La mitología maya: cosmología divina y sistema religioso
La mitología maya es una de las más sofisticadas y complejas del mundo antiguo. A diferencia de mitologías occidentales que presentan dioses con personalidades dramáticas, los mayas conceptualizaban deidades como reguladores cósmicos: fuerzas matemáticas del universo responsables de mantener el orden y los ciclos naturales.
Durante más de 3.000 años, desde el Preclásico hasta la conquista española, los mayas yucatecos, quichés, cakchiqueles y otros grupos desarrollaron un sistema teológico integrado. Este sistema conectaba cosmología (estructura del universo), cosmogénesis (creación del mundo), teología (naturaleza divina) y escatología (fin de los tiempos) en una visión coherente del cosmos.
Esta guía ofrece la panorámica necesaria para entender cómo funcionaba este sistema: qué creaban los dioses, cómo mantenían el orden, qué papel jugaban los humanos en la cosmología y por qué el sacrificio ritual era esencial para la supervivencia del cosmos.
La cosmovisión maya: estructura del universo en tres planos
Los mayas conceptualizaban el universo como una estructura de tres planos cósmicos: un Cielo dividido en 13 niveles, una Tierra central y un Inframundo (Xibalbá) dividido en 9 niveles. Esta estructura no era decorativa sino funcional: cada nivel tenía gobernantes divinos específicos, criaturas particulares y peligros para los humanos.
El Cielo era el dominio de Itzamná (Hunab-Ku), el dios supremo, acompañado por deidades de la lluvia, el sol y las estrellas. La Tierra estaba dividida en cuatro direcciones cardinales, cada una bajo cuidado de los Bacabs (dioses protectores de los pilares del mundo): Cauac al sur (rojo), Mulac al norte (blanco), Kan al este (amarillo) e Ix al oeste (negro). En el centro de todo crecía el Árbol del Mundo (Wakah-Chan), cuyas raíces penetraban el Inframundo y cuya cima tocaba los 13 niveles del Cielo.
El Inframundo (Xibalbá o Mitnal) era gobernado por Hun-Camé y Vucub-Camé, los Señores de la Muerte. Era el dominio de la oscuridad, los muertos y paradójicamente, también de la regeneración. Los mayas creían que toda resurrección requería pasar por el Inframundo: el sol cada noche, las semillas cada cosecha, los hombres después de la muerte. Esta comprensión hizo que Xibalbá no fuera simplemente un lugar de castigo, sino un aspecto necesario del ciclo cósmico.
Para profundizar en esta estructura cosmológica, consulta nuestro artículo dedicado: La cosmovisión de los mayas: estructura del universo y ciclos cósmicos.
La cosmogénesis maya: mitos de creación y recreación del mundo
Los mayas no creían en una sola creación, sino en un proceso cíclico de destrucción y recreación. Nuestro mundo actual es el cuarto intento de los dioses. Los tres mundos anteriores fueron destruidos en cataclismos: el primero habitado por enanos (Xelhuá), el segundo por criaturas oscuras (Dzolob), el tercero por humanos primitivos. Cada destrucción ocurrió porque los dioses no estaban satisfechos con su creación.
El mito de creación más conocido viene del Popol Vuh quiché. Los dioses Gucumatz y Huracán intentaron crear humanos varias veces. Primero los hicieron de lodo, pero se desmoronaban. Luego de madera, pero eran tontos e impíos. Finalmente, descubrieron que podían hacer humanos de maíz (nixtamalizado) y estos fueron perfectos: tenían inteligencia, alma, capacidad de agricultura y creencia de los dioses. Según el calendario maya, el mundo actual fue creado en la fecha 4 Ahau-8 Cumkú, equivalente al 13 de agosto de 3114 a.C.
Los mayas también creían que el mundo actual terminará y será recreado. Cada «baktun» (período de 394 años) representa un ciclo cosmológico completo. La cosmogénesis no era historia antigua, sino un modelo eterno: lo que pasó en la creación original se repite constantemente en ciclos menores (diarios con el sol, anuales con las cosechas, largos con los baktunes).
Para el análisis completo del mito de creación maya, ver: La cosmogénesis de los mayas: el mito de la creación del mundo.

Los dioses principales de la mitología maya
El panteón maya incluye más de 130 deidades documentadas, pero aproximadamente 12-20 dioses principales operaban en la cosmología. Estos no eran figuras caprichosas como en el Olimpo griego, sino representaciones de ciclos naturales y funciones cósmicas. Un mismo dios podía adoptar múltiples formas según la hora, estación o contexto ritual.
