El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid ha inaugurado una exposición sobre el artista estadounidense Edward Hopper. Estará abierta del 12 de junio al 16 de septiembre de 2012 y reúne una selección de 73 obras del autor americano.

Según los organizadores, la exposición dispone de la “más amplia y ambiciosa selección de la obra de Edward Hopper” que se ha visto nunca en Europa. Las obras proceden de grandes museos e instituciones artísticas como el MOMA, el Metropolitan Museum, Whitney Museum of American Art de Nueva York, el Museum of Fine Arts de Boston, la Addison Gallery of American Art de Andover o la Pennsylvania Academy of Fine Arts de Filadelfia. Algunos coleccionistas privados también han colaborado en dotar de contenido a esta exposición, que cuenta con 14 obras del legado de Josephine N. Hopper, esposa del pintor.
La muestra, que organiza el Museo Thyssen-Bornemisza y se trasladará a París a partir de septiembre, analiza la evolución de Hopper en dos grandes capítulos. El primero de ellos arranca con su paso por el estudio de Robert Henri en la New York School of Art y continúa con su periodo de formación. En este capítulo también hay piezas de otros artistas que influyeron de forma determinante en su obra. Entre ellos destacan George Bellows, Félix Valloton, Walter Sickert, Albert Marquet o Edgar Degas. La segunda época se centra en lo que Hopper realizó durante su madurez y, al mismo tiempo, repasa su trayectoria artística de forma cronológica, dividiéndola por temas y destacando los más recurrentes.
La última sala de la exposición es una especie de set cinematográfico donde el cineasta norteamericano Ed Lachman ha hecho una recreación en tres dimensiones de “Sol Matinal”, una obra de Hopper de 1952. En ella pretende indagar en la capacidad de las imágenes para conectar con los pensamientos y emociones del espectador, estableciendo una narrativa visual muy cercana al cine. Lachman consigue establecer por tanto un interesante ejemplo de cómo el cine influyó sobre Hopper y viceversa.