con cabeza de halcón, representa la caza, la guerra y el cielo. Sin embargo, también existe el dios del Sol, Ra, o Sah y Sotis, de quienes se sabe poco, pero están fuertemente rodeados de las estrellas.
Todos estos dioses están ligados al cielo y los astros, pero no obstante, la astrología egipcia va mucho más allá y ha demostrado estar muy bien estructurada.
Al tratarse del horóscopo, los egipcios también basaban su sistema en los ciclos lunares y sus dioses principales.
Suena similar a muchas otras civilizaciones, pues es normal que la observación de los astros permitiera el desarrollo de los calendarios. Otro gran ejemplo de la precisión de esta capacidad de observación siempre ha sido el calendario maya, basado con una gran precisión en el ciclo solar.
Lo que hace particular al sistema de astrología y el horóscopo egipcio es que estas creencias tenían una fuerte influencia social ya que estaba fuertemente asociado a los cambios en el río Nilo, gracias al cual se pudo desarrollar toda su civilización.
Según los egipcios, todo era parte de un equilibrio cósmico y un orden natural, resguardado por la diosa Maat.
Esta diosa, personificada con el cuerpo de una mujer pero con la característica de tener una pluma de avestruz en la cabeza, representaba la verdad, la justicia y también el orden o la armonía cósmica.
Precisamente, es por esto que a ella se le atribuía el orden que regía la naturaleza y la crecida o disminución del cauce del Nilo.
No solo eso, sino que al ser la diosa de la verdad, los sabios sacerdotes de Egipto la buscaban para tener más claridad en sus consultas.
Estas consultas que en su momento se llevaban a cabo de manera constante, ahora son fácilmente equiparadas a las consultas psíquicas que se llevan a cabo hoy en día por los tarotistas alrededor del mundo.
En el caso de una lectura psíquica en Egipto, se remonta al dios Thot, imagen de la sabiduría y la luna quien además se dice que inventó la escritura para permitir a su pueblo acceder al conocimiento y les regaló también papiros con los grandes secretos del mundo y la humanidad.
Hay quienes aseguran que del Libro de Thot nacieron las primeras cartas del tarot, lo que dio pie a los arcanos que hoy en día se consultan.
¿Cómo sucedió esto? Según algunas teorías, peregrinos de Egipto (que para algunos son los orígenes de los gitanos), llevaron con ellos este mazo de cartas que sería adoptado durante la Edad Media.
Por otro lado, según algunos historiadores, este mazo llevaría el nombre de “mamluk” y constaban parte más bien de un juego de cartas. Al llamarlo bajo este nombre, los historiadores sitúan el origen de esta baraja más hacia el oriente, en Turquía.
Sin embargo, volviendo al tarot Egipcio, hay quienes aseguran tras sus años de estudio y práctica, que se trata del tarot más preciso que existe desde la antigüedad.
Esto se debe a que sus cartas cuentan no solo con información adivinatoria, sino también contienen información que busca dar sabiduría. De esta manera, las decisiones que se puedan tomar son más acertadas.
Otra particularidad de esta baraja es que no aparecen los cuatro palos ya conocidos por la baraja española o, por ejemplo, como lo es en la baraja inglesa.
Por su parte, los 52 arcanos menores representan en sus imágenes situaciones cotidianas del día a día de cualquier persona, mientras que los 22 arcanos mayores están claramente numerados.
Esta clasificación que comparten con el tarot común, deja en claro que su funcionamiento sigue dando prioridad a cierto tipo de personajes o entidades como la Inmortalidad, pero lo hace usando a sus propios dioses también.
No cabe duda de que sumergirse en el esoterismo del antiguo Egipto es una experiencia para la que necesitaríamos más de unos días y es que se trata de una civilización donde la magia, la religión y la ciencia tenían una estrecha relación.
Por esta razón, no es de sorprender que los gobernantes y sacerdotes acudieron siempre a consultar de sus dioses en busca de la sabiduría necesaria para tomar la mejor decisión para su pueblo.
