Belén, pequeña ciudad situada aproximadamente diez kilómetros al sur de Jerusalén en Cisjordania, ocupa lugar extraordinariamente prominente en la imaginación religiosa y cultural occidental como lugar del nacimiento de Jesucristo. Sin embargo, la historia de Belén es considerablemente más rica y compleja que su asociación con la Natividad cristiana. Esta ciudad, cuyo nombre en hebreo (בֵּית לֶחֶם, Beit Lechem) significa «casa del pan» y en árabe (بيت لحم, Bayt Laḥm) significa «casa de la carne», ha sido continuamente habitada durante más de 3.000 años, sirviendo como escenario de eventos bíblicos fundamentales, centro de peregrinación cristiana desde el siglo IV y comunidad palestina contemporánea que enfrenta complejos desafíos políticos y económicos.
La historia de Belén puede dividirse en múltiples períodos distintivos: su época como humilde pueblo agrícola en las colinas de Judea, su prominencia en narrativas del Antiguo Testamento (particularmente como ciudad natal del Rey David y escenario del libro de Rut), su transformación tras el nacimiento de Jesús narrado en los Evangelios de Mateo y Lucas, su desarrollo como sitio de peregrinación cristiana con la construcción de la Basílica de la Natividad en el siglo IV, su paso por dominio bizantino, cruzado, mameluco, otomano, británico, jordano, israelí y finalmente la Autoridad Palestina. Cada período dejó capas arquitectónicas, culturales y religiosas que hacen de Belén palimpsesto histórico extraordinariamente rico.
Comprender la historia de Belén requiere navegar tanto evidencia arqueológica como tradición religiosa, reconociendo que para millones de cristianos la significación teológica de Belén como lugar de la Encarnación trasciende cuestiones puramente históricas. Al mismo tiempo, Belén es una ciudad real con población contemporánea (aproximadamente 30.000 habitantes, mayoritariamente palestinos musulmanes con minoría cristiana significativa) que vive con legados complejos de siglos de historia mientras enfrenta realidades políticas del conflicto israelí-palestino. Esta dualidad entre Belén como símbolo religioso atemporal y Belén como comunidad palestina contemporánea es una tensión fundamental que caracteriza la ciudad hoy.
Belén en la antigüedad: antes del cristianismo
Aunque Belén es universalmente conocida por su asociación con el nacimiento de Jesús, la ciudad tiene historia documentada que se extiende siglos antes de la era cristiana. La evidencia arqueológica y las referencias en textos antiguos proporcionan vislumbres de Belén como asentamiento cananeo, posteriormente israelita, que ocupaba posición menor pero estratégicamente significativa en las colinas de Judea.
Evidencia arqueológica y períodos tempranos
La evidencia arqueológica más temprana de habitación humana en el área de Belén data del período Paleolítico (aproximadamente 100.000 a.C.), con herramientas de piedra encontradas en cuevas circundantes. Sin embargo, el asentamiento permanente en el sitio de la Belén moderna probablemente comenzó durante la Edad del Bronce Medio (aproximadamente 2000-1550 a.C.), cuando la región fue habitada por los cananeos.
Las excavaciones arqueológicas en Belén han sido limitadas por múltiples factores: la construcción continua sobre el sitio antiguo, sensibilidades religiosas sobre excavar cerca de sitios sagrados y la complejidad política de realizar arqueología en Cisjordania. Sin embargo, las excavaciones que se han realizado revelan cerámica, herramientas y estructuras arquitectónicas que confirman ocupación desde al menos el segundo milenio a.C.
El nombre «Belén» aparece en las Cartas de Amarna (siglo XIV a.C.), correspondencia diplomática entre Canaán y Egipto escrita en cuneiforme acadio. Una carta menciona «Bit-Lahmi» o «Bît-Ninurta», posiblemente referencias a Belén, aunque la identificación es debatida entre académicos. Si esta identificación es correcta, confirmaría que Belén existía como asentamiento reconocible al menos desde el siglo XIV a.C., durante el período de dominación egipcia sobre Canaán.
Belén en el Antiguo Testamento: la ciudad de David
La prominencia de Belén en la conciencia religiosa judía y cristiana deriva primariamente de su asociación con el Rey David (aproximadamente 1040-970 a.C.), el segundo rey de Israel y fundador de la dinastía davídica. Según el libro de 1 Samuel, David nació en Belén como hijo menor de Isaí (Jesse). Mientras David era joven, el profeta Samuel lo ungió secretamente como futuro rey de Israel en Belén, evento fundamental en la narrativa bíblica.
El libro de Rut, aunque ambientado en período anterior (época de los Jueces, aproximadamente siglo XII a.C.), también localiza su acción en Belén. Rut, la moabita, llega a Belén con su suegra Noemí y eventualmente se casa con Booz, un rico propietario de tierras belemita. Su hijo Obed sería abuelo de David, conectando la narrativa de Rut con el linaje davídico. El libro presenta Belén como comunidad agrícola próspera conocida por sus campos de cebada.
La identificación de Belén como «ciudad de David» (עִיר דָּוִד, Ir David) es recurrente en el Antiguo Testamento. Sin embargo, es crucial notar que esta designación creaba ocasionalmente confusión porque el término «ciudad de David» también se usaba para referirse a Jerusalén, específicamente a la Ciudad de David en Jerusalén. El profeta Miqueas (siglo VIII a.C.) resolvió esta ambigüedad al referirse a «Belén Efrata» (Miqueas 5:2), distinguiéndola de otra Belén en territorio de Zabulón (mencionada en Josué 19:15).
La profecía mesiánica de Miqueas
El versículo más crucial de todo el Antiguo Testamento para la significación cristiana posterior de Belén es Miqueas 5:2 (5:1 en la versión hebrea):
Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
Este pasaje, escrito aproximadamente en el siglo VIII a.C., fue interpretado por los judíos como una profecía mesiánica: el futuro Mesías (ungido, salvador de Israel) nacería en Belén, así como David había nacido allí siglos antes. La conexión entre el Mesías esperado y el linaje davídico era central en el mesianismo judío: se esperaba que el Mesías fuera descendiente de David y restaurara la gloria del reino davídico.
Cuando los evangelistas cristianos escribieron sus Evangelios en el siglo I d.C., esta profecía de Miqueas fue fundamental para establecer las credenciales mesiánicas de Jesús. Mateo cita explícitamente Miqueas 5:2 cuando narra cómo los Magos preguntan a Herodes dónde nacerá el rey de los judíos y los sacerdotes y escribas responden citando a Miqueas. Para los primeros cristianos, el nacimiento de Jesús en Belén «cumplía» esta profecía, validando su identidad mesiánica.
Belén bajo dominación extranjera
Durante los siglos anteriores a la era común, Belén pasó por las manos de múltiples imperios. Tras la división del reino unido de Israel después de Salomón (c. 930 a.C.), Belén perteneció al Reino de Judá (reino sur). El Rey Roboam (hijo de Salomón) fortificó Belén como parte de un sistema de defensa alrededor de Jerusalén (2 Crónicas 11:6), sugiriendo importancia estratégica a pesar de su tamaño pequeño.
En 586 a.C., los babilonios bajo Nabucodonosor II conquistaron Jerusalén y destruyeron el Primer Templo. Aunque Belén no es mencionada específicamente en relatos del exilio babilónico, presumiblemente fue afectada como otras ciudades de Judá. Tras el edicto de Ciro (538 a.C.) permitiendo retorno de exiliados judíos, Belén fue repoblada, mencionada en listas de comunidades restauradas (Esdras 2:21, Nehemías 7:26).
