Ganímedes era un héroe divino hijo de Tros, fundador de Troya y padre de Príamo, rey de Troya durante la guerra con los griegos, a quien Homero describe como el más bello de los mortales.
De hecho, Zeus se enamora de su belleza, secuestrando a Ganímedes con forma de águila en el monte Ida cerca de Troya, en Frigia.
Así, le garantizó la inmortalidad, la eterna juventud, además de nombrarlo copero personal de los dioses, sustituyendo de este modo a la diosa Hebe.
Ganímedes era admirado por todos los dioses por su belleza, excepto por Hera, quien le despreciaba por la relación que tenía con su marido. Precisamente esta relación es uno de los motivos por los cuales la diosa principal justificó su ira hacia los troyanos en la Guerra de Troya, junto al no ser seleccionada como la más bella en el Juicio de Paris (quien escogió a Afrodita).
Finalmente, Zeus ascendió a Ganímedes al cielo como la constelación de Acuario como «portador del agua» o «portador de copa».
Como su padre lo echaba de menos, se dice que Zeus compensó a Tros enviando a Hermes con dos regalos: dos excelentes caballos, «los mismos que llevan a los inmortales»; y una vid de oro obra de Hefesto.