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Historia de las cartas del tarot

by Marcelo Ferrando Castro
7 junio, 2019 - Updated on 19 noviembre, 2025
in Historia
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Cartas del Tarot de Marsella sobre manuscritos antiguos y libros históricos en biblioteca de investigación

Cartas del Tarot de Marsella junto a manuscritos históricos. El tarot surgió en Italia del siglo XV como juego aristocrático, no como instrumento esotérico. Crédito: Red Historia

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Índice:

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  • ¿Necesitas un resumen rápido?
  • Historia del tarot: lo esencial en 3 minutos
  • El tarot como artefacto histórico: separando hecho de ficción
  • Los naipes llegan a Europa: fundamentos del tarot (siglo XIV)
    • El origen islámico de las cartas de juego
    • La baraja europea estándar: 56 cartas
  • El nacimiento del tarot: Italia septentrional, 1440-1450
    • Las cortes italianas y la cultura del renacimiento temprano
    • La primera documentación: Florencia, 1440
    • La mecánica del juego original
  • El Tarot Visconti-Sforza: las cartas más antiguas conservadas
    • El Ducado de Milán y las familias gobernantes
    • Las barajas Visconti-Sforza: inventario y ubicación
    • Iconografía y significado original: un espejo del renacimiento
    • Atribución artística y técnica pictórica
    • Función y uso: ¿se jugaba con ellas?
  • La expansión del tarot: de Italia a Europa (siglos XV-XVII)
    • De la corte al pueblo: la imprenta y la producción masiva
    • Las Guerras Italianas y la difusión europea
    • El Tarot de Marsella: la versión canónica
  • El giro esotérico: de juego a oráculo (siglo XVIII)
    • Court de Gébelin y la invención del mito egipcio
    • Etteilla: el primer tarotista profesional
    • Éliphas Lévi: tarot, cábala y magia ceremonial
  • Desmitificación: lo que el tarot NO es
    • El mito egipcio: inventado en 1781
    • La conexión cabalística: anacronismo del siglo XIX
    • El origen gitano: otro mito romántico
    • Lo que la historiografía académica ha establecido
  • El tarot en el siglo XX: de la Golden Dawn al uso contemporáneo
    • El Tarot Rider-Waite: el estándar global
    • Aleister Crowley y el Tarot de Thoth
    • El tarot en la cultura contemporánea
  • Preguntas frecuentes sobre la historia del tarot
    • ¿Cuándo y dónde surgió el tarot?
    • ¿El tarot fue creado originalmente para adivinación?
    • ¿Es verdad que el tarot viene del antiguo Egipto?
    • ¿Qué relación tiene el tarot con la Cábala judía?
    • ¿Los gitanos trajeron el tarot a Europa?
    • ¿Por qué hay 78 cartas en el tarot?
    • ¿Cuál es la baraja de tarot más antigua que existe?
    • ¿Qué significa «arcano» en arcanos mayores y menores?
    • ¿El Tarot Rider-Waite es el tarot «original»?
    • ¿Se puede usar el tarot sin creer en lo sobrenatural?
    • ¿Por qué hay tantas barajas de tarot diferentes hoy?
  • Cronología de la historia del tarot
  • Referencias y lecturas recomendadas
    • Obras fundamentales de historia del tarot
    • Tarot Visconti-Sforza y barajas renacentistas
    • El giro esotérico del tarot
    • Estudios críticos y desmitificación
    • Tarot y psicología
    • Recursos digitales especializados
    • Colecciones museísticas
  • Artículos relacionados en Red Historia

¿Necesitas un resumen rápido?

Si buscas conocer el origen histórico del tarot sin profundizar en detalles académicos, tenemos un resumen de 3 minutos →

Tiempo de lectura: 3 minutos (resumen) | 25-30 minutos (artículo completo)

Historia del tarot: lo esencial en 3 minutos

El tarot surgió en el norte de Italia alrededor de 1440 como un juego de cartas para la nobleza, sin ninguna connotación esotérica. Las familias aristocráticas de Milán, Ferrara y Bolonia añadieron 22 cartas ilustradas con alegorías (los triunfos) a la baraja tradicional de cuatro palos, creando un juego llamado tarocchi. Durante más de tres siglos, el tarot fue simplemente un entretenimiento de la élite renacentista italiana.

Las cartas más antiguas que han sobrevivido son las del Tarot Visconti-Sforza, encargadas alrededor de 1450 por el duque de Milán. Estas barajas lujosas, pintadas a mano con pan de oro, representaban a los miembros de las familias gobernantes vestidos con la moda de su época. No había simbolismo oculto: las imágenes reflejaban la jerarquía social, las virtudes cristianas y los conceptos filosóficos del humanismo renacentista. El tarot era un espejo de la cosmovisión del siglo XV, no un texto antiguo de sabiduría egipcia.

La transformación del tarot de juego a herramienta esotérica ocurrió en Francia durante el siglo XVIII. En 1781, Antoine Court de Gébelin, un erudito protestante y francmasón, publicó un ensayo especulativo donde afirmaba sin evidencia alguna que el tarot derivaba del antiguo Egipto, específicamente del mítico Libro de Thot. Esta teoría, completamente inventada, capturó la imaginación del público europeo en plena fiebre de egiptomanía tras las campañas napoleónicas. Jean-Baptiste Alliette (Etteilla) la desarrolló comercialmente, creando en 1789 la primera baraja diseñada específicamente para adivinación.

Durante el siglo XIX, ocultistas como Éliphas Lévi conectaron el tarot con la Cábala judía, la alquimia y el hermetismo, creando un sincretismo esotérico que no tenía base histórica pero que resultaba intelectualmente atractivo. En 1909, Arthur Edward Waite y Pamela Colman Smith diseñaron el Tarot Rider-Waite, codificando los símbolos según las enseñanzas de la Orden Hermética del Alba Dorada. Esta versión se convirtió en el estándar mundial, la baraja que la mayoría reconoce hoy.

La historiografía académica moderna, basada en documentos de archivo y análisis iconográfico riguroso, ha desmontado completamente las teorías sobre orígenes egipcios, cabalísticos o gitanos del tarot. Los estudios de Michael Dummett, Ross Caldwell y otros especialistas demuestran que el tarot es un producto cultural del renacimiento italiano, específicamente de la cultura cortesana del norte de Italia entre 1440 y 1480. Su posterior adopción por tradiciones esotéricas es un fenómeno histórico fascinante en sí mismo, pero no valida las afirmaciones sobre orígenes antiguos.

Hoy el tarot existe en múltiples dimensiones: como objeto de colección histórico, como herramienta de juegos tradicionales (especialmente en Francia e Italia), como instrumento de prácticas esotéricas y como recurso en psicología junguiana. Entender su historia real no disminuye ninguno de estos usos, pero sí nos libera de la necesidad de justificar prácticas modernas mediante mitologías inventadas sobre pasados imaginarios.

¿Quieres conocer la historia completa documentada del tarot?

A continuación desarrollamos el origen medieval de los naipes, el nacimiento del tarot en la Italia renacentista, el análisis detallado del Tarot Visconti-Sforza, la transformación esotérica del siglo XVIII y la desmitificación académica de teorías sobre Egipto y la Cábala. Ideal para investigación histórica, trabajos académicos o curiosidad rigurosa.

El tarot como artefacto histórico: separando hecho de ficción

Pocas creaciones humanas han sido tan consistentemente malinterpretadas como el tarot. Para millones de personas, estas 78 cartas ilustradas contienen secretos ancestrales preservados desde el antiguo Egipto, conocimientos cabalísticos transmitidos por sabios hebreos, o sabiduría gitana traída desde la India. La realidad documentada es simultáneamente más modesta y más fascinante: el tarot surgió en la Italia del siglo XV como un juego de cartas de lujo para aristócratas, sin ninguna pretensión esotérica. Su posterior adopción por tradiciones ocultas es un fenómeno cultural digno de estudio, pero no valida las mitologías construidas sobre sus orígenes.

Este artículo presenta la historia del tarot basada en evidencia documental, análisis iconográfico y consenso académico entre historiadores especializados. No busca deslegitimar prácticas contemporáneas que utilizan el tarot, sean esotéricas o psicológicas, pero sí establecer los hechos históricos verificables sobre cómo y por qué estas cartas llegaron a existir. La historia real del tarot es una ventana fascinante al mundo del renacimiento italiano, a los procesos de invención de tradiciones en el siglo XVIII, y a cómo los objetos culturales cambian radicalmente de significado a través del tiempo.

Comenzaremos en el siglo XIV con la llegada de los naipes a Europa, seguiremos el momento específico en que el tarot emergió en el norte de Italia, examinaremos las barajas históricas más importantes, rastrearemos su transformación en instrumento esotérico, y finalmente desmontaremos sistemáticamente las teorías sobre orígenes antiguos que, aunque románticas, carecen completamente de sustento histórico. Lo que descubriremos es que la verdad histórica del tarot es tan rica como cualquier mito inventado sobre él.

Los naipes llegan a Europa: fundamentos del tarot (siglo XIV)

El origen islámico de las cartas de juego

Los naipes aparecen documentados en Europa por primera vez en registros del último cuarto del siglo XIV. Las primeras menciones escritas provienen de diversas ciudades: Barcelona (1371), Florencia (1376), Alemania (1377) y Bruselas (1379). Estos documentos, principalmente ordenanzas municipales que prohibían juegos de azar, confirman que las cartas de juego eran ya suficientemente populares para preocupar a las autoridades cívicas y eclesiásticas.

Ganjifam naipes de la antigua Persia. Crédito: Dominio público.