Durante el período helenístico tras las conquistas de Alejandro Magno (siglo IV a.C.), Belén pasó bajo dominio ptolemaico (Egipto) y posteriormente seléucida (Siria). Durante la revuelta macabea (167-160 a.C.), Belén estuvo involucrada en conflictos entre judíos rebeldes y fuerzas seléucidas. El historiador Josefo menciona brevemente Belén en contextos de estos períodos turbulentos.
Finalmente, en 63 a.C., Roma conquistó la región y Belén se convirtió en parte del Imperio Romano, situación que prevalecería durante el nacimiento de Jesús. Bajo dominio romano, Belén era pueblo pequeño en la provincia de Judea, suficientemente insignificante para no merecer mención en la mayoría de fuentes históricas romanas pero lo suficientemente establecido para aparecer en registros de censo y administración provincial.
Los Evangelios y el nacimiento de Jesús en Belén
La asociación de Belén con el nacimiento de Jesús proviene de dos de los cuatro Evangelios canónicos: Mateo y Lucas. Sin embargo, las narrativas de estos dos evangelistas difieren significativamente en detalles, presentando desafíos históricos y teológicos que académicos han debatido durante siglos.
El relato de Mateo: Magos, Herodes y huida a Egipto
El Evangelio de Mateo (escrito aproximadamente 80-90 d.C.) presenta la narrativa del nacimiento de Jesús desde perspectiva que enfatiza su identidad como Mesías davídico. Mateo comienza con genealogía extensa trazando el linaje de Jesús desde Abraham a través de David hasta José (aunque José no es padre biológico según la doctrina de la concepción virginal, la genealogía establece conexión legal/social).
En el relato de Mateo, José y María parecen residir en Belén inicialmente. Jesús nace allí (presumiblemente en una casa, aunque Mateo no proporciona detalles sobre establo o pesebre). Los Magos de Oriente llegan a Jerusalén buscando al «rey de los judíos que ha nacido», siguiendo una estrella. Herodes el Grande, turbado por esta noticia de rival potencial, consulta a sacerdotes y escribas quienes citan Miqueas 5:2, identificando Belén como lugar profetizado del nacimiento mesiánico.
Herodes envía a los Magos a Belén, pidiendo que le informen cuando encuentren al niño «para que yo también vaya y le adore» (intención engañosa, pues planea matarlo). Los Magos encuentran al niño «en la casa» con María, le adoran y ofrecen oro, incienso y mirra. Advertidos en sueños de no regresar a Herodes, parten por otro camino. José, también advertido en sueño, huye con María y Jesús a Egipto. Herodes, enfurecido al descubrir el engaño, ordena la masacre de todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores (la Matanza de los Inocentes).
Tras la muerte de Herodes (4 a.C.), José retorna con su familia pero, temiendo a Arquelao (hijo de Herodes que gobernaba Judea), se establece en Nazaret de Galilea en lugar de regresar a Belén. Para Mateo, la residencia de Jesús en Nazaret requiere explicación porque su narrativa sugiere que Belén era hogar original de la familia.

El relato de Lucas: censo, establo y pastores
El Evangelio de Lucas (también escrito aproximadamente 80-90 d.C.) presenta narrativa significativamente diferente. Lucas enfatiza más el contexto histórico del Imperio Romano. Su relato comienza con decreto de César Augusto ordenando censo del mundo romano. José, siendo «de la casa y familia de David», debe viajar desde Nazaret (donde Lucas claramente sitúa su residencia) a Belén para registrarse, llevando consigo a María, su esposa embarazada.
Mientras están en Belén, «se cumplieron los días para que ella diera a luz». Lucas proporciona el detalle famoso: «Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (Lucas 2:7). Esta es la única mención bíblica del pesebre, que se ha convertido en elemento icónico de la imaginería navideña.
Lucas luego narra la aparición de ángeles a pastores en los campos cerca de Belén, anunciando el nacimiento del Salvador. Los pastores apresuradamente van a Belén y encuentran al niño en el pesebre. Tras este evento, la familia permanece en Belén suficiente tiempo para que Jesús sea circuncidado al octavo día y posteriormente presentado en el Templo de Jerusalén (a solo 10 kilómetros), donde encuentran a Simeón y Ana. Después de completar estos rituales, la familia regresa a «su ciudad de Nazaret» en Galilea.
Lucas no menciona Magos, estrella, Herodes, matanza de inocentes ni huida a Egipto. Su narrativa es considerablemente más pacífica y centrada en elementos de humildad (el establo, el pesebre, los pastores pobres) que contrastan con la riqueza y dignidad real de los Magos en Mateo.
Armonización de las narrativas y desafíos históricos
Los intentos de armonizar las narrativas de Mateo y Lucas han ocupado a teólogos durante dos milenios. Una armonización tradicional sostiene que Lucas describe el nacimiento inicial en el establo debido a falta de alojamiento, mientras Mateo narra eventos posteriores cuando la familia se había establecido en una casa en Belén. La visita de los Magos habría ocurrido hasta dos años después del nacimiento (sugerido por la edad de los niños que Herodes ordena matar). Tras huir a Egipto y regresar, finalmente se establecen en Nazaret.
Sin embargo, esta armonización enfrenta problemas. Lucas claramente indica que la familia regresó a Nazaret directamente después de cumplir rituales en Jerusalén, sin mención de período prolongado en Belén. Mateo implica una residencia original en Belén, mientras Lucas claramente sitúa a la familia en Nazaret antes del nacimiento. El censo de Quirinio mencionado por Lucas presenta desafíos históricos: Quirinio fue gobernador de Siria en 6-7 d.C., pero el nacimiento de Jesús típicamente se data durante reinado de Herodes el Grande, quien murió en 4 a.C., creando una discrepancia cronológica de aproximadamente una década.
Académicos histórico-críticos frecuentemente concluyen que Mateo y Lucas escribieron de forma independiente, cada uno con objetivos teológicos específicos y fuentes diferentes. Ambos necesitaban explicar cómo Jesús, conocido universalmente como «Jesús de Nazaret» durante su ministerio, había nacido en Belén para cumplir la profecía mesiánica de Miqueas. Cada evangelista construyó una narrativa que lograba este objetivo pero con detalles y énfasis diferentes, reflejando sus audiencias y propósitos teológicos específicos.
La gruta de la Natividad: tradición y arqueología
Independientemente de desafíos históricos en armonizar los Evangelios, la tradición cristiana desde al menos el siglo II identificaba una gruta específica en Belén como lugar del nacimiento de Jesús. Justino Mártir, escribiendo alrededor de 155 d.C., menciona que Jesús nació en «cierta cueva cerca del pueblo». Orígenes, en el siglo III, confirma que existía una tradición local venerando una cueva particular como sitio de la Natividad.

Esta tradición de cueva/gruta puede parecer contradecir la mención de Lucas del «pesebre» y «mesón». Sin embargo, en la Palestina del siglo I, era común que las casas tuvieran cuevas naturales o excavadas debajo o anexas, usadas para almacenar provisiones y albergar animales. Un «pesebre» (comedero para animales) estaría naturalmente en tal cueva-establo. La «posada» (katalyma en griego) mencionada por Lucas puede referirse a habitación de huéspedes en una casa privada más que un lugar comercial, haciendo que el uso de la cueva-establo anexa para el parto fuera plausible cuando la habitación principal estaba ocupada.
La Basílica de la Natividad, construida originalmente por Constantino en 326-333 d.C. y reconstruida por Justiniano en el siglo VI, se erige sobre esta gruta tradicional. La Gruta de la Natividad hoy es espacio subterráneo debajo del altar mayor de la basílica, accesible por escaleras. Una estrella de plata en el suelo marca el lugar exacto tradicional del nacimiento. La autenticidad histórica de este sitio específico es, por supuesto, imposible de verificar con certeza, pero la antigüedad de la tradición (al menos siglo II) proporciona un peso considerable.
