El Imperio Romano, que se extendió desde el año 27 a.C. hasta 1453 d.C., fue gobernado por una sucesión de emperadores que marcaron el curso de la historia occidental. Comprender la diferencia entre los términos «emperador» y «césar» es fundamental para entender esta época: mientras que «césar» inicialmente era un título honorífico derivado del nombre de Julio César, «emperador» (del latín «imperator») designaba al comandante supremo con poder absoluto sobre el ejército y el estado.
La sucesión imperial romana no siguió un patrón hereditario fijo como en otras monarquías. Los emperadores podían llegar al poder mediante adopción, matrimonio, conquista militar, o incluso compra del título a la Guardia Pretoriana. Esta flexibilidad en la sucesión fue tanto una fortaleza como una debilidad del sistema imperial, permitiendo que gobernantes capaces ascendieran al poder, pero también generando constantes guerras civiles y períodos de inestabilidad.
El Imperio Romano experimentó diferentes fases: desde el Principado establecido por Augusto, pasando por el Dominado de Diocleciano, hasta la división definitiva entre los imperios de Occidente y Oriente. Cada período tuvo sus características propias en términos de administración, ejército y relación con el Senado.
Lista completa de los Emperadores romanos
Emperador Romano | Período de Gobierno |
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Dinastía Julio-Claudia | |
Augusto | 27 a.C. – 14 d.C. |
Tiberio | 14 – 37 |
Calígula | 37 – 41 |
Claudio | 41 – 54 |
Nerón | 54 – 68 |
Año de los Cuatro Emperadores | |
Galba | 68 – 69 |
Otón | 69 |
Vitelio | 69 |
Dinastía Flavia | |
Vespasiano | 69 – 79 |
Tito | 79 – 81 |
Domiciano | 81 – 96 |
Dinastía Antonina (Los Cinco Buenos Emperadores) | |
Nerva | 96 – 98 |
Trajano | 98 – 117 |
Adriano | 117 – 138 |
Antonino Pío | 138 – 161 |
Marco Aurelio | 161 – 180 |
Lucio Vero (coemperador) | 161 – 169 |
Avidio Casio (usurpador) | 175 |
Cómodo | 180 – 193 |
Año de los Cinco Emperadores (193 d.C.) | |
Pertinax | 193 |
Didio Juliano | 193 |
Pescennius Niger (usurpador) | 193 – 194 |
Clodio Albino (usurpador) | 193 – 197 |
Dinastía Severa | |
Septimio Severo | 193 – 211 |
Caracalla | 211 – 217 |
Geta (coemperador) | 211 – 212 |
Macrino | 217 – 218 |
Diadumeniano | 217 – 218 |
Heliogábalo | 218 – 222 |
Alejandro Severo | 222 – 235 |
Crisis del Siglo III (235-284 d.C.) | |
Maximino el Tracio | 235 – 238 |
Gordiano I | 238 |
Gordiano II | 238 |
Pupieno | 238 |
Balbino | 238 |
Gordiano III | 238 – 244 |
Filipo el Árabe | 244 – 249 |
Decio | 249 – 251 |
Herenio Etrusco | 251 |
Hostiliano | 251 |
Treboniano Galo | 251 – 253 |
Volusiano | 251 – 253 |
Emiliano | 253 |
Valeriano | 253 – 260 |
Galieno | 260 – 268 |
Emperadores Ilirios | |
Claudio II el Gótico | 268 – 270 |
Quintilo | 270 |
Aureliano | 270 – 275 |
Tácito | 275 – 276 |
Floriano | 276 |
Probo | 276 – 282 |
Caro | 282 – 284 |
Tetrarquía y Casa de Constantino | |
Diocleciano | 284 – 305 |
Maximiano (coemperador) | 286 – 305 |
Constancio I Cloro | 305 – 306 |
Galerio | 305 – 311 |
Constantino I el Grande | 306 – 337 |
Licinio | 308 – 324 |
Constantino II | 337 – 340 |
Constancio II | 337 – 361 |
Constante I | 337 – 350 |
Juliano el Apóstata | 361 – 363 |
Joviano | 363 – 364 |
División del Imperio | |
Valentiniano I (Occidente) | 364 – 375 |