Hunab-Ku: el dios supremo y creador
Hunab-Ku (literalmente «Dios Uno») era el concepto maya más cercano a un «dios monoteísta». Era omnipresente, incorpóreo y creador del universo. Los mayas rara vez lo representaban visualmente porque se consideraba abstracto e inalcanzable. Su rol era cósmico: creó el mundo varias veces, mantuvo el orden universal y garantizaba que los ciclos continuaran. No era adorado directamente en templos como otros dioses, pero era invocado en rituales como la fuente última de poder divino.
Conceptualmente, Hunab-Ku fungía como el «principio ordenador» del universo. Mientras otros dioses ejecutaban funciones específicas (lluvia, sol, muerte), Hunab-Ku era la inteligencia detrás del sistema completo. Su existencia garantizaba que el cosmos no fuera caos, sino orden matemático.
Itzamná: señor de los cielos y patrón de la sabiduría
Si Hunab-Ku era el concepto supremo, Itzamná era el dios más adorado en la práctica. Hijo de Hunab-Ku, Itzamná era Señor de los Cielos, del Día y la Noche, patrón de los escribas, inventores del calendario, medicina y todas las artes. Se representaba como una serpiente bicéfala o como un anciano sabio.
Itzamná era el «ordenador del conocimiento». Mientras otros dioses mantenían ciclos naturales, Itzamná mantenía el sistema de numeración, el calendario que permitía a los humanos entender cuándo plantar, cosechar y celebrar rituales. Para los mayas, el conocimiento matemático y astronómico no era secular; era divino, e Itzamná era su guardián.
Gucumatz (Kukulkán): la serpiente emplumada creadora
Gucumatz en la región quiché (Kukulkán en la yucateca) era la «serpiente emplumada» que aparece centralmente en el Popol Vuh. Fue uno de los dioses creadores principales que, junto con Huracán, intentó crear la humanidad. Gucumatz representa la combinación de dos principios: la serpiente (símbolo de la tierra, lo subterráneo, lo acuático) y el quetzal (símbolo del cielo, lo aéreo, la transcendencia).
Fue importado de tradiciones mesoamericanas más antiguas (especialmente tolteca), pero los mayas lo integraron completamente en su cosmología. Su rol como creador lo hace indispensable para entender por qué el mundo existe: sin Gucumatz y los otros creadores, el maíz-humanidad nunca habría sido moldeada.
Chac: el dios de la lluvia y fertilidad
En la península yucateca, donde la escasez de agua es crítica, Chac era venerado casi tanto como Itzamná. Dios de la lluvia, la agricultura y la fertilidad, Chac aseguraba que el agua cayera en la estación correcta. Se representaba con una larga nariz que parecía un rayo, acompañado por ranas (cuyo sonido predecía la lluvia).
Los mayas construyeron plataformas enteras (Chac Mol) para ofrecer regalos a Chac. Sin su intervención, las cosechas morían, los cenotes se secaban y la civilización colapsaba. Para una sociedad agrícola dependiente de ciclos de lluvia precisos, Chac no era una deidad menor sino un regulador de su supervivencia.
Kinich Ahau: el dios del sol y transformación
Kinich Ahau (literalmente «Señor Cara de Sol») era responsable de la resurrección diaria del universo. Cada noche, el sol moría y descendía al Inframundo (Xibalbá), donde se transformaba en jaguar y debía luchar contra los Señores de la Muerte. Cada mañana, si los dioses ganaban, el sol resurgía en el este. Esta batalla nocturna era la metáfora central del universo maya.
Kinich Ahau no era simplemente el «sol físico» sino la renovación cíclica de la vida. Su descenso y resurrección enseñaba que toda muerte era temporal, que todo lo que cae en el Inframundo podría resurgir si tenía suficiente poder (magia, sangre sacrificial, inteligencia divina).
Ixchel: la diosa lunar dual y de la medicina
Esposa de Hunab-Ku, Ixchel era dual: benévola y destructiva simultáneamente. Como diosa de la luna, regulaba ciclos menstruales, partos y mareas. Como diosa de la medicina, protegía parturientas. Pero como anciana (representada así en códices), era también temida por su capacidad de enviar diluvios, enfermedades y muerte.
Esta dualidad no era una contradicción sino la realidad maya: la fertilidad y la muerte no eran opuestas, sino aspectos del mismo ciclo. Ixchel gobernaba ambos porque ambos eran necesarios para que el universo continuara.
Yum Kax (El Primer Padre): el dios del maíz y la humanidad
Si hay un dios que define la humanidad maya es Yum Kax o «El Primer Padre», dios del maíz. Según el Popol Vuh, el cuerpo de los humanos fue literalmente hecho de maíz nixtamalizado (maíz tratado). El maíz no era simplemente alimento, era la sustancia de la humanidad, la materia que permitía que los humanos tuvieran cuerpo y alma.