Belén bizantina y la Basílica de la Natividad
La transformación de Belén de humilde pueblo judeo-palestino a centro de peregrinación cristiana comenzó en el siglo IV tras la conversión del emperador Constantino al cristianismo y la consiguiente oficialización del cristianismo como religión del Imperio Romano. Esta transformación está totalmente ligada a la construcción de la Basílica de la Natividad, una de las iglesias cristianas más antiguas continuamente en uso.
Santa Helena y las peregrinaciones constantinianas
Según la tradición, Helena, madre del emperador Constantino, peregrinó a Tierra Santa alrededor de 326-328 d.C. cuando tenía aproximadamente 80 años. Durante este viaje, Helena supuestamente identificó numerosos sitios sagrados cristianos, incluyendo el lugar del nacimiento de Jesús en Belén y el sitio de la crucifixión en Jerusalén (donde se construiría la Iglesia del Santo Sepulcro).

La historicidad precisa de la peregrinación de Helena y su papel en identificar sitios específicos es debatida. Algunas fuentes posteriores probablemente le atribuyeron más de lo que históricamente hizo. Sin embargo, es claro que bajo patrocinio imperial constantiniano, comenzó un programa masivo de construcción de iglesias en sitios asociados con la vida de Cristo. Estas construcciones no solo expresaban devoción cristiana, sino que servían funciones políticas: afirmaban dominio cristiano sobre la Tierra Santa, promovían la peregrinación (generando ingresos) y creaban monumentos imperiales que glorificaban a Constantino y su dinastía.
La primera Basílica de la Natividad (326-333 d.C.)
La basílica original construida bajo Constantino fue una estructura impresionante para su época. Seguía el plan arquitectónico típico de las basílicas constantinianas: nave larga con columnatas laterales, ábside al este, y atrio con columnas al oeste. Lo distintivo de la Basílica de la Natividad era su enfoque en la gruta: la iglesia fue diseñada específicamente para permitir acceso visual y físico a la cueva venerada debajo, con un octágono central permitiendo a peregrinos mirar hacia abajo a la gruta desde el nivel de la iglesia.
La construcción de esta basílica transformó Belén dramáticamente. De ser pueblo agrícola relativamente oscuro, se convirtió en un importante destino de peregrinación. Peregrinos de todo el Imperio Romano (y eventualmente más allá) comenzaron a viajar a Belén para venerar el lugar del nacimiento de Cristo. Esta afluencia de peregrinos generaba una economía completa: alojamientos, restaurantes, vendedores de souvenirs religiosos, guías y transporte. Belén se convirtió en una ciudad cuya identidad y economía giraban alrededor de su significación religiosa.
La peregrina Egeria, quien visitó Tierra Santa en los años 380, dejó una descripción detallada de la liturgia de Navidad celebrada en Belén, demostrando que ya para finales del siglo IV, Belén era un centro de celebración navideña elaborada. Miles de peregrinos y clérigos convergían en Belén para la vigilia nocturna del 24-25 de diciembre, con procesiones, cánticos y liturgias que duraban toda la noche.
La revuelta samaritana y la reconstrucción justiniana (siglo VI)
En 529 d.C., durante la revuelta samaritana contra el dominio bizantino, la basílica constantiniana fue severamente dañada o destruida. El emperador Justiniano I (527-565) ordenó su reconstrucción, completada alrededor de 565 d.C. La basílica justiniana es esencialmente la estructura que permanece hoy, haciendo de la Basílica de la Natividad uno de los edificios cristianos más antiguos continuamente en uso en el mundo.

Justiniano expandió significativamente la basílica. La nueva estructura tenía nave más larga y ancha, con cuatro filas de columnas (en lugar de tres de la basílica constantiniana). El octágono sobre la gruta fue reemplazado por un crucero transversal con tres ábsides al este. El piso fue decorado con mosaicos elaborados (algunos de los cuales sobreviven, visibles a través de trampillas en el piso actual). Las paredes fueron cubiertas con mosaicos dorados representando concilios ecuménicos y la genealogía de Cristo.
Una leyenda medieval explica por qué la basílica sobrevivió la conquista persa de 614 d.C. cuando prácticamente todas las otras iglesias en Palestina fueron destruidas. Según la leyenda, cuando los persas entraron a la basílica, vieron el mosaico representando la adoración de los Magos. Reconociendo que los Magos vestían ropaje persa tradicional, los conquistadores perdonaron la iglesia, respetando la representación de sus propios ancestros honrando al niño Jesús. Aunque esta historia es probablemente apócrifa, es cierto que la basílica sobrevivió la invasión persa relativamente intacta, hecho notable dado la destrucción generalizada de iglesias cristianas durante este período.
Vida monástica y custodios de los sitios santos

Alrededor de la Basílica de la Natividad, se desarrolló comunidad monástica sustancial. San Jerónimo (c. 347-420), el erudito bíblico más importante del cristianismo temprano, estableció un monasterio en Belén en 386 y vivió allí hasta su muerte en 420.
Durante estos años, Jerónimo completó la Vulgata, traducción latina de la Biblia que se convertiría en versión estándar de la Iglesia Católica durante más de mil años. Su elección de Belén como lugar para este trabajo monumental era deliberadamente simbólica: traducir las Escrituras en el lugar del nacimiento del Verbo hecho carne.
El monasterio y la cueva donde Jerónimo supuestamente trabajó se encuentran adyacentes a la Basílica de la Natividad. Tras su muerte, Jerónimo fue enterrado en la gruta y su tumba se convirtió en sitio de veneración. La presencia de Jerónimo estableció Belén como centro de erudición bíblica además de peregrinación devocional, atrayendo estudiosos y monjes que buscaban estudiar Escrituras en el contexto de su encarnación geográfica.
El cuidado de la Basílica de la Natividad y otros sitios sagrados en Belén eventualmente pasó a órdenes religiosas específicas, arreglo que continúa hasta hoy. La administración de la basílica es compartida entre la Iglesia Ortodoxa Griega, la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica, con áreas y tiempos de uso cuidadosamente delineados por decreto que data del período otomano (Status Quo de 1852, ratificado internacionalmente).
Esta administración compartida ha generado tensiones y conflictos entre las comunidades cristianas, reflejando divisiones más amplias en el cristianismo.
Belén bajo dominación islámica: períodos omeya, abasí, cruzado y mameluco
La conquista musulmana de Palestina en 638 d.C. alteró fundamentalmente el contexto religioso y político de Belén. Sin embargo, a diferencia de muchos otros sitios cristianos que fueron convertidos en mezquitas o abandonados, Belén mantuvo su carácter cristiano incluso bajo dominio islámico, protegida tanto por pragmatismo político como por respeto islámico hacia Jesús como profeta.
La conquista omeya y respeto por sitios cristianos
Cuando el califa Omar ibn al-Khattab capturó Jerusalén de los bizantinos en 638 d.C., garantizó seguridad a la población cristiana y protección de sus sitios religiosos. Esta política se extendió a Belén. Según la tradición, cuando Omar visitó la Basílica de la Natividad, rechazó realizar oraciones musulmanas dentro de la iglesia, temiendo establecer un precedente que pudiera eventualmente convertir la basílica en mezquita. En cambio, oró fuera de la iglesia y ese lugar posteriormente se convirtió en el sitio de una pequeña mezquita conocida como Mezquita de Omar.
