Un estudio sostiene que el ‘Traianeum’ de Itálica fue orientado astronómicamente para “equiparar” a Trajano con el Sol

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Fernando Barroso Vargas
Periodista de Europa Press, colaborador de "Sevillanos de Guardia" en Onda Cero Radio y escritor colaborador en MRN Aljarafe.

Las ruinas de la antigua ciudad romana de Itálica, localizadas en el actual término municipal de Santiponce (Sevilla), cuna del emperador Trajano y patria de la familia de Adriano, gozan en los últimos tiempos de un indudable auge en materia de proyección no sólo como escenario de rodajes de la famosa serie televisiva de HBO Juego de Tronos o de la aplaudida serie española La Peste.

Y es que gracias al impulso de la Asociación Cívica del Sur (Civisur), el conjunto arqueológico que guarda los notables vestigios de dicha ciudad aspira a la declaración de Patrimonio Mundial, mediante un proyecto de candidatura ya materializado en un expediente técnico destinado a ser elevado a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés).

Pero para la investigación científica, Itálica siempre ha sido un objetivo de primer orden, como prueban los no pocos estudios acometidos en torno a la fundación y desarrollo de esta importante ciudad romana, cuyo conjunto arqueológico está formado principalmente por la ampliación urbanística promovida durante la etapa del emperador Adriano (117-138 de la era actual), quien concedió el rango de colonia a esta población a la que estaba unido por sus raíces familiares.

Una de esas investigaciones, por cierto, se detiene en la «Orientación solar del Traianeum de Itálica«, como indica el propio título de este estudio elaborado por el prestigioso catedrático de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla José Luis Escacena, el profesor del Instituto de Astrofísica de Canarias César Esteban y el miembro del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Hispalense Sebastián Vargas-Vázquez.

En dicho trabajo, estos investigadores exponen que el templo de Trajano o «Traianeum» de Itálica está enclavado «en una zona más o menos centrada y, en cualquier caso, estratégica y principal» de la denominada «nova urbs» de la mencionada ciudad romana, es decir la ampliación urbanística desarrollada durante la etapa del emperador Adriano, en el siglo II de la era actual.

El templo de Trajano

El edificio, dotado de exedras en sus lados norte, sur y oeste y de planta rectangular, abarcaba «una manzana completa y una superficie de una hectárea aproximadamente», lo que da una idea de la importancia de este templo en la arquitectura y el paisaje urbano de la ampliación de esta ciudad promovida a instancias de Adriano, vinculado estrechamente con este asentamiento, como ya ha sido señalado.

Escalera monumental del anfiteatro de Itálica

Escalera monumental del anfiteatro de Itálica. Crédito: Fernando Barroso Vargas

En ese sentido, los autores de este trabajo recuerdan que «la trama urbana de Itálica muestra dos orientaciones diferentes», distinguiendo entre «la zona sur, habitada desde época republicana y superpuesta a un asentamiento anterior», es decir la denominada «vetus urbs» previa a la ampliación; «y la norte, mandada edificar por el emperador Adriano sobre unos terrenos escasamente ocupados con antelación».

En este contexto, José Luis Escacena, César Esteban y Sebastián Vargas-Vázquez centran su estudio en «la posible interpretación de la orientación del Traianeum«, una orientación «enteramente consistente con la del resto de la estructura viaria de la ciudad nueva».

Investigación «arqueoastronómica»

Para ello, según precisan, esta investigación incluye un «trabajo de campo arqueoastronómico llevado a cabo en el emplazamiento» del «Traianeum» mediante «la obtención de medidas precisas de la orientación del edificio» y; además, «la observación de ortos y ocasos solares en fechas de importancia singular del calendario solar, en particular en el orto del solsticio de verano y en el ocaso del solsticio de invierno»; así como «observaciones del orto y del ocaso solar en fechas determinadas desde el propio edificio y desde su entorno inmediato».

Fruto de ello, estos investigadores consideran, a modo de propuesta, que «la orientación del Traianeum y, por extensión, de la red viaria de la ‘nova urbs’ italicense se fijó teniendo en cuenta la observación del ocaso solar en el solsticio de invierno«, fenómeno que «se producía justo sobre el cerro de la Cabeza de Valencina» de la Concepción, lo que «pudo ser el motivo básico que condicionó el emplazamiento concreto del templo, más aún que la topografía del lugar».

Al respecto, estos investigadores precisan que la zona elegida para la ampliación urbanística de Itálica estaba entonces «desocupada en su mayor parte», con lo que «no existía impedimento alguno para ejecutar unas obras cuyo viario se orientara correctamente a los puntos cardinales si se hubiera querido».

Fuera de los «cánones tradicionales»

«En consecuencia, si la trama de las nuevas calles muestra una clara discrepancia con este patrón recomendado por los cánones tradicionales romanos, podemos concluir que se debió a una intención clara y consciente de hacer las cosas de otra manera», razonan estos tres especialistas recordando que «diversos autores han reconocido ya una probable motivación astronómica» en la «orientación general» del diseño urbanístico de la ampliación italicense.

Cardo máximo de Itálica. Crédito: Fernando Barroso Vargas.

A partir ahí, Escacena, César Esteban y Sebastián Vargas-Vázquez fijan plenamente sus ojos en el «Traianeum», ideado como un «complejo ceremonial» ordenado por Adriano para su consagración al culto imperial a Trajano, su antecesor en el poder.

Para ellos, es necesario «aceptar como bastante posible que el edificio y su peculiar orientación determinaron la disposición de toda la trama de la ciudad nueva», sin que ello implique «que fueran dos proyectos independientes y mutuamente ignorados», de forma el diseño de la ciudad estuviese «supeditado» a la orientación del templo de Trajano «sólo por ser posterior en el tiempo».

Merced a la «orientación celeste»

Así, abogan por la tesis «tradicional» respecto a «un único expediente constructivo, en el que toda la nueva ciudad se concibió con un diseño ortogonal regido por la orientación celeste» del «Traianeum».

En otro plano, los autores de este trabajo recuerdan que «el mundo romano tardío, tan influenciado por las religiones mistéricas orientales, conmemoró también durante el solsticio de invierno la festividad del Sol invicto», considerando que no se puede «descartar» que la orientación del «Traianeum» hacia el ocaso solar en la fecha del solsticio de invierno, «punto en el que la vista desde Itálica hacía coincidir el fenómeno con los mayores cabezos del paisaje local, persiga precisamente toda esta carga simbólica».

«De esta forma, la disposición del templo estaría refiriéndose al hecho teológico del nacimiento de Trajano como divinidad -su apoteosis- y a la justificación de su culto imperial, equiparándolo al del propio Sol», argumentan Escacena, César Esteban y Sebastián Vargas-Vázquez.

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