La evidencia histórica y material indica que estos naipes llegaron desde el mundo islámico, específicamente Persia y llamadas Ganjifa, aunque también se sugiere su llegada del sultanato mameluco de Egipto. Las barajas mamelucos, documentadas desde el siglo XIII, consistían en 52 cartas divididas en cuatro palos: copas (tuman), monedas (dirham), espadas (suyuf) y palos de polo (jawkan). Cada palo tenía diez cartas numeradas más tres figuras de corte: malik (rey), na’ib malik (virrey) y thani na’ib (segundo virrey). Es de esta estructura que deriva el término «naipe«, corrupción romance de na’ib.

Naipes mamelucos. Crédito: Dominio público.

El auge del comercio con las rutas comerciales entre el Mediterráneo oriental y las repúblicas marítimas italianas (Venecia, Génova) facilitaron la transmisión de estos juegos. Los mercaderes que comerciaban con Alejandría, Damasco y Constantinopla trajeron consigo no solo especias y sedas, sino también entretenimientos novedosos. Las cartas mamelucos, decoradas con intrincados patrones geométricos y caligrafía árabe (evitando representaciones figurativas por prescripciones islámicas), fueron adaptadas por artesanos europeos que sustituyeron los diseños abstractos con figuras humanas.

La cristianización de los palos fue inmediata. Las copas se mantuvieron (evocando el cáliz eucarístico), las monedas también (símbolo universal de riqueza), las espadas permanecieron (asociadas con la nobleza guerrera), pero los palos de polo, deporte desconocido en Europa, se transformaron en bastos o bastones (símbolo del campesinado). Esta adaptación revela cómo los objetos culturales se modifican al cruzar fronteras: la estructura se preserva, pero el significado se reinterpreta según el contexto local.

La baraja europea estándar: 56 cartas

Para finales del siglo XIV, la estructura europea estándar de naipes se había establecido: 56 cartas divididas en cuatro palos, cada uno con diez cartas numeradas (del As al 10) y cuatro figuras de corte. La composición exacta de estas figuras varió regionalmente. Italia y España mantuvieron el sistema de tres figuras más una cuarta (sota, caballo, reina, rey o variantes), mientras que Francia y Alemania desarrollaron sistemas ligeramente diferentes que eventualmente derivaron en las barajas anglosajonas modernas.

baraja española cartas
Naipes de la baraja española. Crédito: Depositphotos.

Estas cartas se producían inicialmente mediante técnicas de estarcido y pintura a mano, lo que las hacía relativamente costosas. Los talleres de Augsburgo, Nuremberg, Venecia y Barcelona se especializaron en su fabricación. El papel, tecnología también llegada del mundo islámico vía España, era el material base. Las cartas más lujosas utilizaban pergamino, pinturas de alta calidad y ocasionalmente aplicaciones de pan de oro o plata.

Los juegos jugados con estos naipes eran principalmente de truco y baza, similares en mecánica a juegos modernos como el bridge o el mus. Documentos de la época mencionan juegos como primero, trionfo, y flux. Algunos eran puramente recreativos, otros involucraban apuestas, lo que explica las frecuentes prohibiciones eclesiásticas y civiles. La Iglesia veía en las cartas un vehículo de juego compulsivo, vanidad y desperdicio de tiempo que debería dedicarse a actividades piadosas o productivas.

Es crucial enfatizar que durante todo el siglo XIV y la primera mitad del XV, no existe ninguna evidencia de que estas cartas se utilizaran para adivinación o prácticas esotéricas. Eran exclusivamente instrumentos de juego. La cartomancia documentada es un fenómeno mucho más tardío, no apareciendo en registros europeos hasta el siglo XVIII, como veremos más adelante. Esta distinción temporal es fundamental para entender que el tarot nació como juego, no como oráculo.

El nacimiento del tarot: Italia septentrional, 1440-1450

Las cortes italianas y la cultura del renacimiento temprano

El tarot emerge en un contexto histórico muy específico: las cortes aristocráticas del norte de Italia durante el apogeo del renacimiento temprano. Las ciudades-estado de Milán, Ferrara, Bolonia y Florencia competían cultural y políticamente, utilizando el patronazgo artístico como instrumento de prestigio. Los Visconti en Milán, los Este en Ferrara, los Bentivoglio en Bolonia, encargaban obras de arte, arquitectura monumental, manuscritos iluminados y objetos de lujo para demostrar su sofisticación y poder.

En este ambiente de mecenazgo aristocrático surgió la innovación que creó el tarot: añadir a la baraja estándar de 56 cartas un conjunto adicional de 22 cartas permanentemente designadas como «triunfos» (trionfi), superiores a los palos regulares en el juego. Estas cartas triunfo llevaban imágenes alegóricas: virtudes, planetas, conceptos filosóficos, figuras ejemplares. La idea era brillante en su simplicidad: crear un juego más complejo y estratégico añadiendo un quinto «palo» de cartas especiales que siempre ganaban a las ordinarias.

El término «tarocchi» (singular: tarocco) aparece documentado por primera vez en Ferrara en 1442, en los registros de cuentas de la corte de Leonello d’Este. El documento registra pagos a pintores por «quattuor paria chartarum pro ludo dicto tarocho» (cuatro pares de cartas para el juego llamado tarocco). La etimología del término permanece incierta; puede derivar del río Taro, de un término árabe relacionado con cartas, o simplemente ser un neologismo italiano del siglo XV sin significado previo.

La primera documentación: Florencia, 1440

La evidencia histórica más antigua de cartas de triunfo la encontramos no en registros de juego sino en documentos judiciales. En 1440, los archivos de la corte de Florencia registran la transferencia de dos cartas de este tipo a Sigismondo Pandolfo Malatesta (1417-1468), el célebre condottiero que servía como capitán militar de las fuerzas venecianas. El documento no describe las cartas en detalle, pero el contexto indica que eran objetos de valor, probablemente lujosamente ilustrados, suficientemente prestigiosos para ser regalados a un líder militar de alto rango.

Malatesta, señor de Rímini, era figura prominente en la Italia del Quattrocento. Mecenas de las artes, mandó construir el Tempio Malatestiano, una de las primeras iglesias renacentistas, decorado con obras de Piero della Francesca y Agostino di Duccio. Que un personaje de su estatura recibiera cartas de triunfo como regalo diplomático indica que estos objetos ya circulaban entre la élite como símbolos de status y refinamiento cultural.

Entre 1440 y 1450, referencias a «carte da trionfi» aparecen en múltiples archivos del norte de Italia. Los registros de la corte de Ferrara documentan pagos a pintores por decorar estas cartas. Los libros de cuentas del duque de Milán registran gastos en materiales para su producción. Un sermón de 1450 del fraile dominico Giovanni di Capestrano condena el juego con estas cartas, evidenciando que ya eran suficientemente populares para provocar preocupación eclesiástica. La condena moral, paradójicamente, confirma el éxito del tarot como entretenimiento.

La mecánica del juego original

Reconstruir las reglas exactas de los primeros juegos de tarot es difícil porque las instrucciones no se registraban por escrito, se transmitían oralmente. Sin embargo, los juegos de tarot que sobrevivieron hasta hoy en Francia, Italia y otros países europeos permiten inferir la estructura básica del juego original del siglo XV.

La baraja completa de 78 cartas se dividía en dos secciones: los arcanos menores (los 56 naipes regulares divididos en cuatro palos) y los arcanos mayores (las 22 cartas de triunfo). El término «arcano» (del latín arcanum, secreto o misterio) es posterior, una invención esotérica del siglo XVIII. En el siglo XV se las llamaba simplemente «triunfos» y «palos».

El juego era de bazas, similar en mecánica al bridge moderno. Cuatro jugadores recibían cartas, jugaban por turnos intentando ganar bazas. Los triunfos siempre derrotaban a los palos regulares. Entre los triunfos mismos, el rango se establecía por numeración: el triunfo 21 (El Mundo) superaba al 20 (El Juicio), y así sucesivamente. El Loco (sin número o numerado como 0) tenía función especial, actuando como «excusa» que permitía al jugador evitar seguir el palo sin perder la baza.

Las reglas específicas variaban según la región y la casa. Algunos juegos incluían contratos y apuestas, otros eran puramente recreativos. Lo importante es reconocer que el tarot era un juego de habilidad y estrategia, no de azar. Requería memoria, cálculo probabilístico y cooperación entre parejas. Era el bridge del siglo XV, entretenimiento intelectual para una élite educada.

El Tarot Visconti-Sforza: las cartas más antiguas conservadas

El Ducado de Milán y las familias gobernantes

Para comprender el Tarot Visconti-Sforza, debemos situarnos en el Milán de mediados del siglo XV. El Ducado de Milán era una de las cinco grandes potencias de la península italiana, junto con Venecia, Florencia, los Estados Pontificios y el Reino de Nápoles. La familia Visconti había gobernado Milán desde finales del siglo XIII, construyendo un estado territorial poderoso mediante conquistas militares, matrimonios dinásticos y patronazgo cultural.

Filippo Maria Visconti (1392-1447) fue el último duque de la dinastía Visconti. Sin herederos varones legítimos, su muerte desencadenó una crisis sucesoria. Su hija ilegítima, Bianca Maria, estaba casada con Francesco Sforza (1401-1466), el condottiero más exitoso de Italia. Tras tres años de guerra civil conocidos como la República Ambrosiana, Francesco Sforza tomó el control de Milán en 1450, fundando una nueva dinastía que gobernaría hasta finales del siglo XV.

Es en este contexto de transición dinástica, legitimación política y ostentación cultural que se produjeron las barajas de tarot más antiguas que han sobrevivido. Estas cartas no eran simplemente entretenimiento; eran declaraciones visuales de poder, legitimidad y refinamiento. Cada carta funcionaba como propaganda política disfrazada de arte, presentando a los Visconti y Sforza como herederos de virtudes clásicas y cristianas, dignos de gobernar Milán.