Este respeto por sitios cristianos no era meramente cortesía sino política calculada. La población palestina era mayoritariamente cristiana en el siglo VII y conquistadores musulmanes reconocían los beneficios de la tolerancia religiosa para mantener estabilidad y generar ingresos fiscales (los dhimmi, cristianos y judíos viviendo bajo dominio islámico, pagaban jizya, impuesto especial que proporcionaba ingresos significativos al estado).
Adicionalmente, el Islam reconoce a Jesús (Isa en árabe) como profeta importante, aunque no como hijo de Dios. María (Maryam) es figura venerada en el Corán, mencionada más veces que en el Nuevo Testamento. El Corán específicamente narra el nacimiento de Jesús (Sura 19:16-34), aunque situándolo bajo palmera más que en un establo o cueva. Este reconocimiento islámico de Jesús como profeta proporcionaba marco teológico para proteger sitios asociados con su vida.
Peregrinación cristiana bajo dominio musulmán
Durante los períodos omeya (661-750) y abasí (750-1258), la peregrinación cristiana a Belén continuó, aunque con restricciones y costos aumentados. Los peregrinos debían pagar tarifas especiales y obtener salvoconductos y las rutas de peregrinación a menudo eran peligrosas debido al bandidaje. Sin embargo, el flujo de peregrinos nunca cesó completamente y Belén mantuvo su economía basada en turismo religioso.
Durante este período, la población de Belén gradualmente se volvió más diversa religiosamente. Mientras la ciudad permanecía mayoritariamente cristiana (única entre ciudades importantes de Palestina), comenzó el asentamiento musulmán significativo. Esta coexistencia cristiano-musulmana, aunque frecuentemente tensa, estableció el patrón que continuaría durante siglos.
El período cruzado (1099-1291): Belén como Reino Latino
La conquista cruzada de Jerusalén en 1099 durante la Primera Cruzada, restauró Belén al control cristiano europeo por primera vez en más de cuatro siglos. Los cruzados consideraban la recuperación de Belén casi tan importante como la captura de Jerusalén y la ciudad se convirtió en parte del Reino Latino de Jerusalén. Esta fue época de construcción y renovación intensiva.
Los cruzados realizaron modificaciones significativas a la Basílica de la Natividad. Añadieron un campanario fortificado (que servía función defensiva además de litúrgica), renovaron interiores con nuevos mosaicos y frescos y restauraron las estructuras que habían caído en deterioro durante siglos de dominio musulmán. El rey cruzado Balduino I fue coronado en la basílica en día de Navidad de 1100, enfatizando la significación simbólica de Belén para el proyecto cruzado.
Sin embargo, el período cruzado fue también una época de violencia y conflicto intenso. Belén cambió de manos múltiples veces conforme cruzados y fuerzas musulmanas bajo líderes como Saladino luchaban por el control de la región. La población local, tanto cristiana como musulmana, frecuentemente sufrió durante estos conflictos. La reconquista musulmana final de Belén bajo los mamelucos en 1260 terminó permanentemente el dominio cruzado.
Belén mameluca y deterioro de las fortificaciones
Bajo dominio mameluco (1260-1516), Belén experimentó un declive relativo. Los mamelucos, preocupados de que las fortificaciones pudieran ser usadas por futuros cruzados, demolieron sistemáticamente muchas estructuras defensivas. El campanario cruzado de la basílica fue parcialmente destruido. La economía de peregrinación sufrió conforme las rutas se volvieron más peligrosas y el número de peregrinos europeos disminuyó.
Sin embargo, la Basílica de la Natividad fue preservada, reconociendo su importancia religiosa no solo para cristianos sino como sitio asociado con el profeta islámico. La comunidad cristiana de Belén, aunque reducida y empobrecida, persistió. Esta persistencia sería crucial para mantener la identidad cristiana de Belén en siglos subsecuentes, cuando la mayoría de Palestina se volvió abrumadoramente musulmana.
Belén otomana, británica y contemporánea
Los últimos 500 años de historia de Belén han estado marcados por cambios dramáticos de régimen: del Imperio Otomano al Mandato Británico, a control jordano, a ocupación israelí y finalmente a la administración de la Autoridad Palestina. Cada período dejó marcas distintivas en la ciudad.
Período otomano (1517-1917): estabilidad relativa y renovación
La conquista otomana de Palestina en 1517 trajo una estabilidad relativa después de las turbulencias mamelucas. Los otomanos generalmente continuaron las políticas de tolerancia religiosa hacia cristianos y judíos como dhimmi. Belén mantuvo su carácter mayoritariamente cristiano, situación única en región cada vez más musulmana.
Durante el siglo XVI, bajo el sultán Solimán el Magnífico, se realizaron renovaciones significativas a la Basílica de la Natividad. El techo, que había caído en grave deterioro, fue reparado con vigas de roble y plomo proporcionados por donación del rey Felipe IV de España y la República de Venecia. Esta cooperación entre potencias cristianas europeas y el Imperio Otomano para preservar sitio cristiano demuestra el pragmatismo que caracterizaba relaciones otomanas con Europa durante este período.

La peregrinación cristiana revivió bajo la administración otomana, especialmente en siglos XVIII y XIX cuando el Imperio buscaba mejorar las relaciones con las potencias europeas. Los franciscanos, establecidos en Tierra Santa desde el período cruzado, recibieron la custodia oficial de muchos sitios santos cristianos, incluyendo partes de la Basílica de la Natividad. Este arreglo, codificado en el Status Quo de 1852, regulaba derechos de diferentes confesiones cristianas en sitios compartidos.
La población de Belén creció modestamente durante el período otomano. Para finales del siglo XIX, la ciudad tenía aproximadamente 8.000-10.000 habitantes, mayoritariamente cristianos árabes palestinos de diversas denominaciones (católicos latinos, ortodoxos griegos, armenios). La economía dependía de la peregrinación, agricultura (olivares, viñedos) y artesanías (especialmente tallado en madera de olivo y nácar para souvenirs religiosos).
Mandato Británico (1917-1948): modernización y tensiones emergentes
La captura británica de Belén en diciembre de 1917 durante la Primera Guerra Mundial terminó con cuatro siglos de dominio otomano. Bajo el Mandato Británico de Palestina (1923-1948), Belén experimentó una gran modernización: construcción de carreteras pavimentadas, electrificación, sistemas de agua modernos y servicios gubernamentales mejorados.
Sin embargo, este período también vio el surgimiento de tensiones que definirían el siglo XX palestino. El compromiso británico con el «hogar nacional judío» (Declaración Balfour de 1917) generó ansiedad en la población árabe palestina, incluyendo los cristianos de Belén. Aunque Belén misma no experimentó violencia significativa durante este período, estaba cada vez más afectada por el conflicto judío-árabe que escalaba en otras partes de Palestina.
La población cristiana de Belén permaneció mayoritaria pero comenzó a enfrentar la emigración, especialmente a América Latina y Estados Unidos. Esta emigración, motivada tanto por oportunidades económicas como por incertidumbre política, estableció diásporas belemitas significativas que mantendrían conexiones con la ciudad natal.
Partición, guerra y control jordano (1948-1967)
El Plan de Partición de la ONU de 1947 asignó Belén al propuesto estado árabe. Durante la guerra árabe-israelí de 1948, Belén quedó bajo control jordano y fue formalmente anexada al Reino Hachemita de Jordania en 1950. La ciudad recibió gran número de refugiados palestinos de áreas que se convirtieron en Israel, alterando dramáticamente su demografía. Campos de refugio se establecieron cerca de Belén y muchos refugiados eventualmente se integraron a la ciudad, cambiando su carácter de pueblo cristiano relativamente homogéneo a ciudad con población musulmana creciente.
