Revelan detalles del peso y la dieta del tigre dientes de sable

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Leopoldo Ágreda Lovera
Nací en Mérida, un estado andino de Venezuela pero me crié en Caracas la ciudad donde crecí, observando el Ávila y haciéndome las preguntas más importantes sobre la vida, la sociedad y el universo, rodeado de árboles y el sabor agridulce de toda gran ciudad. En el trayecto de mi vida, conocí las calles y sus gentes, las cuales me ayudaron a formarme un mejor criterio de la existencia humana y las ciencias sociales, para luego estudiar en la Universidad Central de Venezuela, donde me he formado como historiador y pensador social. La lectura es uno de mis grandes vínculos con el pasado y la esencia de la humanidad, ya que como dijo Descartes, leer es como tener una conversación con las grandes mentes de la historia; el ajedrez es otra de mis grandes pasiones, ya que me ha ayudado a desarrollar una mejor comprensión de la vida, que junto a la música, forman los tres pilares de mis gustos actuales. Soy familiar, amante de la naturaleza y los animales, porque en ellos ves la esencia de la filosofía y de Dios.

Durante recientes exploraciones paleontológicas en el desierto de La Tatacoa en Colombia se descubrió el esqueleto más completo de un “marsupial dientes de sable” recuperado en el norte de Sudamérica.

El ejemplar pertenece a la especie Anachlysictis gracilis, la cual forma parte de un grupo de mamíferos depredadores extintos conocidos como esparasodontes, que vivió en América del Sur durante el Cenozoico, luego de la extinción de los dinosaurios.

Esta especie habitó hace aproximadamente 13 millones de años en la zona conocida entre los paleontólogos como ‘área de La Venta’, en el actual desierto de La Tatacoa.

Allí, existe un bosque seco tropical que “en aquel entonces era un bosque húmedo tropical, similar a la actual Amazonía”, afirmó la Dra. Catalina Suarez, becaria de la Swiss National Science Foundation trabajando en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, quien lideró el análisis de los restos y la publicación de los resultados en la revista científica Geodiversitas.

Anteriormente a este hallazgo sólo se conocía parte de una mandíbula y pocos restos adicionales de esta especie que se encuentra emparentada con marsupiales vivientes como los canguros, koalas o zarigüeyas.

En su época, A. gracilis fue uno de los varios carnívoros terrestres en América del Sur, antes de la llegada de los pumas, gatos de monte, zorros, osos y otros que habitan actualmente nuestro continente.

“Gracias a este nuevo hallazgo, pudimos conocer en detalle esta fascinante especie, a través de análisis que permitieron entender cómo eran y cómo vivían estos depredadores extintos en la Sudamérica neotropical de hace millones de años atrás”, afirmó Suarez.

Anteriormente, Suarez fue pasante y becaria pre y post-doctoral del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales donde empezó su investigación sobre A. gracilis, en el laboratorio del paleontólogo Carlos Jaramillo.

Ahora es especialista en metaterios, el grupo que incluye a los marsupiales y sus parientes extintos, como la familia de los tilacosmílidos a la que pertenece el fósil de A. gracilis.

Su característica más peculiar son sus caninos curvos y aplanados, que se asemejan a la forma de un sable, por lo que son comúnmente conocidos como “marsupiales dientes de sable”.

“En nuestra investigación confirmamos que este ‘marsupial dientes de sable’ fósil de Colombia, A. gracilis, está muy cercanamente emparentado con Thylacosmilus, que es el ‘marsupial dientes de sable’ mejor conocido de todos”, dijo el Dr. Javier Luque, ex becario de STRI, co-autor del estudio y asociado senior de investigación en el Museo de Zoología de la Universidad de Cambridge.

“Ambos, junto con Patagosmilus (otro de estos depredadores), conforman su propia familia, llamada Thylacosmilidae. Esta familia se caracteriza por sus largos y enormes caninos superiores curvos y en forma de sable, y por una extensión de la parte anterior de la mandíbula que pareciera la funda de dichos ‘sables”.

Por medio del análisis de sus dientes molares, la forma de los dientes y el hueso de la mandíbula se pudo definir su peso aproximado y su tipo de dieta.

Los resultados revelaron que A. gracilis pesaba en promedio unos 23 kg (como un lince) y que era un hipercarnívoro que sólo comía carne, no hueso. Sus potenciales presas habrían incluido pequeños mamíferos que habitaron en la zona, como marsupiales, ratas espinosas, puercoespines, roedores de diversos tamaños e incluso primates, que eran muy abundantes en aquel lugar.

En un estudio futuro abordaremos todos los demás huesos de su cuerpo, que incluyen varias secciones de la columna, costillas, cadera, escápulas —lo que en humanos llamamos ‘omóplatos’— y huesos de sus patas”, dijo Suarez.

“Esto nos permitirá explorar aspectos sobre cómo se movía, la posición en la que su cuello sostenía su cabeza, si era un corredor, si podía trepar, si sus manos podían sostener objetos con mayor facilidad, como lo hacen muchos marsupiales al alimentarse, o si era un poco más difícil, como lo es por ejemplo para un perro o un gato”.

El nuevo fósil de A. gracilis se encuentra alojado en el Museo de Historia Natural La Tatacoa, en el centro poblado La Victoria del municipio de Villavieja (departamento del Huila, Colombia), junto a otros sorprendentes hallazgos que han sido desenterrados en uno de los lugares más asombrosos del continente.

“El espécimen fósil de A. gracilis que describimos en esta investigación constituye un fósil icónico por su excelente preservación, tridimensionalidad, e importancia para entender los aspectos paleobiológicos de este marsupial depredador que acechó los bosques del norte de Suramérica hace aproximadamente 13 millones de años”, agregó el Dr. Edwin Cadena, investigador de la Universidad del Rosario y STRI, y co-autor del estudio.

“Con este hallazgo mostramos la importancia de seguir apoyando la actividad científica paleontológica en el Neotrópico, con el fin de poder hacer nuevos descubrimientos que nos ayuden a entender la historia evolutiva y la paleobiodiversidad de esta parte del continente”.

SourceDicyt
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