Valente (Oriente) | 364 – 378 |
Graciano (Occidente) | 375 – 383 |
Valentiniano II (Occidente) | 375 – 392 |
Teodosio I el Grande | 379 – 395 |
Últimos Emperadores de Occidente | |
Honorio | 395 – 423 |
Constancio III | 421 |
Valentiniano III | 425 – 455 |
Petronio Máximo | 455 |
Avito | 455 – 456 |
Mayoriano | 457 – 461 |
Libio Severo | 461 – 465 |
Antemio | 467 – 472 |
Olibrio | 472 |
Glicerio | 473 – 474 |
Julio Nepote | 474 – 480 |
Rómulo Augústulo | 475 – 476 |
Imperio Romano de Oriente (Bizantino) – Emperadores Principales | |
Arcadio | 395 – 408 |
Teodosio II | 408 – 450 |
Justiniano I el Grande | 527 – 565 |
Heraclio | 610 – 641 |
León III el Isáurico | 717 – 741 |
Basilio II el Bulgaróctono | 976 – 1025 |
Constantino XI Paleólogo | 1449 – 1453 |
Los Emperadores más importantes
Augusto: el primer emperador (63 a.C. – 14 d.C.)
Cayo Octavio, conocido posteriormente como Augusto, transformó la República Romana en el Imperio más duradero de la historia. Tras derrotar a Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Accio (31 a.C.), se convirtió en el único gobernante de Roma. Su genio político residió en mantener las formas republicanas mientras concentraba todo el poder real en sus manos.
Durante sus 45 años de gobierno, Augusto estableció las bases del sistema imperial que perduraría por siglos. Reorganizó el ejército, creó la Guardia Pretoriana, estableció un sistema eficiente de recaudación de impuestos y promovió un renacimiento cultural que incluyó a poetas como Virgilio y Ovidio. Su famosa frase «Encontré Roma de ladrillo y la dejé de mármol» refleja la transformación física y cultural que experimentó la ciudad bajo su mandato.
Trajano: el emperador de la máxima expansión (98-117 d.C.)
Marco Ulpio Trajano llevó al Imperio Romano a su máxima extensión territorial. Nacido en Hispania, fue el primer emperador de origen provincial, lo que marcó el inicio de la diversificación étnica en el poder imperial. Sus campañas militares en Dacia (actual Rumania) y contra el Imperio Parto no solo expandieron las fronteras romanas hasta su límite máximo, sino que también trajeron enormes riquezas al tesoro imperial.
Trajano no solo fue un gran conquistador, sino también un administrador excepcional. Construyó la famosa Columna de Trajano, el Mercado de Trajano y renovó el Circo Máximo. Su programa de asistencia social, conocido como «alimenta», proporcionó ayuda a niños pobres en Italia. El Senado le otorgó el título de «Optimus Princeps» (el mejor de los príncipes), convirtiéndolo en el modelo del emperador ideal.
Marco Aurelio: el emperador filósofo (161-180 d.C.)
Marco Aurelio Antonino representa la culminación del ideal del gobernante-filósofo platónico. Discípulo del estoicismo, escribió sus famosas «Meditaciones» durante las campañas militares en el Danubio. Su reinado marcó el final de la Pax Romana y el comienzo de las presiones bárbaras que eventualmente contribuirían al declive del Imperio.
A pesar de preferir la vida contemplativa, Marco Aurelio pasó la mayor parte de su reinado luchando contra tribus germánicas en las fronteras del Danubio. También enfrentó una devastadora plaga que se extendió por todo el Imperio y una rebelión en Oriente liderada por Avidio Casio. Su muerte en 180 d.C. marca tradicionalmente el fin de la «Edad de Oro» del Imperio Romano.