Durante el período jordano (1948-1967), Belén experimentó desarrollo pero también desafíos. El turismo de peregrinación, severamente interrumpido por la guerra de 1948, se recuperó gradualmente. Jordania invirtió en infraestructura turística, reconociendo la importancia económica de Belén. Sin embargo, la división de Jerusalén (parte occidental bajo control israelí, parte oriental bajo control jordano) complicó el acceso de peregrinos, especialmente aquellos de países occidentales.
La composición religiosa de Belén cambió significativamente durante este período. De ser aproximadamente 85-90% cristiana en 1948, la proporción cristiana disminuyó a aproximadamente al 70% para 1967, principalmente debido a la inmigración de refugiados musulmanes y a la emigración continua de cristianos. Esta transformación demográfica tendría consecuencias profundas para la identidad cultural de Belén.
Ocupación israelí (1967-1995) y la Primera Intifada
Durante la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, Israel capturó Cisjordania, incluyendo Belén. La ciudad quedó bajo ocupación militar israelí, situación que generó tensiones inmediatas con la población palestina. Inicialmente, la ocupación permitió la reunificación de Jerusalén y Belén bajo una autoridad, facilitando el movimiento de peregrinos entre sitios cristianos. El turismo floreció durante los años 1970, trayendo prosperidad relativa a Belén.
Sin embargo, la ocupación también trajo restricciones, confiscación de tierras para asentamientos israelíes cercanos y una frustración creciente entre palestinos. La Primera Intifada (levantamiento palestino, 1987-1993) afectó severamente a Belén. La ciudad experimentó manifestaciones, huelgas, cierres militares y violencia ocasional. El turismo colapsó, devastando la economía local que dependía críticamente de peregrinos.
Durante este período, la emigración cristiana de Belén aceleró dramáticamente. Las familias cristianas, frecuentemente más educadas y con conexiones internacionales más fuertes que sus vecinos musulmanes, emigraron en números desproporcionados hacia Europa, América y Australia. Para mediados de los años 1990, los cristianos constituían solo aproximadamente 40% de la población de Belén, marcando un cambio histórico fundamental para una ciudad tradicionalmente cristiana.
Autoridad Palestina (1995-presente): autonomía parcial y nuevos desafíos
Los Acuerdos de Oslo (1993-1995) establecieron la Autoridad Palestina (AP) y transfirieron el control civil de Belén a la administración palestina en diciembre de 1995. Este fue un momento de esperanza significativa: Belén celebró su primera Navidad bajo la administración palestina con gran ceremonia y Yasser Arafat asistió a la misa de medianoche en la Basílica de la Natividad.
La AP invirtió sustancialmente en Belén, construyendo nueva infraestructura, renovando el centro histórico y promoviendo el turismo agresivamente. El año 2000, designado «Año Jubilar» por la Iglesia Católica, debía traer millones de peregrinos a Belén. La ciudad se preparó extensivamente con hoteles nuevos, restaurantes y centros de visitantes.
Sin embargo, el estallido de la Segunda Intifada en septiembre de 2000 destruyó estas esperanzas. Belén experimentó una violencia intensa, incluyendo el sitio de la Basílica de la Natividad en 2002, cuando milicianos palestinos ocuparon la iglesia y fuerzas israelíes la sitiaron durante 39 días. Este sitio, transmitido mundialmente, dañó gravemente la reputación de Belén como destino seguro. El turismo colapsó nuevamente, devastando la economía.
El muro de separación y Belén contemporánea
Quizás el cambio más visible y simbólicamente potente en Belén reciente es la construcción del muro de separación israelí (iniciado en 2002). Este muro, de ocho metros de altura en secciones, rodea Belén en tres lados, separándola físicamente de Jerusalén y de tierras agrícolas circundantes que históricamente sustentaban la economía local. Israel sostiene que el muro es una medida de seguridad necesaria para prevenir ataques terroristas y palestinos lo denuncian como anexión de facto de tierras y creación de «prisión al aire libre».
El muro ha transformado Belén dramáticamente. El paso entre Belén y Jerusalén, antes fluido, ahora requiere cruzar un checkpoint militar fortificado (Checkpoint 300), donde los palestinos enfrentan controles de seguridad extensos. Este muro ha dañado severamente el turismo: muchos peregrinos que visitan Jerusalén evitan el proceso complicado de cruzar a Belén, o realizan visitas de pocas horas sin pernoctar ni comer en la ciudad, reduciendo el beneficio económico.
Irónicamente, el muro también se ha convertido en una atracción turística alternativa. Artistas, siendo el más notorio Banksy, han usado el muro como lienzo para arte político que critica la ocupación. El Walled Off Hotel de Banksy, abierto en 2017 directamente frente al muro, atrae visitantes interesados en activismo político tanto o más que en la peregrinación religiosa. Esta comercialización del conflicto presenta un dilema moral complejo para Belén.

Demografía contemporánea y el futuro cristiano de Belén
Hoy, Belén tiene una población de aproximadamente 30.000 habitantes en la ciudad propiamente dicha, expandiéndose a más de 60.000 en el área metropolitana que incluye campos de refugio adyacentes (Aida, Dheisheh, Beit Jibrin). La composición religiosa ha cambiado dramáticamente: estimados actuales sugieren que los cristianos constituyen solo 12-20% de la población, comparado con mas del 85% en 1948.
Esta transformación demográfica genera una profunda preocupación entre comunidades cristianas palestinas e internacionales. Belén, la ciudad del nacimiento de Cristo, corre riesgo de convertirse en una ciudad mayoritariamente o exclusivamente musulmana. Las causas son múltiples: tasas de natalidad más altas entre familias musulmanas, emigración cristiana continua buscando mejores oportunidades económicas y educativas en el extranjero y la economía debilitada que hace difícil para familias jóvenes establecerse.
Sin embargo, la comunidad cristiana que permanece está comprometida profundamente con preservar presencia cristiana en Belén. Instituciones educativas cristianas (colegios, la Universidad de Belén fundada en 1973) son de alta calidad y atraen estudiantes tanto cristianos como musulmanes. Las iglesias mantienen activamente sus propiedades históricas y las organizaciones internacionales cristianas proporcionan apoyo financiero sustancial para proyectos comunitarios.
Turismo religioso en el siglo XXI
A pesar de conflictos y desafíos, Belén permanece como destino de peregrinación importante. En años buenos (sin violencia mayor), más de dos millones de visitantes anuales llegan a Belén, mayoritariamente durante la temporada navideña. La celebración de Navidad en Belén es un evento mediático global, con misa de medianoche transmitida internacionalmente desde la Basílica de la Natividad.
El turismo en la Belén contemporánea es complejo. Muchos peregrinos llegan en tours organizados desde Jerusalén, permanecen pocas horas visitando la basílica y comprando souvenirs y regresan a Jerusalén sin pernoctar en Belén. Este «turismo de día» genera ingresos limitados comparado con el turismo de estancia prolongada. Los hoteles de Belén frecuentemente operan con ocupación baja, sufriendo la competencia de hoteles en Jerusalén que ofrecen excursiones a Belén.
La industria de souvenirs, tradicionalmente dominada por familias cristianas especializadas en tallado de madera de olivo y nácar, enfrenta la competencia de productos importados baratos de Asia. Sin embargo, los artesanos tradicionales persisten y algunos han encontrado nichos de mercado vendiendo productos de alta calidad a tiendas especializadas internacionales o directamente a través de internet.
La Basílica de la Natividad hoy: patrimonio, conflicto y conservación
La Basílica de la Natividad permanece como corazón de Belén, tanto espiritual como económicamente. En 2012, fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, reconocimiento de su importancia histórica, arquitectónica y religiosa excepcional. Sin embargo, esta designación también reconocía amenazas significativas al sitio.
