Benito Juárez en 1871, ejercería nuevamente la presidencia de México a pesar de haberse reelegido por tercera vez, lo cual atentaba contra la constitución de 1857.
Este abuso de poder por parte de Juárez, haría que una nueva estrella de la política mexicana comenzara a tomar vuelo.
Se trata de Porfirio Díaz, quien a pesar de haber sido reelegido presidente de México en nueve ocasiones, en el año 1871 era un furibundo enemigo de la reelección.
Las elecciones que nombraron vencedor a Benito Juárez en 1871, contaron con numerosas denuncias de corrupción y una mala utilización de la fuerza en el poder, lo que haría que muchos estuvieran en descontento por la reelección de Juárez y muchos apoyaran los señalamientos de Porfirio Díaz.
El Plan de la Noria
Porfirio Díaz, el 8 de noviembre de 1871, proclamaría el llamado “Plan de Noria”, que comprendía el fin del gobierno de Benito Juárez, la suspensión de la administración del presidente y la creación de una Junta de Notables para reorganizar al Estado Mexicano, entre otras exigencias.

La proclamación del plan traería como consecuencia un enfrentamiento armado, conocido como la Revolución de Noria.
El pronunciamiento de Porfirio Díaz sería uno más de los varios militares que se alzaron contra la pretensión de Benito Juárez de reelegirse nuevamente, siendo muy importantes los pronunciamientos de Donato Guerra, quien había batallado en nombre del gobierno de Juárez durante el Golpe de Estado de 1871 y Jerónimo Treviño, quien había sido reelecto en el gobierno de Nuevo León, pero renunciaría a él.
Varios militares se levantaron con tropas al gobierno de Juárez, quien había decidido resistir y hacer frente a la revolución.
Ignacio Alatorre fue el general nombrado por Benito Juárez para hacer frente a esta situación.
Alatorre nombró a su vez a Sóstenes Rocha, quienes serían los dos estrategas que estarían destinados a suprimir la Revolución de Noria.
Las luchas en el campo de batalla daban la victoria a ambos ejércitos.
No obstante, parecía que había una pequeña superioridad del lado del gobierno, aunque para la época en que finalizaría el conflicto, Mazatlán estaría en poder de los rebeldes al igual que Monterrey, donde se suscitaron numerosas batallas por su control.
Final de la Revolución de la Noria
El final del conflicto llegó con la muerte de Benito Juárez el 18 de julio de 1872.

Una vez acaecida su muerte, los militares alzados no tenían ninguna excusa para continuar luchando ya que su levantamiento se había producido por la reelección de Benito Juárez.
Una vez muerto, fue sucedido por Sebastián Lerdo de Tejada como lo decretaba la ley, siendo este nuevo presidente el encargado de proponer una amnistía la cual sería aceptada por los rebeldes.
Porfirio Díaz no estaría de acuerdo en un principio con esta amnistía, razón por la cual pidió al gobierno de Lerdo que la cambiara, siendo negada su petición.
Cuando Porfirio Díaz recibió esta negativa por parte del gobierno de la capital, se dirigió a Ciudad de México para someterse al gobierno y se retiraría a la vida privada, dedicándose a la agricultura hasta que regresaría a la vida militar para terminar ostentando la presidencia de la república.