Constantino: el emperador cristiano (306-337 d.C.)
Constantino I transformó el Imperio Romano de manera tan profunda que su época marca un antes y un después en la historia occidental. Su conversión al cristianismo y la promulgación del Edicto de Milán (313 d.C.) no solo legalizaron el cristianismo, sino que iniciaron el proceso que lo convertiría en la religión oficial del Imperio.
La fundación de Constantinopla en 330 d.C. creó una «Nueva Roma» que serviría como capital del Imperio Romano de Oriente durante más de mil años. Constantino también reorganizó el ejército, la administración civil y el sistema monetario. Su convocatoria del Concilio de Nicea (325 d.C.) estableció principios doctrinales que siguen vigentes en el cristianismo actual.
Justiniano: el último gran emperador (527-565 d.C.)
Justiniano I, emperador del Imperio Romano de Oriente, intentó restaurar la gloria del Imperio Romano mediante la reconquista de los territorios occidentales perdidos. Sus generales Belisario y Narsés recuperaron el norte de África, Italia y parte de España, devolviendo temporalmente al Imperio Romano una extensión similar a la de los siglos anteriores.
Sin embargo, el mayor legado de Justiniano fue la codificación del derecho romano en el «Corpus Juris Civilis», que se convirtió en la base del sistema legal de Europa occidental. También ordenó la construcción de Santa Sofía en Constantinopla, una obra maestra arquitectónica que simbolizó el poder y la sofisticación del Imperio Bizantino.
Las Dinastías Imperiales
Dinastía Julio-Claudia (27 a.C. – 68 d.C.)
La primera dinastía imperial fue establecida por Augusto y incluyó a algunos de los emperadores más famosos y controvertidos de la historia romana. Tiberio, sucesor elegido por Augusto, fue un administrador competente pero un gobernante impopular que se retiró a Capri durante sus últimos años.
Calígula, bisnieto de Augusto, comenzó su reinado con gran popularidad pero pronto se reveló como un tirano extravagante y posiblemente demente. Su asesinato en el año 41 d.C. llevó al poder a su tío Claudio, quien, a pesar de sus limitaciones físicas, se convirtió en un emperador eficaz que conquistó Bretaña y mejoró la administración imperial.
La dinastía terminó con Nerón, cuyo reinado comenzó prometedoramente bajo la guía de Séneca y Burrus, pero degeneró en tiranía y excesos. Su suicidio en el año 68 d.C. durante una revuelta militar puso fin a la línea dinástica de Julio César y Augusto.
Dinastía Flavia (69-96 d.C.)
Después del caótico «Año de los Cuatro Emperadores» (69 d.C.), Vespasiano fundó la dinastía Flavia, que restauró la estabilidad imperial. De origen plebeyo, Vespasiano demostró que el mérito podía prevalecer sobre el linaje aristocrático. Su construcción del Anfiteatro Flavio (Coliseo) simbolizó el renacimiento de Roma tras las guerras civiles.
Tito, su hijo mayor, reinó brevemente pero se ganó el amor del pueblo por su respuesta humanitaria a la erupción del Vesubio que destruyó Pompeya y Herculano. Su hermano Domiciano, por el contrario, se convirtió en un tirano paranoico cuyo asesinato en 96 d.C. puso fin a la dinastía.
Dinastía Antonina (96-192 d.C.)
Considerada la época dorada del Imperio Romano, la dinastía Antonina incluyó a los llamados «Cinco Buenos Emperadores»: Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio. Este período se caracterizó por la paz interna, la prosperidad económica y el florecimiento cultural.
Adriano destacó por sus viajes por todo el Imperio, su pasión por la arquitectura (reconstruyó el Panteón) y la construcción del Muro de Adriano en Bretaña. Antonino Pío mantuvo la paz durante 23 años sin salir de Italia, demostrando que un Imperio bien administrado podía funcionar sin constantes campañas militares. La dinastía terminó con Cómodo, hijo de Marco Aurelio, cuya megalomania y crueldad marcaron el inicio del declive imperial que caracterizaría el siglo III.