Las barajas Visconti-Sforza: inventario y ubicación

El término «Tarot Visconti-Sforza» no se refiere a una sola baraja sino a un grupo de al menos tres barajas lujosas producidas para estas familias entre 1440 y 1480. Las cartas fueron pintadas a mano sobre cartón grueso o pergamino, utilizando témpera, pan de oro y ocasionalmente plata. Los artistas aplicaban las técnicas de la miniatura de manuscritos: colores brillantes, detalles meticulosos, fondos dorados que hacían brillar las figuras como iconos sagrados.

Las tres barajas principales son:

Baraja Pierpont Morgan-Bergamo (también llamada Colleoni-Baglioni): la más completa y famosa. Originalmente 78 cartas, actualmente se conservan 74 (26 arcanos mayores, 48 arcanos menores). Las cartas están divididas entre la Biblioteca Pierpont Morgan en Nueva York (35 cartas), la Accademia Carrara en Bérgamo (26 cartas) y colecciones privadas (13 cartas). Producida aproximadamente entre 1451 y 1453, probablemente como regalo de bodas para Bianca Maria Visconti y Francesco Sforza. Faltan El Diablo, La Torre, el Tres de Espadas y el Caballero de Monedas. Las figuras de corte y algunos arcanos mayores presentan a miembros de las familias Visconti y Sforza vestidos con la moda cortesana de mediados del siglo XV.

cartas tarot perpont bergamo
Cartas de la baraja Pierpont-Morgan Bergamo

Baraja Brera-Brambilla: conjunto fragmentario de cartas Visconti conservadas en diversos museos, incluyendo la Pinacoteca de Brera en Milán y colecciones privadas. Incluye figuras de corte como la Reina de Bastos y algunos arcanos mayores. Datadas aproximadamente entre 1440-1460, muestran técnica pictórica similar a otras barajas Visconti aunque con variaciones estilísticas que sugieren posiblemente diferentes talleres o períodos de producción. La fragmentación de esta baraja y su dispersión entre colecciones dificulta su estudio completo.

Reina de la baraja Brera-Brambilla. Crédito: Pinacoteca de Brera / Dominio público.

Baraja Cary-Yale (también llamada Visconti di Modrone): la más temprana, datada entre 1442 y 1447. Conservada en la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale. Contiene 67 cartas de lo que pudo ser una baraja de 86 o más cartas, con arcanos mayores adicionales no presentes en barajas posteriores (Fama, Esperanza, Caridad adicionales). Esta baraja muestra que el canon de 22 arcanos mayores no estaba fijo inicialmente; las cortes experimentaban con diferentes números y tipos de triunfos. Los símbolos heráldicos de los Visconti (la víbora tragándose un niño) aparecen prominentemente, confirmando el comitente.

Baraja Cary-Yale. Crédito: Dominio público.

Iconografía y significado original: un espejo del renacimiento

Las imágenes de estas cartas reflejan la cosmovisión del renacimiento temprano italiano, específicamente la síntesis entre cristianismo, filosofía clásica y jerarquía social feudal que caracterizaba el pensamiento de la élite del Quattrocento. No hay misterios egipcios ni cábala judía en estas representaciones; lo que vemos es la cultura visual del norte de Italia circa 1450.

Los arcanos mayores representan una jerarquía cosmológica ascendente. En la base están las virtudes cardinales y teologales (Fuerza, Justicia, Templanza, Prudencia; Fe, Esperanza, Caridad), fundamento moral de la vida cristiana. Siguen las condiciones humanas y roles sociales: El Mago (el artesano o prestidigitador), El Papa y La Papisa (autoridad eclesiástica), El Emperador y La Emperatriz (autoridad secular), Los Enamorados (el matrimonio y la elección moral). Luego vienen las fuerzas que gobiernan la vida humana: La Rueda de la Fortuna (el cambio constante), El Carro (el triunfo), El Ermitaño (la contemplación).

En la escala superior encontramos símbolos cósmicos y escatológicos: El Sol, La Luna, Las Estrellas (los cuerpos celestes que influyen en el destino según la astrología medieval), El Juicio (la resurrección final), y finalmente El Mundo (la totalidad de la creación). Esta secuencia no es arbitraria; representa un ascenso desde lo terrenal hacia lo divino, una scala mundi o escalera del mundo que era motivo común en la filosofía escolástica y la mística cristiana medieval.

Algunas cartas reflejan directamente la realidad política de Milán. El Emperador porta las insignias del Sacro Imperio Romano Germánico, recordando que los duques de Milán derivaban su legitimidad de títulos imperiales. La Emperatriz lleva vestiduras que coinciden con descripciones de Bianca Maria Visconti en documentos contemporáneos. El Carro muestra un triunfo militar al estilo de las entradas ceremoniales que Francesco Sforza organizaba en Milán para celebrar victorias. Estas cartas eran, entre otras cosas, propaganda dinástica.

Los arcanos menores muestran escenas de vida cortesana, caza, actividades militares, y símbolos heráldicos. Los palos mantienen la estructura tradicional: Copas (clero), Espadas (nobleza militar), Bastos (campesinado), Monedas (mercaderes). Esta división refleja la teoría medieval de los tres estados de la sociedad, aunque expandida a cuatro para acomodar la creciente importancia de la clase mercantil urbana en las repúblicas italianas.

Atribución artística y técnica pictórica

La identificación del artista o artistas que pintaron estas cartas ha sido objeto de debate académico durante décadas. Los historiadores del arte han propuesto varios nombres basándose en análisis estilístico, comparación con manuscritos iluminados contemporáneos, y registros de pagos en archivos ducales.

tarot visconti sforza
Tarot Visconti-Sforza. Crédito: Dominio público.

La hipótesis más aceptada actualmente atribuye la mayor parte de la baraja Pierpont Morgan-Bergamo a Bonifacio Bembo (c. 1420-c. 1480), pintor asociado con la corte de los Sforza documentado en múltiples encargos entre 1450 y 1470. Bembo trabajaba en el estilo del gótico internacional tardío, caracterizado por figuras elegantes, colores brillantes y fondos dorados. Su estilo es consistente con las cartas de figuras de corte y varios arcanos mayores de la baraja.

Sin embargo, algunas cartas muestran diferencias estilísticas notables, sugiriendo múltiples manos. Las virtudes teologales (Fe, Esperanza, Caridad) presentan una técnica más refinada que otras cartas, posiblemente obra de un maestro más experimentado o ejecutadas en fecha posterior. Algunos historiadores han sugerido la participación de Antonio Cicognara, otro pintor activo en Cremona y Milán durante este período, o de miniaturistas anónimos especializados en la decoración de manuscritos.

La técnica empleada era la témpera sobre preparación de yeso (gesso), aplicada sobre cartón grueso formado por varias capas de papel encolado. Primero se dibujaba el diseño con punta metálica o carboncillo, luego se aplicaba el pan de oro en las áreas destinadas a brillar (fondos, halos, detalles de vestimenta), y finalmente se pintaban las figuras por capas sucesivas de pigmentos mezclados con aglutinante de huevo. Los colores derivaban de minerales: lapislázuli para azules profundos, cinabrio para rojos, malaquita para verdes. Estos pigmentos eran costosos, algunos más valiosos que el oro, lo que enfatiza el carácter lujoso de estas barajas.

Función y uso: ¿se jugaba con ellas?

Una pregunta que fascina tanto a coleccionistas como a historiadores es si estas cartas magníficamente decoradas fueron realmente utilizadas para jugar o si eran puramente objetos de ostentación. La evidencia sugiere ambas funciones, aunque probablemente en contextos diferentes.

El desgaste observable en algunas cartas indica manipulación física: esquinas ligeramente dobladas, pequeñas manchas, decoloración en áreas que habrían sido tocadas repetidamente. Esto sugiere que al menos algunas barajas Visconti-Sforza fueron efectivamente usadas en juegos. Sin embargo, el cuidado extremo en su ejecución y el valor de los materiales implican que no eran cartas de uso cotidiano como las barajas más simples que circulaban entre la nobleza menor y la burguesía urbana.

Es probable que estas barajas de lujo se utilizaran en ocasiones ceremoniales: banquetes importantes, visitas de dignatarios, celebraciones dinásticas. Jugar con ellas era un acto social performativo que demostraba riqueza, gusto cultivado y pertenencia a la élite cultural del renacimiento. Entre jugadas, las cartas podían exhibirse, discutirse sus alegorías, comentarse su belleza. El juego era pretexto para conversación culta, display de erudición humanística y reforzamiento de jerarquías sociales.

Otras barajas probablemente nunca fueron utilizadas para jugar. Algunas pudieron encargarse como regalos diplomáticos, destinadas a ser admiradas en gabinetes de curiosidades. Otras como objetos devocionales privados, donde las imágenes servían para meditación moral sobre virtudes, vanidad de la fortuna, inevitabilidad del juicio. El tarot, en sus primeras décadas, era suficientemente versátil para cumplir múltiples funciones simultáneamente: entretenimiento, arte, filosofía moral, propaganda política.

La expansión del tarot: de Italia a Europa (siglos XV-XVII)

De la corte al pueblo: la imprenta y la producción masiva

Durante las primeras décadas de su existencia, el tarot permaneció confinado a las cortes aristocráticas del norte de Italia. Las barajas pintadas a mano eran demasiado costosas para cualquiera fuera de la nobleza o la alta burguesía mercantil. Esta situación cambió radicalmente con la introducción de la imprenta en Italia y la adaptación de técnicas xilográficas para la producción de naipes.