Arquitectura y características actuales
La basílica que existe hoy es sustancialmente la estructura justiniana del siglo VI, haciéndola una de las iglesias cristianas más antiguas continuamente en uso. Su arquitectura refleja múltiples períodos: las columnas corintias y partes del piso de mosaico son del período justiniano; las decoraciones en las paredes son parcialmente de la época cruzada y varias capillas laterales fueron añadidas durante períodos otomano y moderno.
La entrada a la basílica es notablemente humilde: la Puerta de la Humildad, reducida a altura de solo 1.2 metros, fuerza a visitantes a agacharse para entrar. Esta reducción fue realizada en períodos otomanos y cruzados, parcialmente por razones defensivas (prevenir entrada de jinetes armados o vehículos) y parcialmente por razones simbólicas (forzar gesto de humildad al entrar al lugar del nacimiento de Cristo).

El interior es atmosférico y oscuro, iluminado principalmente por lámparas de aceite suspendidas del techo. Las cuatro filas de columnas de piedra caliza rosada (44 columnas en total) dividen la nave en cinco pasillos. Fragmentos de mosaicos del siglo XII representando concilios ecuménicos y la genealogía de Cristo sobreviven en las paredes superiores, aunque severamente dañados por siglos de negligencia, humo de velas y filtraciones de agua.
La Gruta de la Natividad, accesible por escaleras desde el transepto, es un espacio pequeño, claustrofóbico, decorado suntuosamente con cortinas, lámparas de plata y oro y tapices. La Estrella de Plata de 14 puntas en el suelo marca el lugar tradicional del nacimiento, rodeada por la inscripción latina: «Hic de Virgine Maria Jesus Christus natus est» (Aquí de la Virgen María nació Jesucristo). Un altar cercano marca el lugar del pesebre.
El Status Quo y conflictos inter-cristianos
La administración de la Basílica de la Natividad está regulada por el Status Quo de 1852, decreto otomano (posteriormente ratificado por todos los gobiernos sucesivos) que especifica detalladamente qué partes de la basílica son controladas por qué denominación cristiana y cuándo. La Iglesia Ortodoxa Griega controla la mayor parte de la basílica, incluyendo la nave principal. La Iglesia Apostólica Armenia controla el Altar de la Natividad en la gruta durante ciertas horas. La Iglesia Católica (representada por franciscanos) controla la Iglesia de Santa Catalina adyacente y tiene derechos de uso en partes de la basílica en tiempos específicos.
Este arreglo, aunque diseñado para prevenir conflictos, frecuentemente los genera. Disputas sobre precisamente quién puede limpiar qué área, mover qué objeto, o realizar qué ceremonias han escalado ocasionalmente a violencia física entre clérigos. En 2008, una pelea entre sacerdotes griegos ortodoxos y armenios durante una ceremonia de limpieza requirió la intervención de policía palestina. Estas disputas, aunque aparentemente triviales, reflejan tensiones teológicas y políticas profundas entre las comunidades cristianas.
Proyecto de restauración 2013-2022
Para 2010, la basílica estaba en un estado de deterioro alarmante. El techo, no reparado sustancialmente desde el siglo XVI, tenía goteras severas. Las vigas de madera estaban podridas, los mosaicos estaban desprendiéndose y las paredes mostraban daño estructural. La UNESCO advirtió que sin intervención urgente, el edificio podría colapsar.
Después de años de negociaciones entre las tres iglesias custodias, el gobierno palestino y donantes internacionales, comenzó un proyecto masivo de restauración en 2013. Financiado por múltiples países (principalmente Palestina, con contribuciones de Italia, Grecia, Rusia, Hungría y otros), el proyecto involucró empresas especializadas en restauración de edificios históricos.
La restauración, completada en 2022, fue extraordinariamente compleja. Los trabajadores reemplazaron vigas de techo podridas, repararon el techo de plomo, estabilizaron estructuras, limpiaron y conservaron mosaicos, e instalaron sistemas modernos de drenaje y soporte estructural, todo mientras permitían que los servicios religiosos continuaran en el edificio. El resultado ha sido aclamado: la basílica luce más gloriosa de lo que ha estado en siglos y su estabilidad estructural está asegurada por décadas futuras.
Significado contemporáneo y función
Para cristianos palestinos, la basílica representa una conexión directa con sus raíces en los orígenes del cristianismo. Belén es única entre las ciudades cristianas importantes: a diferencia de Roma, Constantinopla o Jerusalén, Belén ha mantenido una población cristiana palestina nativa continuamente desde los primeros siglos. Esta continuidad, aunque amenazada, es fuente de orgullo y identidad profunda.
Para peregrinos internacionales, la basílica es destino de experiencia religiosa transformadora: estar en el lugar donde se cree que el Verbo se hizo carne es momento de profunda emoción espiritual para millones de creyentes. La experiencia de descender a la gruta oscura, tocar la estrella de plata y orar donde María supuestamente dio a luz, conecta tangiblemente con la narrativa evangélica de maneras que lectura de Escrituras no puede replicar.
Para palestinos musulmanes, la basílica es patrimonio compartido y fuente de ingresos turísticos cruciales. Aunque no tiene significado religioso directo comparable al que tiene para cristianos, es reconocida como un tesoro cultural y arquitectónico de importancia mundial que beneficia a toda la comunidad.
Belén a través de los períodos históricos
| Período | Fechas | Control político | Población principal | Eventos/características clave |
|---|---|---|---|---|
| Cananeo/Bronce | c. 2000-1200 a.C. | Ciudades-estado cananeas | Cananeos | Primeros asentamientos permanentes, mención en Cartas de Amarna |
| Israelita | c. 1000-586 a.C. | Reino de Judá | Israelitas | Ciudad natal del Rey David, libro de Rut, profecía de Miqueas 5:2 |
| Persa/Helenístico | 539-63 a.C. | Imperio Persa, Ptolomeos, Seléucidas | Judíos | Retorno del exilio, período macabeo, helenización gradual |
| Romano | 63 a.C.-324 d.C. | Imperio Romano | Judíos | Nacimiento de Jesús (c. 4 a.C.), narrativas evangélicas |
| Bizantino | 324-638 d.C. | Imperio Bizantino | Cristianos | Basílica de la Natividad (326-333, reconstruida 565), peregrinación masiva, San Jerónimo |
| Islámico temprano | 638-1099 | Califatos Omeya y Abasí | Cristianos mayoritarios, musulmanes crecientes | Conquista musulmana, protección de basílica, continuidad de peregrinación |
| Cruzado | 1099-1260 | Reino Latino de Jerusalén | Cristianos (europeos y locales) | Renovación de basílica, coronación de Balduino I (1100), guerras con Saladino |
| Mameluco | 1260-1517 | Sultanato Mameluco | Cristianos y musulmanes | Declive relativo, demolición de fortificaciones, peregrinación reducida |
| Otomano | 1517-1917 | Imperio Otomano | Cristianos mayoritarios | Renovación del techo de basílica (s. XVI), Status Quo (1852), estabilidad relativa |
| Mandato Británico | 1917-1948 | Gran Bretaña | Cristianos 85-90% | Modernización, crecimiento de tensiones judío-árabes, inicio de emigración cristiana |
| Jordano | 1948-1967 | Reino de Jordania | Cristianos ~70%, musulmanes crecientes | Refugiados palestinos, cambio demográfico, desarrollo turístico |
| Ocupación israelí | 1967-1995 | Israel | Cristianos ~40%, musulmanes mayoritarios | Guerra de los Seis Días, Primera Intifada, emigración cristiana acelerada |
| Autoridad Palestina | 1995-presente | Autoridad Palestina (con restricciones israelíes) | Musulmanes ~80-88%, cristianos ~12-20% | Autonomía parcial, Segunda Intifada, sitio de basílica (2002), muro de separación, restauración de basílica |
Preguntas frecuentes sobre la historia de Belén
¿Jesús realmente nació en Belén?