Dinastía Severa (193-235 d.C.)
Septimio Severo, de origen africano, fundó la última gran dinastía del Principado. Su reinado marcó el inicio de la «militarización» del Imperio, donde el ejército adquirió una influencia política sin precedentes. Su consejo a sus hijos fue revelador: «Manteneos unidos, enriqueced a los soldados y despreciad a los demás».
Caracalla, su hijo mayor, es recordado principalmente por la Constitutio Antoniniana (212 d.C.), que otorgó la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio. También construyó las famosas Termas de Caracalla en Roma. Sin embargo, su gobierno se caracterizó por la tiranía y el asesinato, incluyendo el de su propio hermano Geta. La dinastía terminó con Alejandro Severo, cuyo intento de restaurar las tradiciones civiles fracasó ante la presión de los ejércitos fronterizos y las invasiones bárbaras.
Curiosidades y datos interesantes del Imperio Romano
Los extremos del poder imperial
El emperador más joven de la historia romana fue Gordiano III, quien accedió al poder a los 13 años en el año 238 d.C. Por el contrario, Nerva fue proclamado emperador a los 66 años, demostrando que la edad no era necesariamente un impedimento para alcanzar el poder supremo.
En cuanto a la duración de los reinados, Augusto ostenta el récord con 45 años en el poder, seguido por Constantino I con 31 años. En el extremo opuesto, varios emperadores del siglo III duraron apenas unos meses: Gordiano I y Gordiano II reinaron solo 22 días en el año 238 d.C., mientras que Quintilo gobernó apenas 17 días en el año 270 d.C.
Muertes violentas y destinos trágicos
La violencia política fue una constante en el Imperio Romano. Aproximadamente el 30% de los emperadores romanos murieron de muerte violenta: asesinatos, suicidios forzados o muertes en batalla. Calígula fue apuñalado por miembros de la Guardia Pretoriana, Domiciano murió en una conspiración palaciega, y Caracalla fue asesinado por uno de sus oficiales durante una campaña militar.
Los suicidios también fueron frecuentes: Nerón se quitó la vida al verse abandonado por sus seguidores, Otón prefirió la muerte antes que prolongar una guerra civil, y el último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, tuvo la suerte de ser simplemente depuesto y exiliado.
Los «Cinco buenos Emperadores»
El historiador Edward Gibbon identificó el período de los «Cinco Buenos Emperadores» (96-180 d.C.) como la época más feliz de la humanidad. Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio gobernaron durante 84 años consecutivos caracterizados por la paz, la prosperidad y el buen gobierno.
Curiosamente, ninguno de estos emperadores (excepto Marco Aurelio) tuvo hijos varones que pudieran sucederlos, lo que los obligó a adoptar a sus sucesores basándose en el mérito más que en la herencia. Esta práctica de adopción contribuyó significativamente a la calidad de gobierno durante este período.
El fin del Imperio
La enormidad del Imperio Romano eventualmente hizo impracticable su gobierno por un solo hombre. Diocleciano (284-305 d.C.) instituyó la tetrarquía, un sistema de cuatro gobernantes que se repartían la administración imperial. Aunque este sistema no perduró, estableció el precedente para la división administrativa del Imperio.
Constantino reunificó temporalmente el Imperio, pero tras su muerte en 337 d.C., la división se hizo definitiva. El Imperio Romano de Occidente, con capital en Ravena (y ocasionalmente en Milán), enfrentó crecientes presiones de las tribus germánicas, mientras que el Imperio Romano de Oriente, desde Constantinopla, mantuvo su poder durante mil años más.
Los últimos emperadores de occidente
El Imperio Romano de Occidente experimentó un rápido declive durante el siglo V. Emperadores como Honorio y Valentiniano III fueron figuras débiles dominadas por generales bárbaros o poderosos ministros. La situación se volvió tan desesperada que en 476 d.C., el jefe bárbaro Odoacro depuso al último emperador, Rómulo Augústulo, enviando las insignias imperiales a Constantinopla.