La xilografía (grabado en madera) ya se utilizaba para producir naipes regulares desde principios del siglo XV. Los artesanos tallaban las imágenes en bloques de madera, los entintaban y los presionaban contra papel o cartón para producir múltiples copias. Inicialmente se imprimían los contornos en negro, luego se coloreaban a mano mediante plantillas (estarcido). Este proceso, aunque más rápido que pintar completamente a mano, seguía requiriendo trabajo artesanal considerable.

Para finales del siglo XV, talleres especializados en Milán, Bolonia, Ferrara y Venecia producían barajas de tarot a precios accesibles para mercaderes, profesionales urbanos y nobleza menor. La calidad variaba enormemente: desde copias toscas en papel barato hasta versiones refinadas que intentaban imitar el lujo de las barajas pintadas. Los grabadores desarrollaron estilos iconográficos característicos de cada región, aunque la estructura básica de 78 cartas y los temas de los arcanos mayores se mantuvieron relativamente estables.

Esta estandarización iconográfica es significativa. Aunque no existía un canon oficial, la práctica del mercado estableció convenciones: El Mago siempre aparecía con implementos sobre una mesa, La Rueda de la Fortuna mostraba figuras ascendiendo y descendiendo, La Muerte portaba una guadaña. Estas imágenes se repetían con variaciones en diferentes barajas, creando una gramática visual compartida. Este lenguaje iconográfico común facilitaría, tres siglos después, la interpretación esotérica del tarot, ya que los símbolos eran reconocibles a través de múltiples versiones.

Las Guerras Italianas y la difusión europea

El tarot salió de Italia como consecuencia indirecta de las Guerras Italianas (1494-1559), conflicto prolongado entre Francia, España y el Sacro Imperio por el control de la península. Cuando Carlos VIII de Francia invadió Italia en 1494, iniciando décadas de ocupación, campañas militares y reorganización política, los ejércitos franceses y suizos estacionados en ciudades italianas adoptaron el juego del tarot. Soldados y oficiales llevaron barajas de regreso cuando rotaban a sus territorios de origen.

Francia fue el primer país fuera de Italia donde el tarot arraigó firmemente. Para inicios del siglo XVI, el juego era popular en el sur de Francia (Provenza, Dauphiné) y gradualmente se extendió hacia el norte. Los fabricantes de cartas franceses adaptaron las imágenes italianas al gusto local: las figuras adoptaron vestimentas francesas, algunos símbolos se modificaron para reflejar realidades culturales francesas. Surgieron variantes regionales del juego con reglas ligeramente diferentes.

Suiza, especialmente las regiones de lengua francesa y cercanas a Italia, también adoptó el tarot durante el siglo XVI. El cantón del Valais y ciudades como Basilea documentan fabricación local de tarocchi para finales del 1500. Alemania y los territorios del Sacro Imperio mostraron menos entusiasmo; el tarot nunca alcanzó allí la popularidad que tuvo en Italia, Francia o Suiza. Los germanos preferían sus propios juegos de cartas tradicionales.

España y Portugal, curiosamente, rechazaron el tarot casi completamente. A pesar de su proximidad geográfica a Italia y Francia y a pesar de que la baraja española de 40 cartas derivaba de los mismos naipes mamelucos que dieron origen al tarot, los hispanos no adoptaron los triunfos adicionales. Las razones no están completamente claras; posiblemente la Inquisición desconfiaba de las imágenes alegóricas que podían interpretarse como heréticas, o simplemente los juegos tradicionales españoles eran suficientemente satisfactorios sin necesidad de importar innovaciones extranjeras.

El Tarot de Marsella: la versión canónica

Entre las múltiples variantes regionales que surgieron durante los siglos XVI y XVII, una se convertiría en el estándar reconocido internacionalmente: el Tarot de Marsella. Este término no se refiere a una baraja única sino a una familia de barajas producidas principalmente en el sur de Francia y el norte de Italia entre aproximadamente 1650 y 1800, que compartían un estilo iconográfico consistente.

Marsella era centro importante de fabricación de naipes desde el siglo XVI. Los cartiers (fabricantes de cartas) marselleses exportaban sus productos por toda Europa y el Mediterráneo. El estilo marsellés se caracterizaba por grabados en madera relativamente simples, coloreados con plantillas en rojo, azul, amarillo y verde. Los rostros eran estilizados casi hasta la abstracción, las composiciones simétricas y decorativas. El resultado era menos naturalista que las barajas renacentistas italianas pero más eficiente para producción masiva.

Tarot de Marsella. Crédito: dominio público.

Los arcanos mayores del Tarot de Marsella establecieron convenciones iconográficas que persistirían hasta hoy. El Loco aparecía como vagabundo con morral, un perro mordiéndole. El Colgado pendía de un pie, manos atadas. La Torre era destruida por rayo. Estas imágenes específicas, repetidas en innumerables barajas marsellesas, se convirtieron en el vocabulario visual estándar del tarot. Cuando los ocultistas del siglo XVIII comenzaron a teorizar sobre significados esotéricos, lo hicieron basándose principalmente en la iconografía marsellesa, no en las barajas renacentistas originales que eran objetos de museo inaccesibles.

Durante los siglos XVII y XVIII, el tarot continuó siendo primariamente un juego. En Francia, el jeu de tarot era entretenimiento popular en cafés, salones burgueses y ocasionalmente la corte. Las reglas se habían sofisticado: variantes como el tarot à quatre (cuatro jugadores) y el tarot à cinq (cinco jugadores) desarrollaron sistemas complejos de apuestas, alianzas temporales y estrategias. Manuales de juego publicados en el siglo XVIII documentan estas reglas, evidenciando una cultura lúdica vibrante alrededor del tarot completamente desconectada de esoterismo o adivinación.

El giro esotérico: de juego a oráculo (siglo XVIII)

Court de Gébelin y la invención del mito egipcio

La transformación del tarot de entretenimiento aristocrático a instrumento esotérico ocurrió en un momento histórico específico: la Francia de del Siglo de las Luces, paradójicamente una época de racionalismo que también vio florecer sociedades secretas, especulación ocultista y fascinación por lo exótico. El protagonista de esta transformación fue Antoine Court de Gébelin (1719-1784), erudito protestante, francmasón y autor de una ambiciosa obra enciclopédica llamada Le Monde Primitif (El Mundo Primitivo), publicada en nueve volúmenes entre 1773 y 1782.

antoine cour de gebelin
Antoine Court de Gèbelin. Crédito: Dominio Público.

En el octavo volumen de esta obra, publicado en 1781, Court de Gébelin incluyó un ensayo titulado «Du Jeu des Tarots» (Sobre el Juego del Tarot) donde afirmaba, sin presentar ninguna evidencia documental, que el tarot era en realidad un libro sagrado egipcio que contenía la sabiduría de los antiguos sacerdotes de Thot. Según su teoría, este conocimiento había sido preservado en forma de cartas de juego para escapar de la destrucción, transmitiéndose secretamente a través de los siglos hasta llegar a Europa medieval.

La teoría de Court de Gébelin era completamente especulativa, basada en etimologías fantasiosas y asociaciones imaginativas. Derivaba la palabra «tarot» del egipcio «tar» (camino) y «ro» (real), argumentando que significaba «camino real». Interpretaba los arcanos mayores como representaciones de conocimientos astronómicos, astrológicos y filosóficos del antiguo Egipto. La Papisa sería Isis, el Emperador sería Osiris, las Estrellas representarían Sirio y así sucesivamente. Ninguna de estas identificaciones tenía sustento en egiptología real (que apenas comenzaba como disciplina académica) ni en documentación histórica sobre el tarot.

¿Por qué esta teoría obviamente infundada tuvo tanto éxito? Varios factores contextuales la favorecieron. Primero, la egiptomanía: Francia estaba fascinada con Egipto desde las campañas napoleónicas de 1798-1801 y el descubrimiento de la Piedra Rosetta. Segundo, el prestigio de lo antiguo: en la cultura ilustrada francesa, atribuir origen egipcio a algo le confería autoridad inmediata. Tercero, la moda del primitivismo: la creencia de que las civilizaciones antiguas poseían sabiduría perdida que la modernidad había olvidado. Cuarto, el ambiente francmasón: Court de Gébelin era miembro de la logia masónica Les Amis Réunis, donde se cultivaba interés por simbolismo, esoterismo y conocimientos ocultos.

La influencia de Court de Gébelin fue inmediata y duradera. Su ensayo proporcionó el marco conceptual que transformaría el tarot de juego secular en texto sagrado. Aunque académicos contemporáneos señalaron la falta de evidencia (y estudiosos posteriores desmontarían completamente sus teorías), el público general encontró su narrativa irresistiblemente atractiva. El tarot, de objeto mundano cuyo origen modesto estaba documentado, se convirtió en artefacto místico de antigüedad insondable.

Etteilla: el primer tarotista profesional

Si Court de Gébelin proporcionó la teoría, Jean-Baptiste Alliette (1738-1791) creó la práctica. Alliette, que invertía su apellido para firmar como Etteilla, era un hombre de orígenes modestos que trabajaba como fabricante de pelucas en París antes de reinventarse como cartomante profesional. En 1770, publicó un tratado sobre cartomancia con naipes ordinarios, pero tras leer el ensayo de Court de Gébelin, reconoció el potencial comercial del tarot egipcio.

Entre 1783 y 1785, Etteilla publicó una serie de obras desarrollando un sistema completo de adivinación con tarot. Su contribución fundamental fue triple: primero, asignó significados adivinatorios específicos a cada carta, creando el primer diccionario exhaustivo de interpretaciones; segundo, diseñó tiradas o spreads (configuraciones específicas de cartas) para diferentes tipos de consultas; tercero y más significativamente, en 1789 diseñó su propia baraja específicamente para adivinación, modificando las imágenes del Tarot de Marsella para reflejar sus teorías egipcias.