Yum Kax aparece frecuentemente joven y hermoso (como planta de maíz en crecimiento) o como un cadáver descompuesto (como maíz cosechado). Su ciclo de muerte y resurrección es exactamente el ciclo agrícola: plantar, crecer, cosechar, descomponer y volver a plantar. Para los mayas, ser humano era ser maíz, estar conectado eternamente a este ciclo divino.
Hun-Camé y Vucub-Camé: los señores del inframundo
Los dos Señores de la Muerte (Hun-Camé = «Uno Muerte», Vucub-Camé = «Siete Muerte») gobernaban Xibalbá, el Inframundo. Pero no eran malignos en sentido occidental, eran guardianes de un aspecto necesario de la cosmología: la muerte, la descomposición y la regeneración. Todos los vivos debían pasar por sus dominios eventualmente.
Según el Popol Vuh, Hun-Camé y Vucub-Camé desafiaron a los gemelos divinos Hunahpú e Ixbalanqué a un juego de pelota. Los gemelos ganaron, asegurando que la muerte no fuera definitiva sino transformación. Este mito enseñaba que incluso la muerte podía ser derrotada con inteligencia y valor.
Los Bacabs: guardianes de los cuatro pilares del mundo
Cuatro deidades gemelas (Cauac, Mulac, Kan, Ix) sostenían los cuatro pilares del mundo, uno en cada dirección cardinal. Cada Bacab tenía un color, un número y un tipo de carga específica. Trabajaban juntos para mantener estable la estructura del universo. Si uno se debilitaba, ese rincón del mundo podía colapsarse.
Los Bacabs representan la interdependencia cósmica: ningún dios actuaba solo, el universo requería cooperación constante entre múltiples deidades para simplemente mantenerse en pie. Esta idea reflejaba la cosmología maya: el cosmos era un sistema, no una colección de poderes aleatorios.
Los dioses principales y sus funciones
| Dios/Diosa | Función Cosmológica | Representación | Asociaciones |
|---|---|---|---|
| Hunab-Ku | Dios supremo, creador absoluto | Incorpóreo (rara vez representado) | Omnipresencia, orden cósmico |
| Itzamná | Señor cielos, escribas, calendario, medicina | Serpiente bicéfala, anciano sabio | Conocimiento, astronomía, artes |
| Gucumatz | Serpiente emplumada, creador | Serpiente + quetzal (tierra + cielo) | Creación, síntesis de contrarios |
| Chac | Lluvia, fertilidad, agricultura | Cara con larga nariz-rayo, ranas | Agua, ciclos agrícolas, supervivencia |
| Kinich Ahau | Sol, resurrección diaria, regeneración | Hombre joven o jaguar nocturno | Luz, vida, transformación, ciclos |
| Ixchel | Luna, partos, medicina, dualidad | Anciana, tejedora, jarra de agua | Ciclos menstruales, fertilidad, muerte |
| Yum Kax | Maíz, humanidad, sustancia vital | Joven hermoso o cadáver descompuesto | Humanidad, vida agrícola, ciclos |
| Hun-Camé / Vucub-Camé | Muerte, inframundo, transformación | Esqueletos o calaveras con símbolos | Regeneración, pruebas, resurreción |
| Los Bacabs | Guardianes de pilares del mundo | Cuatro dioses (cada uno color diferente) | Estabilidad, direcciones cardinales |
El popol vuh: la fuente primaria de la mitología maya
El Popol Vuh es el documento más importante para entender la cosmogénesis maya. Escrito por nobles quichés alrededor de 1544 (después de la conquista), registra mitos que los mayas habían transmitido oralmente durante milenios. Fue rescatado del olvido por fray Francisco Ximénez, misionero que aprendió el idioma quiché y comprendió la importancia cultural del texto.
El Popol Vuh contiene tres narrativas principales: primero, la cosmogénesis (cómo los dioses crearon el mundo y los humanos); segundo, la epopeya de los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué (cómo derrotaron a los Señores del Inframundo) y tercero, la genealogía de los reyes quichés. El texto mezcla mitología pura con historia dinástica, enseñando que para los mayas, los reyes eran encarnaciones de dioses, no simplemente gobernantes políticos.
Para análisis completo del Popol Vuh, ver: El Popol Vuh: el libro sagrado de los mayas.
El sacrificio ritual: la cosmología en acción
La práctica maya del sacrificio humano confunde a los lectores modernos porque asumimos que la religión busca evitar sufrimiento. Para los mayas, el sacrificio era una transacción cosmológica necesaria. Creían que el universo requería «alimentación constante» (ixiptla) para mantener su funcionamiento.