Esta es pregunta compleja que combina historia, arqueología y fe religiosa. Los Evangelios de Mateo y Lucas afirman explícitamente que Jesús nació en Belén, aunque sus narrativas difieren en detalles significativos. La tradición cristiana ha identificado una gruta específica en Belén como lugar del nacimiento desde al menos el siglo II d.C., mucho antes de que el cristianismo se convirtiera en religión oficial. Esta antigüedad de la tradición proporciona peso considerable. Sin embargo, académicos histórico-críticos notan que ambos evangelistas tenían motivo teológico para situar el nacimiento en Belén: cumplir la profecía mesiánica de Miqueas 5:2. El Evangelio de Marcos (el más antiguo) y el Evangelio de Juan no mencionan Belén, y ambos parecen asumir que Jesús era de Nazaret. Algunos académicos proponen que Jesús pudo haber nacido en Nazaret pero que la tradición de Belén se desarrolló tempranamente para validar pretensiones mesiánicas. Otros señalan que ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, y que la consistencia de la tradición belemita desde época tan temprana sugiere base histórica. Definitivamente, no hay forma de probar o refutar con certeza absoluta dónde nació Jesús hace más de 2,000 años.
¿Qué significa «Belén» en hebreo y árabe?
El nombre hebreo בֵּית לֶחֶם (Beit Lechem) literalmente significa «casa del pan», compuesto de בֵּית (beit, casa) y לֶחֶם (lechem, pan). Esta etimología es apropiada para región agrícola conocida por sus campos de trigo y cebada. El nombre árabe بيت لحم (Bayt Laḥm) también significa «casa», pero لحم (laḥm) significa «carne», entonces «casa de la carne» o «casa de carne». Esta diferencia etimológica refleja cambios lingüísticos cuando el árabe reemplazó al arameo y hebreo como lengua dominante en la región tras conquista islámica. Algunos académicos proponen que el nombre original pudo referirse a deidad cananea (Laḥmu o similar), y que las interpretaciones «pan» y «carne» son etimologías populares posteriores. Independientemente, la asociación con «pan» es particularmente significativa para cristianos: Cristo es llamado «pan de vida» en el Evangelio de Juan, y la Eucaristía (pan consagrado) es central en liturgia cristiana, haciendo que el «pan» de Belén tenga resonancia teológica profunda.
¿La Basílica de la Natividad es la iglesia cristiana más antigua?
La Basílica de la Natividad es una de las iglesias cristianas más antiguas continuamente en uso, pero no la más antigua absolutamente. La estructura actual data principalmente de la reconstrucción justiniana del siglo VI (c. 565 d.C.), aunque incorpora elementos de la basílica constantiniana original (326-333 d.C.) y algunas partes pueden ser incluso anteriores. En términos de uso litúrgico continuo sin interrupción significativa, la Basílica de la Natividad está entre las más antiguas. Sin embargo, otros sitios compiten por este título: la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén fue construida simultáneamente con la basílica original de Belén bajo Constantino; algunas iglesias en Armenia reclaman mayor antigüedad; y estructuras cristianas más antiguas existen (como la iglesia-casa en Dura-Europos, Siria, del siglo III) aunque no están en uso continuo. La distinción importante es «continuamente en uso»: muchas estructuras cristianas antiguas fueron destruidas, abandonadas o convertidas en mezquitas, mientras la Basílica de la Natividad ha funcionado como lugar de culto cristiano ininterrumpidamente durante más de 1,600 años.
¿Por qué hay conflictos entre diferentes iglesias cristianas en Belén?
Los conflictos entre iglesias custodias de sitios santos en Belén (Ortodoxa Griega, Apostólica Armenia, Católica Romana) reflejan divisiones teológicas, históricas y políticas profundas en el cristianismo. El Gran Cisma de 1054 dividió cristianismo en Oriente (Ortodoxo) y Occidente (Católico), creando rivalidad que persistió durante siglos. Las Cruzadas intensificaron estas tensiones cuando católicos latinos intentaron imponer control sobre sitios tradicionalmente administrados por ortodoxos orientales.
El Status Quo de 1852, diseñado para regular estos conflictos especificando meticulosamente qué denominación controla qué espacios y cuándo, paradójicamente los perpetúa al institucionalizar divisiones. Disputas sobre limpieza, movimiento de objetos, o derechos ceremoniales pueden parecer triviales pero representan afirmaciones de autoridad religiosa y legitimidad histórica.
Adicionalmente, las iglesias frecuentemente representan intereses de estados-nación: la Ortodoxa Griega tiene respaldo de Grecia; la Armenia de Armenia; la Católica históricamente del Vaticano y potencias católicas europeas. Así que conflictos locales en Belén frecuentemente reflejan tensiones geopolíticas más amplias. Es importante notar que la vasta mayoría del tiempo, las comunidades coexisten pacíficamente, y los conflictos violentos son excepcionales, aunque reciben atención mediática desproporcionada.
¿Por qué está disminuyendo la población cristiana de Belén?
La disminución cristiana en Belén de aproximadamente 85% en 1948 a 12-20% hoy es resultado de múltiples factores interconectados. Primero, tasas de natalidad: las familias cristianas palestinas tienden a ser más pequeñas que familias musulmanas, reflejando tanto mayor acceso a educación (que se correlaciona con menores tasas de natalidad) como influencia de enseñanzas católicas sobre planificación familiar. Segundo, emigración: cristianos palestinos, frecuentemente más educados y con conexiones internacionales más fuertes debido a redes eclesiásticas, emigran en números desproporcionados buscando mejores oportunidades económicas en Europa, América y Australia.
Tercero, la economía deteriorada de Belén bajo ocupación, particularmente tras la Segunda Intifada y la construcción del muro de separación, ha hecho difícil para familias jóvenes establecerse económicamente. Cuarto, inmigración musulmana: el establecimiento de campos de refugio musulmanes cerca de Belén tras 1948 y su gradual integración en la ciudad cambió balance demográfico. Quinto, algunos cristianos reportan sentirse marginalizados conforme Belén se vuelve mayoritariamente musulmana, acelerando emigración. Esta disminución genera profunda preocupación: la posibilidad de que Belén, ciudad del nacimiento de Cristo, se convierta en ciudad sin presencia cristiana significativa es vista como tragedia por comunidades cristianas globales.
¿Qué es el muro de separación y cómo afecta a Belén?
El muro de separación (también llamado muro de seguridad por Israel, muro del apartheid por palestinos) es barrera física de ocho metros de altura que Israel comenzó a construir en 2002 durante la Segunda Intifada. Oficialmente diseñado para prevenir ataques terroristas, el muro rodea Belén en tres lados, separándola de Jerusalén y de tierras agrícolas circundantes. Para Belén, las consecuencias han sido devastadoras. El checkpoint militar fortificado (Checkpoint 300) hace que cruzar entre Belén y Jerusalén sea proceso lento y humillante para palestinos, aunque israelíes y turistas extranjeros cruzan relativamente fácilmente.