El «Grand Etteilla» o «Tarot Egipcio de Etteilla» mostraba escenas que él imaginaba derivaban del Libro de Thot. Las cartas llevaban títulos en francés y «jeroglíficos» que no eran egipcios reales sino invenciones decorativas. El Loco se convirtió en «La Locura», La Papisa en «Iluminación», El Mago en «El Consultante». Cada carta venía con significados divinatorios impresos: «derecho» (cuando la carta aparecía vertical) y «invertido» (cuando aparecía al revés). Esta innovación de significados duales según orientación se convirtió en estándar en cartomancia posterior.

Tarot Egipcio de Etteilla.

Etteilla estableció un negocio próspero en París, consultando a clientes de todas las clases sociales en su apartamento de la Rue de la Verrerie. Publicó almanaques anuales con predicciones, ofreció clases de cartomancia (por una tarifa considerable), y formó a estudiantes que difundieron sus métodos. Cuando murió en 1791, había creado efectivamente una nueva profesión: el tarotista profesional, distinto del simple jugador de cartas o el echador de suertes general.

La influencia de Etteilla persistió durante todo el siglo XIX. Su baraja se reimprimió constantemente, sus métodos se enseñaban en salones espiritistas, sus libros circulaban en ediciones pirateadas. Aunque ocultistas posteriores criticarían sus interpretaciones como vulgares o comercializadas, Etteilla había democratizado el tarot, transformándolo de curiosidad erudita en herramienta accesible para cualquiera que deseara consultar el destino.

Éliphas Lévi: tarot, cábala y magia ceremonial

La siguiente transformación importante del tarot vino de Alphonse Louis Constant (1810-1875), exseminarista católico, socialista utópico y eventualmente ocultista que escribía bajo el seudónimo hebraizado Éliphas Lévi. Lévi era figura más intelectual y ambiciosa que Etteilla; no le interesaba la adivinación comercial sino la creación de un sistema mágico coherente que sintetizara todas las tradiciones esotéricas occidentales.

En su obra fundamental «Dogma y Ritual de la Alta Magia» (1854-1856), Lévi presentó una teoría que sería aún más influyente que la de Court de Gébelin: el tarot era la clave visual de la Cábala judía. Según Lévi, los 22 arcanos mayores correspondían exactamente a las 22 letras del alfabeto hebreo, y por tanto a los 22 senderos del Árbol de la Vida cabalístico. Esta correspondencia, argumentaba, permitía usar el tarot como instrumento de magia ceremonial, meditación cabalística y comprensión de los misterios divinos.

Lévi elaboró complejas tablas de correspondencias conectando cada arcano mayor con: una letra hebrea, un sendero cabalístico, un planeta o signo zodiacal, un elemento, un color, una nota musical, una gema, una planta, un perfume. Este sistema de correspondencias múltiples transformaba el tarot de simple oráculo en un lenguaje universal que supuestamente codificaba toda la realidad. El tarot, en la visión de Lévi, era literalmente una enciclopedia hermética en forma de imágenes.

quien fue eliphas levi
Eliphas Levi, maestro del ocultismo. Crédito: Dominio Público.

Aunque Lévi no diseñó su propia baraja (usaba el Tarot de Marsella estándar), su interpretación de las cartas era radicalmente diferente a la de Etteilla. Donde Etteilla veía herramientas de adivinación, Lévi veía símbolos filosóficos. El Loco no predecía la llegada de un extraño excéntrico (Etteilla); representaba el estado primordial del alma antes de encarnar (Lévi). La Torre no auguraba ruina financiera; simbolizaba la caída de estructuras egóicas necesaria para la iluminación espiritual.

Las teorías de Lévi sobre el tarot no tenían más fundamento histórico que las de Court de Gébelin. La Cábala judía medieval no mencionaba el tarot en absoluto (¿cómo podría, si el tarot no existía cuando se escribieron los textos cabalísticos?). Las correspondencias entre cartas y letras hebreas eran invenciones del siglo XIX sin antecedente tradicional. Sin embargo, la síntesis de Lévi era intelectualmente seductora, ofreciendo un marco teórico coherente que conectaba múltiples tradiciones esotéricas en un sistema unificado.

La influencia de Lévi en el ocultismo posterior fue inmensa. Cuando la Orden Hermética del Alba Dorada (Hermetic Order of the Golden Dawn) se fundó en Londres en 1888, adoptó el sistema de Lévi como base de su enseñanza esotérica del tarot. A través de la Golden Dawn, las ideas de Lévi alcanzaron el mundo anglófono y eventualmente global. El tarot de Lévi era el tarot del ocultismo serio, distinto del tarot comercial de los adivinadores callejeros. Esta división entre tarot «alto» (filosófico, cabalístico) y tarot «bajo» (adivinatorio, comercial) marcaría la cultura esotérica hasta hoy.

Desmitificación: lo que el tarot NO es

El mito egipcio: inventado en 1781

La teoría de que el tarot deriva del antiguo Egipto, específicamente del Libro de Thot, es completamente infundada. Esta afirmación, que sigue circulando en literatura esotérica popular y sitios web, no tiene ningún sustento en evidencia histórica, arqueológica o documental. Fue inventada por Court de Gébelin en 1781 y elaborada por Etteilla en 1785, cuando la egiptología como disciplina académica apenas existía y nadie podía verificar sus afirmaciones.

Los hechos históricos son claros y verificables. El tarot está documentado en Italia a partir de 1440. Los textos egipcios antiguos, incluyendo el genuino Libro de los Muertos (no existe un «Libro de Thot» como tal, aunque Thot era dios de la sabiduría), fueron escritos en jeroglíficos sobre papiro y paredes de tumbas, no en cartas de juego. La escritura jeroglífica no fue descifrada hasta 1822, cuando Jean-François Champollion tradujo la Piedra Rosetta. Antes de esa fecha, Court de Gébelin y Etteilla no tenían manera de leer textos egipcios reales: sus «traducciones» eran pura fantasía.

Las imágenes del tarot reflejan iconografía europea medieval y renacentista, no egipcia. Los personajes visten ropas del siglo XV italiano. Los símbolos (corona papal, arquitectura gótica, armaduras medievales) son inequívocamente europeos. Ningún elemento iconográfico del Tarot de Marsella o las barajas Visconti-Sforza deriva de arte egipcio. Los estudiosos de egiptología que han examinado el tarot (y son pocos, porque es tema periférico a su disciplina) lo consideran producto europeo sin conexión alguna con Egipto.

Tarot de Egipto. Crédito: Depositphotos.

¿Por qué persiste el mito entonces? Primero, porque fue extremadamente exitoso en el siglo XIX y se repitió en innumerables libros de ocultismo, creando una tradición textual que se auto-refuerza. Segundo, porque añade prestigio y antigüedad: un juego de cartas italiano del siglo XV parece trivial; un libro sagrado egipcio suena profundo. Tercero, porque la corrección es menos emocionante que el mito. Finalmente, porque muchas personas involucradas en prácticas esotéricas con tarot sienten que desacreditar el origen egipcio deslegitima su práctica, cuando en realidad el valor de una herramienta no depende de afirmaciones históricas falsas sobre su origen.

La conexión cabalística: anacronismo del siglo XIX

La teoría de que el tarot está intrínsecamente conectado con la Cábala judía, propuesta por Éliphas Lévi en 1854, es igualmente anacrónica. La Cábala como sistema místico se desarrolló en España y sur de Francia entre los siglos XII y XIII, alcanzando su forma clásica con el Zohar (finales del siglo XIII) y los escritos de Isaac Luria (siglo XVI). Ninguno de estos textos menciona el tarot. No podrían hacerlo: el tarot no existía cuando se escribieron.

Las correspondencias entre los 22 arcanos mayores y las 22 letras del alfabeto hebreo parecen tentadoras numéricamente, pero son invención del siglo XIX. Los cabalistas medievales no conocían el tarot. Los fabricantes de tarot del siglo XV no conocían la Cábala (muchos probablemente nunca habían encontrado un judío, dado el contexto de persecución y segregación en la Italia renacentista). Las dos tradiciones se desarrollaron completamente independientes durante más de tres siglos.

Lévi creó sus correspondencias basándose en asociaciones conceptuales que le parecían apropiadas, no en tradición transmitida. Decidió que El Loco correspondía a la letra Aleph porque ambos representaban comienzos; que La Papisa correspondía a Beth porque ambos sugerían dualidad. Estas asignaciones eran elegantes intelectualmente pero arbitrarias históricamente. Ocultistas posteriores (la Golden Dawn, Aleister Crowley, Paul Foster Case) propusieron correspondencias diferentes, demostrando que no había sistema «correcto» derivado de tradición antigua, sino múltiples interpretaciones modernas en competencia.

Esto no significa que usar el tarot en contextos cabalísticos carezca de valor para quienes lo practican. La meditación cabalística con tarot puede ser profundamente significativa como técnica espiritual moderna. Pero es importante distinguir entre práctica contemporánea valiosa y afirmaciones históricas falsas. El tarot no preserva enseñanzas cabalísticas antiguas; es una herramienta moderna que algunos han elegido integrar con estudio cabalístico, lo cual es legítimo como síntesis nueva, no como recuperación de tradición perdida.

El origen gitano: otro mito romántico

Otra teoría popular, especialmente en el siglo XIX, afirmaba que el tarot fue traído a Europa por los gitanos (pueblo romaní) desde India o Egipto. Esta teoría aparece en literatura esotérica decimonónica y persiste en algunos círculos. Es, nuevamente, completamente infundada.