Irónicamente, Rómulo Augústulo llevaba el nombre del fundador de Roma (Rómulo) y el título del primer emperador (Augusto), simbolizando el final del ciclo histórico que había comenzado más de mil años antes.
La supervivencia del Imperio de Oriente
Mientras Occidente sucumbía a las invasiones bárbaras, el Imperio Romano de Oriente (posteriormente conocido como Imperio Bizantino) continuó por casi mil años más. Emperadores como Justiniano I intentaron reconquistar Occidente, mientras que otros como Heraclio transformaron la estructura del estado para adaptarse a las nuevas realidades.
El último emperador romano fue Constantino XI Paleólogo, quien murió defendiendo las murallas de Constantinopla durante el asedio turco de 1453. Con su muerte, terminó una línea imperial que se remontaba a Augusto, cerrando definitivamente el capítulo del Imperio Romano en la historia mundial.
La caída de Constantinopla no solo marcó el fin del Imperio Romano, sino también el fin de la Edad Media y el comienzo del Renacimiento, cuando muchos eruditos bizantinos huyeron a Occidente llevando consigo manuscritos griegos que habían preservado durante siglos, contribuyendo así al renacimiento del saber clásico en Europa.
Me encanta la historia de Italia, la estudié hace algunos años en la Universidad de La Habana, en la carrera de Derecho, y desde entonces me fascina
Excelente información por parte de todos, es enriquecedora la aportación, así se aprende más, gracias por compartir sus comentarios Jlc.
hOLA, ESTE AÑO COMIENZO A ESTUDIAR PEDAGOGIA EN HISTORIA Y QUISIERA FORMAR PARTE D ESTE GRUPO, SALUDOS
Técnicament, El Imperio romano de oriente fue la continuación del imperio. Esta lista deberían de llegar hasta el último emperador de Oriente, Paleólogo.
Por lo demás, todo bien.
Por que solo llega al 400?? Existe alguna lista más grande ??
Hola Iván. Llega hasta el año 476, cuando Rómulo Augústulo es depuesto por los bárbaros y el Imperio Romano pasa a formar parte de Constantinopla. Es la caída del Imperio y, por tanto, ya no hay más emperadores.
Saludos!
Hola! muchas gracias por la información. Consulta, si Constantinopla cayó en 1453, por qué se menciona al ultimo Cesar alrededor del año 400?
Hola! Porque se entiende que con la caída de Rómulo Augústulo, dejó de existir el Imperio Romano tal y como se lo conocía. En su lugar, se fragmentó todo occidente y por el lado de oriente quedó el Imperio Bizantino. Saludos!
Pues me alluda un poco pero de vería tener más pero esta chebere
Me encanta, gracias por el post
Excelente y organizado. Gracias.
Yo tengo una moneda romana, encontrada en la zona de Cadiz, y el nombre no viene en esta lista, pone algo asi como IMPLIDINIVDRCHVG , o algo parecido, por un lado aparece el rostro de un emperador y por el otro como un hombre de pie, como bailando, me gustaria saber mas sobre esta moneda. No quiero limpuarla, porque se veria mejor, pero como dicen que no es aconsejable.gracias.
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con esas letras que has puesto, el único emperador que se me ocurre seria LICINIVS
Anverso IMPerator LICINIVS AVGustus busto laureado del emperador a izquierdas, vestido con atuendo imperial, portando lienzo circense en su mano derecha y cetro en la izquierda.
Reverso IOVI CONSER-VATORI A-VG Júpiter portando rayo y cetro, a lomos de un águila con las alas desplegadas que avanza hacia la tierra.
TIENE QUE PESAR APROX 3.1 gramos y medir 18mm
me agradan los artículos y me gustaría ser parte de su grupo que los lee.