El muro ha cortado a Belén de su hinterland agrícola tradicional, dañando economía rural. El turismo ha sufrido porque muchos peregrinos evitan la complicación de cruzar o realizan solo visitas breves de pocas horas. Psicológicamente, el muro ha creado sensación de encarcelamiento: habitantes de Belén describen su ciudad como «prisión al aire libre». Económicamente, Belén ha perdido acceso al mercado laboral de Jerusalén donde muchos belemitas trabajaban. Israel argumenta que el muro ha reducido exitosamente ataques terroristas, cumpliendo su propósito de seguridad. Palestinos argumentan que el muro es anexión de facto de tierras, incluye asentamientos israelíes en el lado «israelí», y constituye castigo colectivo de población entera por acciones de minorías. El muro permanece como símbolo potente y tangible del conflicto israelí-palestino.
¿La basílica de la Natividad fue restaurada recientemente?
Sí, entre 2013-2022 se completó un proyecto masivo de restauración, el primero comprehensivo en más de 600 años. Para 2010, la basílica estaba en estado alarmante: el techo tenía goteras severas, las vigas de madera estaban podridas, mosaicos se desprendían, paredes mostraban daño estructural. La UNESCO advirtió de posible colapso sin intervención. Después de años de negociaciones entre las tres iglesias custodias (que debían acordar unánimemente cualquier cambio bajo el Status Quo), gobierno palestino y donantes internacionales, comenzó el proyecto.
Financiado principalmente por Palestina con contribuciones de Italia, Grecia, Rusia, Hungría, Vaticano y otros, el trabajo involucró empresas especializadas en restauración de edificios históricos. Los trabajadores reemplazaron 1,500 metros cuadrados de vigas de techo, repararon el techo de plomo, limpiaron y conservaron mosaicos del siglo XII (revelando colores vibrantes ocultos por siglos de suciedad), estabilizaron estructuras, e instalaron sistemas modernos de drenaje, todo mientras servicios religiosos continuaban. El resultado, finalizado en 2022, ha sido aclamado internacionalmente. La basílica luce más gloriosa de lo que ha estado en siglos, y su estabilidad estructural está asegurada para futuro. Este proyecto es considerado uno de los más complejos de restauración de patrimonio mundial completados en décadas recientes.
¿Cómo se celebra la Navidad en Belén hoy?
La Navidad en Belén es una celebración múltiple y compleja que ocurre en tres fechas diferentes reflejando las tres principales confesiones cristianas. Los católicos y protestantes celebran el 25 de diciembre según calendario gregoriano. Los ortodoxos griegos celebran el 6-7 de enero según calendario juliano. Los armenios celebran el 18-19 de enero. Cada celebración incluye misa de medianoche en la Basílica de la Natividad (en diferentes secciones según el Status Quo), transmitida internacionalmente. La Plaza del Pesebre adyacente a la basílica se decora profusamente con árbol de Navidad masivo (frecuentemente regalo de país europeo), luces, y escenografía.
Procesiones solemnes traen al Patriarca respectivo desde Jerusalén a Belén. Miles de peregrinos y palestinos locales (tanto cristianos como musulmanes curiosos) se congregan. El Presidente de la Autoridad Palestina típicamente asiste a la misa católica, haciendo declaración política sobre soberanía palestina. Para la población local, la Navidad es también momento económico crucial: semanas alrededor de cada Navidad generan porcentaje significativo de ingresos anuales del turismo. Sin embargo, la celebración puede ser amarga dado el contraste entre mensaje navideño de paz y buena voluntad y las realidades de ocupación, muro y conflicto que caracterizan la vida cotidiana en Belén. Muchos belemitas expresan tristeza porque mientras celebran el nacimiento del Príncipe de Paz, viven en condiciones de conflicto continuo.
¿Es seguro visitar Belén como turista?
La seguridad en Belén es una pregunta compleja que varía según períodos de tensión política. En tiempos de calma relativa (que han predominado desde finales de la Segunda Intifada en 2005), Belén es generalmente segura para turistas. El crimen violento contra visitantes es extremadamente raro; la población local es hospitalaria y dependiente del turismo. Miles de peregrinos visitan anualmente sin incidentes. Sin embargo, durante escalaciones de violencia israelí-palestina, la situación puede cambiar rápidamente.
Confrontaciones en checkpoint, manifestaciones, o ocasionalmente violencia pueden hacer visitas riesgosas. El Departamento de Estado de EE.UU. y ministerios de asuntos exteriores de otros países típicamente mantienen advertencias de viaje para Cisjordania, aunque frecuentemente excluyen o minimizan advertencias para Belén específicamente dado su importancia turística.
Recomendaciones prácticas: viajar con tour organizado reputado reduce riesgos; verificar situación de seguridad actual antes de viajar; registrarse en embajada; evitar áreas cerca del muro o checkpoints donde las confrontaciones son más probables; respetar sensibilidades locales religiosas y políticas. La vasta mayoría de visitantes tienen experiencias positivas y seguras, pero como con cualquier destino en región de conflicto activo, cierto nivel de precaución y conciencia situacional es prudente.
¿Cuál es el futuro de Belén?
El futuro de Belén depende críticamente de desarrollos políticos más amplios en conflicto israelí-palestino. En escenario de paz y establecimiento de estado palestino viable, Belén podría florecer como destino turístico internacional mayor. Su patrimonio religioso, arquitectónico e histórico sin paralelo, combinado con mejores seguridad y accesibilidad, podría atraer millones de visitantes anuales, generando prosperidad. La comunidad cristiana podría estabilizarse o incluso crecer si retornantes encuentran oportunidades económicas. En escenario de continuación del status quo o empeoramiento de conflicto, Belén enfrenta perspectivas sombrías: emigración cristiana continua, economía estancada dependiente de turismo irregular, aislamiento físico por muro.
La pregunta de si Belén mantendrá presencia cristiana significativa es existencial: simbolismo de ciudad del nacimiento de Cristo sin cristianos residentes sería devastador para cristiandad global. Iniciativas actuales intentan prevenir esto: iglesias locales e internacionales invierten en educación, vivienda, oportunidades económicas para retener familias cristianas; se promueve desarrollo de industrias no-turísticas; se busca apoyo internacional para preservar carácter cristiano de Belén. Sin embargo, factores estructurales (demografía, economía, política) trabajen contra estos esfuerzos. El futuro de Belén probablemente será determinado tanto por eventos geopolíticos fuera del control de sus residentes como por resiliencia y determinación de su comunidad de mantener presencia en ciudad que es hogar ancestral y sitio de significación religiosa suprema.
Fuentes y Bibliografía
Fuentes clásicas:
- Egeria. Itinerarium (Diario de viaje). (Siglo IV)
- Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica. (Siglo IV)
- Jerónimo. Cartas. (Siglo IV-V)
- Justino Mártir. Diálogo con Trifón. (Siglo II)
- Orígenes. Contra Celso. (Siglo III)
Español:
- Gil, Moshe. Palestina durante la primera dominación musulmana (634-1099). Universidad de Granada, 1996.
- González Echegaray, Joaquín. Arqueología y Evangelios. Verbo Divino, 1999.
- Piñero, Antonio. Los libros del Nuevo Testamento. El Almendro, 1995.
Inglés:
- Bahat, Dan. The Illustrated Atlas of Jerusalem. Simon & Schuster, 1990.
- Boertien, Gerard. Beitūnya: The Town and its Regional Context. Peeters, 2007.
- Murphy-O’Connor, Jerome. The Holy Land: An Oxford Archaeological Guide. Oxford University Press, 2008.
- Taylor, Joan. Christians and the Holy Places: The Myth of Jewish-Christian Origins. Oxford University Press, 1993.
- Wilken, Robert L. The Land Called Holy: Palestine in Christian History and Thought. Yale University Press, 1992.
Recursos digitales:
- «Church of the Nativity«. UNESCO World Heritage Centre.
- «Bethlehem«. Catholic Encyclopedia.
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