Los romaníes llegaron a Europa occidental desde el subcontinente indio en sucesivas oleadas entre los siglos XIV y XVI, aproximadamente contemporáneos con el surgimiento del tarot. Sin embargo, no hay evidencia de que los romaníes usaran el tarot antes de su contacto con culturas europeas. Las prácticas adivinatorias tradicionales romaníes utilizaban quiromancia (lectura de palmas), cristalomancia (bolas de cristal) y métodos diversos de adivinación, pero no cartas de tarot específicamente.

Lo que sí ocurrió fue que durante el siglo XVIII y especialmente el XIX, cartomantes romaníes en Francia y otros países adoptaron el tarot como herramienta profesional. Esto es natural: los romaníes, marginados económicamente, trabajaban frecuentemente como adivinos, entretenedores y vendedores itinerantes. Adoptar el tarot, que se había vuelto popular para adivinación tras Court de Gébelin y Etteilla, era lógica comercial. Pero adoptaron una práctica europea existente; no la trajeron de sus tierras de origen.

La confusión se debe parcialmente a orientalismo y romanticismo del siglo XIX. Los escritores románticos idealizaban a los gitanos como preservadores de sabiduría antigua, libres de las corrupciones de la civilización. Asociar el tarot con los romaníes le añadía aura de misterio exótico. Pero la asociación es circunstancial y tardía, no indica origen común. Estudios históricos y antropológicos sobre la cultura romaní no respaldan ninguna conexión entre tradiciones romaníes originales y el tarot europeo.

Lo que la historiografía académica ha establecido

La investigación histórica rigurosa sobre el tarot, desarrollada principalmente en la segunda mitad del siglo XX, ha establecido un consenso académico sólido basado en análisis documental y material. Los trabajos de Michael Dummett (historiador y filósofo), Stuart Kaplan (coleccionista e historiador), Ross Caldwell, Thierry Depaulis, y otros especialistas han reconstruido la historia real del tarot mediante examen de archivos, análisis iconográfico, estudio de barajas históricas y comparación de fuentes.

Los hallazgos principales son: el tarot surgió en el norte de Italia entre 1440 y 1450 como variante del juego de naipes, añadiendo 22 triunfos permanentes a la baraja estándar. Las primeras barajas fueron encargos lujosos de familias aristocráticas (Visconti, Sforza, Este). La iconografía refleja cultura visual del renacimiento italiano temprano sin elementos egipcios, cabalísticos o de otras tradiciones antiguas. El tarot permaneció primariamente como juego durante tres siglos. Su adopción para adivinación comenzó en Francia en el siglo XVIII, específicamente tras la publicación de Court de Gébelin en 1781. Las teorías sobre orígenes antiguos son invenciones de los siglos XVIII y XIX sin base documental.

Este consenso académico no es especulación ni prejuicio materialista. Es el resultado de aplicar métodos estándar de investigación histórica: examinar fuentes primarias, verificar cronologías, comparar evidencia material con afirmaciones textuales. Los historiadores del tarot no tienen agenda contra el esoterismo; simplemente reportan lo que las fuentes documentan. Algunos historiadores del tarot son ellos mismos practicantes de tarot esotérico (Stuart Kaplan, por ejemplo), demostrando que reconocer la historia real no requiere abandonar prácticas contemporáneas.

La lección metodológica es importante: afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria. Cuando alguien afirma que el tarot deriva de Egipto antiguo o preserva enseñanzas de Atlántida, la carga de prueba recae en quien hace la afirmación. Debe mostrar documentos, artefactos, análisis verificables. Las fuentes deben ser contemporáneas o cercanas temporalmente a los eventos supuestos, no textos del siglo XIX citando tradiciones orales no verificables. La historiografía del tarot demuestra lo que ocurre cuando se aplican estos estándares rigurosamente: la realidad emerge, despojada de mitología romántica pero no menos interesante por ello.

El tarot en el siglo XX: de la Golden Dawn al uso contemporáneo

El Tarot Rider-Waite: el estándar global

En 1909 se publicó la baraja que se convertiría en la más influyente e imitada del mundo: el Tarot Rider-Waite, diseñado por Arthur Edward Waite y la artista Pamela Colman Smith, publicado por la casa Rider & Company de Londres. Waite era miembro prominente de la Orden Hermética del Alba Dorada, sociedad ocultista británica fundada en 1888 que sintetizaba enseñanzas de Éliphas Lévi, cábala, alquimia, astrología y magia ceremonial. La Golden Dawn había desarrollado un sistema completo de correspondencias esotéricas del tarot, pero no había diseñado una baraja propia públicamente disponible.

Waite decidió crear una baraja que codificara las enseñanzas de la Golden Dawn (aunque modificadas según sus propias interpretaciones) en formato accesible. Contrató a Pamela Colman Smith, artista jamaicana-británica también miembro de la orden, para ejecutar los diseños bajo su dirección. El resultado fue revolucionario por una innovación específica: por primera vez, los arcanos menores (las 56 cartas de los cuatro palos) recibieron ilustraciones completas con escenas narrativas, no solo símbolos de palo repetidos.

baraja tarot raider waite
Baraja de tarot Raider-Waite. Crédito: Depositphotos.

En barajas anteriores, el Tres de Copas simplemente mostraba tres copas dispuestas decorativamente. En el Rider-Waite, el Tres de Copas muestra tres mujeres brindando en celebración, una escena que sugiere significado narrativo. Esta innovación transformó la lectura del tarot: ahora cada carta contaba una historia visual, permitiendo interpretaciones intuitivas basadas en la imagen sin necesidad de memorizar significados fijos. Un lector podía mirar la escena y construir significado a partir de lo que las figuras hacían, sentían, expresaban.

El estilo artístico de Colman Smith era deliberadamente simple, casi infantil, con líneas claras y colores planos. Esta simplicidad facilitaba la reproducción masiva y hacía las cartas visualmente accesibles. Las imágenes incorporaban simbolismo de múltiples tradiciones: astrología (signos zodiacales), cábala (el Árbol de la Vida), cristianismo (iconografía de santos), elementos alquímicos, pero todo presentado de manera que no requería conocimiento previo para apreciar las escenas básicas.

El éxito del Rider-Waite fue gradual pero inevitable. Durante las primeras décadas se vendió modestamente, principalmente en círculos ocultistas. Pero tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el interés por esoterismo y espiritualidad alternativa creció en Occidente, el Rider-Waite se convirtió en la baraja estándar que tiendas esotéricas ofrecían a principiantes. Su iconografía se volvió tan ubicua que muchas personas asumen que «así es como se ve el tarot», ignorando que barajas anteriores tenían diseños completamente diferentes. Hoy, estimaciones sugieren que el 80% de las barajas modernas son directa o indirectamente derivadas del Rider-Waite.

Aleister Crowley y el Tarot de Thoth

En 1944 se publicó otra baraja influyente: el Tarot de Thoth, diseñado por Aleister Crowley (1875-1947) y pintado por Lady Frieda Harris. Crowley, ocultista controversial, escritor prolífico y fundador de la religión Thelema, había sido miembro de la Golden Dawn antes de conflictos internos que llevaron a su expulsión. Pasó décadas desarrollando su propio sistema mágico, que combinaba elementos de la Golden Dawn con sus propias innovaciones teológicas y filosóficas.

El Tarot de Thoth refleja la visión de Crowley de un tarot que incorporara descubrimientos científicos del siglo XX (especialmente física cuántica y psicología profunda), simbolismo egipcio reinterpretado según su sistema thelémico y complejidad visual que requiriera estudio serio. Harris, quien no era ocultista sino artista profesional fascinada por el proyecto, pintó las 78 cartas en estilo art déco vibrante, con colores saturados y geometrías complejas. Cada carta contenía múltiples capas de simbolismo que Crowley explicaba en su libro acompañante «The Book of Thoth» (1944).

Tarot de Thoth, diseñado por Aleister Crowley.

El Tarot de Thoth nunca alcanzó la popularidad masiva del Rider-Waite, pero se volvió influyente en círculos ocultistas serios. Sus imágenes son más abstractas, menos narrativas, diseñadas para meditación profunda más que lectura intuitiva inmediata. Crowley realizó cambios significativos: renombró algunos arcanos (Justicia se convirtió en Ajuste, Fuerza en Lujuria), reordenó otros, modificó correspondencias astrológicas. Estos cambios reflejaban su sistema thelémico donde conceptos como voluntad, deseo sexual y poder individual tenían roles centrales diferentes de sistemas ocultistas victorianos más conservadores.

El tarot en la cultura contemporánea

Desde la década de 1960, el tarot ha experimentado explosión de popularidad y diversificación sin precedentes. La contracultura de los 60-70 adoptó el tarot como herramienta de exploración espiritual alternativa. El movimiento New Age de los 80-90 lo integró en su sincretismo de prácticas orientales, psicología humanista y esoterismo occidental. En el siglo XXI, el tarot se ha democratizado completamente, con miles de barajas temáticas disponibles y comunidades online donde principiantes comparten interpretaciones.

Los usos contemporáneos del tarot son extraordinariamente diversos. Algunos lo practican dentro de tradiciones esotéricas específicas (Thelema, Wicca, reconstruccionismo hermético). Otros lo emplean desde perspectiva psicológica junguiana, viéndolo como herramienta proyectiva para autoconocimiento sin afirmaciones sobrenaturales. Artistas crean barajas como medio de expresión visual, reinterpretando los arquetipos según culturas específicas (tarot afrofuturista, tarot queer, tarot feminista). Coleccionistas tratan barajas históricas como objetos de arte. En Italia y Francia, el tarot sigue jugándose como juego de cartas tradicional, completamente desconectado de esoterismo.

