Un equipo de investigadores liderados por Gabriel Prieto y John Verano, han publicado en la revista Plos One los resultados del hallazgo de un ritual de sacrificio masivo del siglo XV en Perú del que hablamos el años pasado, en donde encontraron los restos de 140 niños y más de 200 llamas, siendo el mayor sacrificio masivo conocido de niños, y de llamas, descubierto en América.
Los sacrificios humanos y de animales se conocen en una gran variedad de culturas antiguas, frecuentemente realizados como parte de rituales funerarios, arquitectónicos o espirituales.

Sin embargo, se conoce muy poca evidencia de esta práctica en la costa norte de Perú, en donde se ha realizado este hallazgo, en el sitio de Huanchaquito-Las Llamas, parte de la cultura Chimú, cultura dominante en esta región en el siglo XV.
Este estudio informa sobre los hallazgos de las excavaciones realizadas entre 2011 y 2016 en el yacimiento, que revelaron cientos de cuerpos enterrados en un área de aproximadamente 700 metros cuadrados.
Los restos humanos pertenecían casi todos a niños, y los restos de animales, todos juveniles, fueron identificados como llamas (aunque probablemente puedan ser alpacas).
La evidencia anatómica y genética indica que los restos humanos son de niños y niñas de entre 5 y 14 años. Las marcas de corte que atraviesan los esternones, y las costillas desplazadas, sugieren que, tanto a los niños como a los animales, se les abrió el pecho, posiblemente durante el ritual de extracción del corazón.

Los restos fueron datados con radiocarbono hacia alrededor del año 1450, durante el apogeo de la cultura Chimú.
Una capa gruesa de barro que cubría los sedimentos del entierro, indica que esta matanza masiva fue precedida, y quizás inspirada, por una gran tormenta o inundación.
Los autores señalan, además, que este sacrificio fue claramente, una gran inversión de recursos para la cultura Chimú.
El autor John Verano, antropólogo físico de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, añadió que “este descubrimiento fue una sorpresa para todos nosotros, no habíamos visto nada como esto antes, y no hubo ninguna suferencia de fuentes etnohistóricas ni relatos históricos de sacrificios de niños o camélidos a esta escala, tan al norte del país. Tuvimos la suerte de poder excavar completamente el sitio y tener un equipo multidisciplinario de campo y laboratorio para realizar la excavación y el análisis preliminar del material”.

Finalizó comentando que “este sitio abre un nuevo capítulo sobre la práctica del sacrificio de niños en el mundo antiguo”.
A través de futuros estudios, esperan entender mejor el ritual a través de sus víctimas, analizando las historias de vida y los orígenes culturales de los niños sacrificados.
Vía Universidad Nacional de Trujillo