Sin sacrificio, el sol no se levantaría (porque no tendría energía para luchar contra la muerte en el Inframundo). Sin sangre (llamada «precioso rocío»), la lluvia no caería, las cosechas no crecerían y el cosmos colapsaría. Los sacrificados frecuentemente eran prisioneros de guerra, pero a veces también guerreros voluntarios, considerado un honor supremo: convertirse en ofrenda a los dioses era garantizar el futuro del mundo.
Esta creencia reflejaba la cosmología maya: la existencia requiere muerte, vida requiere sacrificio, el orden requiere energía. El universo no era un regalo de los dioses sino un sistema que debía ser mantenido constantemente, en el que los humanos jugaban un rol indispensable.
Mitología maya vs mitologías griega y romana
Las tres mitologías abordan lo divino de formas radicalmente diferentes:
Dioses griegos: personalidades humanas amplificadas. Zeus es celoso, Afrodita es seductora, Ares es colérico. Tienen conflictos familiares, amores, celos, venganzas. El universo funciona porque estos dioses actúan, pero no hay un «sistema» coherente: la realidad es el resultado de sus caprichos. Ver: Mitología griega.
Dioses romanos: versiones más institucionales y ordenadas de los griegos. Marte (guerra ordenada) vs Ares (guerra caótica). Los dioses están integrados en la estructura política estatal. El emperador es hijo de dioses y la religión sirve a la estabilidad política y militar. Ver: Mitología romana.
Dioses mayas: reguladores cósmicos, no personalidades. Hunab-Ku no tiene drama psicológico, es matemática; Itzamná no tiene caprichos, es el orden del conocimiento y Chac no se venga, es la inteligencia del ciclo acuático. El universo funciona porque existe un sistema donde cada deidad tiene función específica e insustituible.
Fuentes y bibliografía
Fuentes primarias:
- El Popol Vuh – El libro sagrado de los mayas.
- Códice Maya de Dresde. Textos jeroglíficos precolombinos que registran datos astronómicos, calendáricos y cosmológicos.
- Códice Maya de Madrid. Ib.
- Códice Maya de París. Ib.
- Códice maya de México. Ib.
- Libros de Chilam Balam. Traducción Ralph Roys.
Análisis académicos:
- Freidel, David; Schele, Linda & Parker, Joy. Maya Cosmos. William Morrow, 1993.
- Miller, Mary Ellen & Taube, Karl. (1993). The Gods and Symbols of Ancient Mexico and the Maya. Thames and Hudson.
- Tedlock, Dennis. (1985). Popol Vuh: The Mayan Book of the Dawn of Life. Simon & Schuster.
- Carrasco, David. Religions of Mesoamerica. Harper & Row, 1990.
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Preguntas frecuentes sobre la mitología maya
¿Cuál era el dios más importante para los mayas?
Hunab-Ku era el supremo creador, pero era abstracto. En la práctica, Itzamná era el dios más adorado: patrón de escribas, calendario, medicina y conocimiento. Sin embargo, según región y época, otros dioses tenían igual importancia. En Chichén Itzá, Chac (lluvia) era central. Entre comerciantes, Ek-Chuach. La importancia variaba según necesidades locales.
¿Eran los dioses mayas buenos o malignos?
No. Los dioses mayas no eran morales; eran funcionales. Hunab-Ku no era «bueno», era orden. Chac no era «benévolo», era inteligencia del ciclo acuático. Hasta los Señores del Inframundo no eran malignos; eran guardianes de un aspecto necesario (muerte, transformación). Esta perspectiva amoral es profundamente diferente a las mitologías occidentales.
¿Por qué los mayas creían en múltiples creaciones?
Los mayas observaban ciclos naturales: día/noche (muerte/resurrección del sol), luna (fases), estaciones (ciclos agrícolas), años, décadas, siglos. Extendieron este patrón al cosmos: si todo lo natural es cíclico, ¿por qué el mundo no lo sería? Esta observación generó la creencia de múltiples creaciones y recreaciones cósmicas.
¿Cómo sabemos tanto sobre la mitología maya si fue casi destruida?
Los textos jeroglíficos mayas (códices) sobrevivieron parcialmente. Los mayas también registraron información en cerámica, murales, y esculturas. Después de la conquista, escribas indígenas preservaron historias en libros como el Popol Vuh y los Libros de Chilam Balam. Aunque perdimos mucho, lo que sobrevivió permite reconstruir el sistema.
¿Seguían los mayas modernos esta mitología?
En parte. Después de la conquista, la mitología maya se sincretizó con el cristianismo. Muchos elementos sobreviven en tradiciones mayas modernas (especialmente en altiplano de Guatemala), aunque transformados. Ciertos conceptos (ciclos cósmicos, importancia del maíz, respeto por las direcciones cardinales) persisten incluso hoy.