El mercado del tarot es una industria global multimillonaria. Editoriales especializadas publican cientos de barajas nuevas anualmente. Aplicaciones digitales ofrecen lecturas automatizadas. Cursos online enseñan interpretación. Conferencias internacionales reúnen practicantes, diseñadores, coleccionistas. Esta proliferación ha generado debate dentro de comunidades de tarot: ¿cualquier conjunto de 78 imágenes es «tarot»? ¿O el término requiere mantener la estructura y simbolismo tradicionales? ¿Una baraja con personajes de Star Wars o gatos es tarot legítimo o apropiación comercial del formato?

Estas preguntas no tienen respuesta definitiva porque reflejan la naturaleza proteica del tarot: un objeto cultural que ha cambiado radicalmente de significado múltiples veces en su historia de seis siglos. Fue juego aristocrático, se volvió oráculo popular, fue reclamado por ocultismo serio, adoptado por psicología profunda, convertido en mercancía masiva, y finalmente pluralizado en incontables variantes que sirven propósitos incompatibles. Esta diversidad es testimonio de la flexibilidad simbólica del tarot, su capacidad de absorber nuevos significados sin colapsar en incoherencia total.

Lo que permanece constante es la estructura básica: 78 cartas divididas en arcanos mayores y menores, funcionando como sistema de imágenes lo suficientemente rico para soportar interpretación pero lo suficientemente abierto para admitir múltiples lecturas. Esta estructura, creada por aristócratas italianos del siglo XV para un juego de cartas, resultó ser arquitectura simbólica extraordinariamente duradera, capaz de albergar significados que sus creadores nunca imaginaron.

Preguntas frecuentes sobre la historia del tarot

¿Cuándo y dónde surgió el tarot?

El tarot surgió en el norte de Italia entre 1440 y 1450, específicamente en las ciudades-estado de Milán, Ferrara, Bolonia y Florencia. La primera documentación escrita data de 1440 en registros judiciales de Florencia, aunque las primeras cartas físicas que han sobrevivido son las del Tarot Visconti-Sforza, producidas alrededor de 1450-1453 para el duque de Milán. El tarot no tiene orígenes más antiguos que esto; cualquier afirmación de que data de Egipto antiguo, la Cábala medieval o India carece de evidencia documental.

¿El tarot fue creado originalmente para adivinación?

No. El tarot fue creado como un juego de cartas para la aristocracia italiana del renacimiento, añadiendo 22 cartas de «triunfo» permanentemente superiores a la baraja estándar de 56 cartas. Durante más de tres siglos (1440-1780) el tarot fue exclusivamente un juego recreativo similar al bridge moderno, sin ninguna asociación con adivinación o prácticas esotéricas.

El uso del tarot para cartomancia comenzó en Francia en la década de 1780, específicamente tras la publicación del ensayo de Antoine Court de Gébelin en 1781 y la comercialización de Jean-Baptiste Alliette (Etteilla) entre 1783 y 1789. La adivinación con tarot es una innovación del siglo XVIII, no una práctica antigua.

¿Es verdad que el tarot viene del antiguo Egipto?

No. Esta teoría fue inventada completamente por Antoine Court de Gébelin en 1781 sin ninguna evidencia histórica, arqueológica o documental. Gébelin afirmaba que el tarot derivaba del Libro de Thot egipcio, pero esta conexión es pura fantasía. El tarot está documentado en Italia a partir de 1440. Los textos egipcios antiguos fueron escritos en jeroglíficos sobre papiro y muros de templos, no en cartas de juego.

La iconografía del tarot refleja cultura visual europea del siglo XV (vestimenta gótica, arquitectura medieval, simbolismo cristiano), sin elementos egipcios. Los egiptólogos profesionales que han examinado el tarot confirman que no tiene conexión alguna con Egipto antiguo. La teoría de Gébelin fue exitosa porque la Francia del siglo XVIII estaba fascinada con Egipto tras las campañas napoleónicas, pero el éxito popular no valida afirmaciones históricas falsas.

¿Qué relación tiene el tarot con la Cábala judía?

La conexión entre tarot y Cábala es otra invención moderna, específicamente de Éliphas Lévi en 1854. Lévi propuso que los 22 arcanos mayores correspondían a las 22 letras del alfabeto hebreo y los senderos del Árbol de la Vida cabalístico. Sin embargo, esta correspondencia es anacrónica: la Cábala se desarrolló en España y sur de Francia entre los siglos XII-XVI; el tarot surgió en Italia en el siglo XV.

Ningún texto cabalístico medieval menciona el tarot. Las correspondencias de Lévi eran asociaciones conceptuales que él encontraba elegantes, no tradiciones transmitidas. Ocultistas posteriores (Golden Dawn, Crowley, Paul Foster Case) propusieron correspondencias diferentes, demostrando que no hay sistema «correcto» derivado de antigüedad sino múltiples interpretaciones modernas en competencia.

¿Los gitanos trajeron el tarot a Europa?

No. Esta es otra teoría romántica del siglo XIX sin fundamento histórico. Los romaníes llegaron a Europa occidental en los siglos XIV-XVI, aproximadamente contemporáneos con el surgimiento del tarot en Italia. No hay evidencia de que usaran tarot antes de su contacto con culturas europeas. Las prácticas adivinatorias tradicionales romaníes empleaban quiromancia, cristalomancia y otros métodos, no cartas de tarot. Lo que sí ocurrió fue que durante los siglos XVIII-XIX, adivinos romaníes en Francia adoptaron el tarot como herramienta profesional, siendo esta práctica europea ya existente que resultaba comercialmente útil. La asociación entre romaníes y tarot es tardía y circunstancial, no indica origen común.

¿Por qué hay 78 cartas en el tarot?

La estructura de 78 cartas resulta de añadir 22 triunfos permanentes (arcanos mayores) a la baraja europea estándar de 56 cartas (arcanos menores). Los 56 arcanos menores derivan de naipes mamelucos que llegaron a Europa en el siglo XIV: cuatro palos de 14 cartas cada uno (10 numeradas + 4 figuras de corte). Los aristócratas italianos del siglo XV inventaron el tarot añadiendo 22 cartas ilustradas con alegorías (virtudes, planetas, conceptos filosóficos) que funcionaban como «súper triunfos» en el juego.

El número 22 no tiene significado esotérico original; simplemente era suficiente para crear jerarquía de triunfos interesante en la mecánica del juego. La posterior asociación con las 22 letras hebreas vino siglos después y es coincidencia numérica explotada por ocultistas, no diseño intencional de los creadores originales.

¿Cuál es la baraja de tarot más antigua que existe?

Las cartas de tarot más antiguas que han sobrevivido son las del Tarot Visconti-Sforza, específicamente la baraja Cary-Yale datada entre 1442-1447. Sin embargo, la baraja más completa y famosa es la Pierpont Morgan-Bergamo, producida alrededor de 1451-1453. Estas barajas fueron pintadas a mano para las familias Visconti y Sforza de Milán, utilizando témpera, pan de oro y técnicas de miniatura de manuscritos.

Las 74 cartas sobrevivientes de la baraja Pierpont Morgan-Bergamo están divididas entre la Biblioteca Pierpont Morgan en Nueva York, la Accademia Carrara en Bérgamo, y colecciones privadas. Estas cartas son tesoros museísticos, raramente expuestas debido a su fragilidad, pero se pueden estudiar en reproducciones fotográficas de alta calidad.

¿Qué significa «arcano» en arcanos mayores y menores?

El término «arcano» (del latín arcanum, que significa secreto o misterio) es invención esotérica del siglo XVIII. Los creadores originales del tarot en el siglo XV llamaban a las 22 cartas especiales simplemente «triunfos» (trionfi) y a las 56 cartas regulares «palos». La división en «arcanos mayores» y «arcanos menores» fue introducida por ocultistas franceses del siglo XVIII, específicamente en el contexto de la teoría de Court de Gébelin sobre orígenes egipcios.

El término «arcano» sugería que las cartas contenían conocimientos ocultos o secretos antiguos, lo cual servía la narrativa esotérica pero no refleja la función o nomenclatura original. En Italia y Francia donde el tarot sigue jugándose tradicionalmente, nadie usa el término «arcano»; siguen llamándolas «triunfos» y «palos».

¿El Tarot Rider-Waite es el tarot «original»?

No. El Tarot Rider-Waite, diseñado en 1909 por Arthur Edward Waite y Pamela Colman Smith, es una creación del siglo XX basada en interpretaciones esotéricas de la Golden Dawn. Es extremadamente influyente y la baraja más imitada del mundo, pero no es «el original». Los tarots originales son las barajas italianas del siglo XV como el Visconti-Sforza.

El Rider-Waite popularizó innovaciones importantes (especialmente ilustrar completamente los arcanos menores con escenas narrativas), pero también modificó simbolismo, reinterpretó significados y añadió elementos que no existían en barajas históricas. Muchas personas asumen que el Rider-Waite es «cómo se ve el tarot» porque es omnipresente, pero barajas anteriores como el Tarot de Marsella tienen iconografía completamente diferente y mayor antigüedad histórica.

¿Se puede usar el tarot sin creer en lo sobrenatural?

Absolutamente. Carl Gustav Jung y algunos terapeutas junguianos usan el tarot como técnica proyectiva, similar a las manchas de Rorschach, donde las imágenes sirven para que la persona proyecte contenidos inconscientes sin afirmar que las cartas predicen el futuro o acceden a conocimiento oculto. Algunos lo utilizan como herramienta de reflexión filosófica o ética, contemplando los arquetipos representados (el Héroe, el Sabio, la Muerte, la Transformación) como conceptos sobre los que meditar.

Otros aprecian el tarot como arte, historia o sistema simbólico interesante culturalmente. El valor del tarot no depende de afirmaciones sobrenaturales; personas de múltiples tradiciones filosóficas (desde ateos materialistas hasta cristianos devotos) encuentran maneras de relacionarse con las imágenes del tarot que no requieren creencia en magia, destino predeterminado o fuerzas ocultas.

¿Por qué hay tantas barajas de tarot diferentes hoy?

Desde la década de 1960, el tarot ha experimentado explosión de creatividad y diversificación. Ya no existe control centralizado sobre qué cuenta como «tarot legítimo». Diseñadores, artistas y autores crean barajas temáticas para nichos específicos: tarot feminista, tarot afrofuturista, tarot basado en mitología nórdica, tarot de gatos, tarot de Star Wars. Algunas mantienen la estructura tradicional (78 cartas, simbolismo reconocible) adaptándola visualmente. Otras modifican radicalmente estructura y significados.

Esta proliferación refleja la democratización del tarot: ya no es propiedad de sociedades secretas u ocultistas eruditos, sino medio de expresión accesible a cualquiera con visión artística y editorial dispuesta a publicarla. Para tradicionalistas, esto puede parecer dilución; para otros, es enriquecimiento que mantiene el tarot vivo y relevante en contextos culturales diversos.

Cronología de la historia del tarot

Período Evento Ubicación Significado histórico
c. 1370-1380 Llegada de naipes a Europa Italia, España Naipes mamelucos introducen baraja de 56 cartas dividida en cuatro palos
1440 Primera documentación escrita de cartas de triunfo Florencia Registros judiciales mencionan transferencia de cartas de triunfo a Sigismondo Malatesta
1442 Primera mención del término «tarocchi» Ferrara Registros de la corte de Leonello d’Este documentan pagos por cartas de tarocchi
1442-1447 Tarot Cary-Yale (baraja más antigua conservada) Milán Primera baraja de tarot sobreviviente, 67 cartas conservadas actualmente
1451-1453 Tarot Pierpont Morgan-Bergamo Milán Baraja Visconti-Sforza más completa y famosa, 74 cartas sobrevivientes de las 78 originales
1494-1559 Guerras Italianas difunden el tarot Italia/Francia Ejércitos franceses estacionados en Italia adoptan el juego y lo llevan a Francia
c. 1500-1600 Producción xilográfica masiva Italia, Francia El tarot se democratiza mediante técnicas de impresión en madera y estarcido
c. 1650-1800 Consolidación del Tarot de Marsella Marsella, Lyon Estilo iconográfico estándar que influirá en todas las barajas esotéricas posteriores
1781 Court de Gébelin publica teoría del origen egipcio París Inventa sin evidencia la conexión del tarot con el antiguo Egipto y el Libro de Thot
1783-1789 Etteilla comercializa el tarot adivinatorio París Publica sistema de cartomancia y crea la primera baraja diseñada específicamente para adivinación (1789)
1854-1856 Éliphas Lévi conecta tarot con Cábala París Publica «Dogma y Ritual de la Alta Magia», inventando correspondencias cabalísticas sin base histórica
1888 Fundación de la Orden Hermética del Alba Dorada Londres Sociedad ocultista desarrolla sistema esotérico completo basado en teorías de Lévi
1909 Publicación del Tarot Rider-Waite Londres Waite y Colman Smith crean la baraja que se convertirá en estándar global del tarot moderno
1944 Publicación del Tarot de Thoth Londres Crowley y Harris producen baraja influyente en círculos de ocultismo serio y sistema thelémico
1960-presente Explosión de barajas contemporáneas Global Democratización completa: miles de barajas temáticas para múltiples usos (juego, esoterismo, psicología, arte)

Referencias y lecturas recomendadas

Obras fundamentales de historia del tarot

  • Dummett, Michael. The Game of Tarot: From Ferrara to Salt Lake City. London: Duckworth, 1980. Obra académica fundamental que establece cronología histórica rigurosa del tarot.
  • Dummett, Michael y Mann, Sylvia. The Game of Tarot. London: Duckworth, 1980. Estudio exhaustivo de la historia del tarot como juego de cartas.
  • Kaplan, Stuart R. The Encyclopedia of Tarot (4 volúmenes). Stamford: U.S. Games Systems, 1978-2005. Enciclopedia visual monumental de barajas históricas con documentación detallada.
  • Farley, Helen. A Cultural History of Tarot: From Entertainment to Esotericism. London: I.B. Tauris, 2009. Análisis histórico-cultural de la transformación del tarot.
  • Place, Robert M. The Tarot: History, Symbolism, and Divination. New York: Tarcher/Penguin, 2005. Historia iconográfica de los arcanos mayores.
  • Depaulis, Thierry. Tarot, Jeu et Magie. Paris: Bibliothèque Nationale de France, 1984. Catálogo de exposición con análisis histórico riguroso.
  • Caldwell, Ross Gregory. «The Origin of the Tarot: Astronomical, Liturgical or Ludic?» (Artículo académico). Investigación sobre orígenes del tarot basada en fuentes primarias.

Tarot Visconti-Sforza y barajas renacentistas

  • Moakley, Gertrude. The Tarot Cards Painted by Bonifacio Bembo for the Visconti-Sforza Family. New York: New York Public Library, 1966. Estudio del Tarot Visconti-Sforza con análisis iconográfico.
  • Berti, Giordano y Vitali, Andrea. Tarocchi: Le Carte del Destino. Bologna: Lo Scarabeo, 2004. Historia del tarot italiano con énfasis en barajas del renacimiento.
  • Decker, Ronald, Depaulis, Thierry y Dummett, Michael. A Wicked Pack of Cards: The Origins of the Occult Tarot. London: Duckworth, 1996. Desmitifica teorías esotéricas con evidencia histórica rigurosa.

El giro esotérico del tarot

  • Court de Gébelin, Antoine. Le Monde Primitif (Volumen VIII). Paris, 1781. Obra original que inició el mito del tarot egipcio – fuente primaria histórica.
  • Etteilla. Manière de se récréer avec le jeu de cartes nommées Tarots. Paris, 1785. Primera obra sistemática de cartomancia con tarot – fuente primaria.
  • Lévi, Éliphas. Dogma y Ritual de la Alta Magia. 1854-1856. Obra que conectó tarot con Cábala – fundamental para entender esoterismo posterior.
  • Waite, Arthur Edward. The Pictorial Key to the Tarot. London: Rider, 1911. Manual del Tarot Rider-Waite con explicaciones esotéricas de Waite.
  • Crowley, Aleister. The Book of Thoth. York Beach: Samuel Weiser, 1969 [1944]. Explicación del Tarot de Thoth con sistema thelémico.
  • McIntosh, Christopher. The Rose Cross and the Age of Reason: Eighteenth-Century Rosicrucianism in Central Europe and its Relationship to the Enlightenment. Leiden: Brill, 1992. Contexto del ocultismo del siglo XVIII donde surgió el tarot esotérico.

Estudios críticos y desmitificación

  • Decker, Ronald. The Esoteric Tarot: Ancient Sources Rediscovered in Hermeticism and Cabalah. Wheaton: Quest Books, 2013. Análisis crítico de afirmaciones esotéricas sobre el tarot.
  • Huson, Paul. Mystical Origins of the Tarot: From Ancient Roots to Modern Usage. Rochester: Destiny Books, 2004. Examina teorías sobre orígenes del tarot con perspectiva histórica.
  • Matthews, John y Matthews, Caitlin. The Complete Guide to the Tarot. London: Element Books, 1986. Visión general histórica y práctica.

Tarot y psicología

  • Nichols, Sallie. Jung y el tarot: un viaje arquetípico. Barcelona: Kairós, 2011. Análisis junguiano de los arcanos mayores.
  • Greer, Mary K. Tarot for Your Self: A Workbook for Personal Transformation. Franklin Lakes: New Page Books, 2002. Aproximación psicológica al tarot.
  • Pollack, Rachel. Seventy-Eight Degrees of Wisdom. London: Thorsons, 1997. Interpretación psicológica profunda del tarot completo.

Recursos digitales especializados

  • International Playing Card Society – Sociedad académica dedicada a historia de naipes y tarot.
  • Tarot Hermeneutics– Sitio de Ross Caldwell con investigación histórica rigurosa.
  • Le Tarot Culturel et Historique: – Recursos sobre historia del tarot francés.
  • Association for Tarot Studies – Organización académica para estudio serio del tarot.
  • World of Playing Cards – Archivo digital de naipes históricos incluyendo tarot.

Colecciones museísticas

  • Museo Fournier de Naipes de Álava: Vitoria-Gasteiz, España. Colección de más de 20.000 barajas históricas incluyendo tarot.
  • Pierpont Morgan Library: Nueva York, USA. Conserva 35 cartas del Tarot Visconti-Sforza.
  • Accademia Carrara: Bérgamo, Italia. Conserva 26 cartas del Tarot Visconti-Sforza.
  • Bibliothèque Nationale de France: París, Francia. Extensa colección de tarot histórico francés.
  • Beinecke Rare Book Library, Yale University: New Haven, USA. Conserva el Tarot Cary-Yale.

Artículos relacionados en Red Historia

  • Tarot y psicología: el vínculo según Carl Gustav Jung – Análisis de cómo Jung interpretó los arcanos mayores como arquetipos del inconsciente colectivo.
  • El tarot y la mitología griega: significado de los arcanos mayores – Correspondencias entre cartas del tarot y dioses del panteón griego.
  • El Renacimiento italiano: contexto cultural – El mundo cultural que produjo el tarot en el siglo XV.
  • Historia de la imprenta: de Gutenberg a la producción masiva – Tecnología que permitió la difusión del tarot.
  • Mitología egipcia: dioses, mitos y creencias – La realidad histórica detrás del mito del tarot egipcio.
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