La Guerra de Troya fue el conflicto más importante de la mitología griega: una guerra que enfrentó a los principales reinos griegos contra la ciudad de Troya durante diez años (aproximadamente 1200 a.C., según cronología antigua). El conflicto comenzó cuando Paris, príncipe troyano, raptó a Helena, esposa del rey griego Menelao. Los griegos, bajo el liderazgo del rey Agamenón, navegaron con más de mil naves hacia la costa de Anatolia (actual Turquía) para recuperar a Helena y destruir Troya.
La guerra enfrentó a los héroes griegos más legendarios —Aquiles, Héctor, Ayax, Ulises— en batallas épicas que duraron una década. Zeus y otros dioses tomaron bandos opuestos, interviniendo constantemente en el conflicto. El punto de quiebre llegó cuando los griegos construyeron el Caballo de Troya, un engaño que permitió infiltrarse en la ciudad y destruirla desde adentro.
A continuación desarrollamos las causas históricas, los diez años de conflicto, los héroes principales, la intervención divina, y cómo la arqueología moderna ha confirmado y desmentido aspectos de la leyenda. Ideal para trabajos académicos, investigación histórica o comprensión del legado cultural occidental.

Los antecedentes: por qué comenzó la guerra
La Guerra de Troya no estalló por un simple acto de violencia pasional, sino que fue el resultado de décadas de tensiones políticas, dinásticas y comerciales entre las principales potencias del Mediterráneo oriental. Para entender realmente cómo comenzó este conflicto legendario, es necesario remontarse a eventos anteriores que establecieron el escenario.
El contexto político: dos potencias en expansión
En el siglo XIII a.C., dos poderes rivalizaban por el control comercial y territorial del Mediterráneo oriental: el imperio hitita en Anatolia (actual Turquía) y los reinos micénicos en Grecia. Troya, ubicada en la desembocadura del Helesponto (actual Estrecho de Dardanelos), controlaba rutas comerciales cruciales entre el Mediterráneo y el Mar Negro. Su riqueza procedía del comercio de estaño, cobre, oro y las mercancías que atravesaban sus puertas hacia el norte.
Los principales reinos griegos —Micenas bajo Agamenón, Pilos, Esmirna, Tebas y otros— prosperaban gracias al comercio marítimo. Sin embargo, Troya también comerciaba con pueblos del norte y occidente, compitiendo directamente con los intereses griegos. Existía, pues, una rivalidad económica y política latente que solo necesitaba un detonante para convertirse en conflicto armado.
La genealogía del conflicto: las maldiciones y profecías
Según la mitología griega, la Guerra de Troya no era accidental sino predestinada por los dioses. Varios eventos míticos anteriores pusieron en marcha los eventos que culminarían en la guerra:
La maldición de Pelops: Pelops, antepasado de Agamenón, había sido maldecido por haber ganado una carrera de carros con fraude. Esta maldición se propagaría a sus descendientes, atrayendo desgracia sobre el linaje de los Atridas (descendientes de Atreo). Agamenón, como heredero de esta maldición, estaría marcado por la tragedia.
La profecía de Tetis: Tetis, la nereida (ninfa marina) madre de Aquiles, había sido cortejada por Zeus. Un oráculo profetizó que Tetis daría a luz a un hijo más poderoso que su padre. Esto aterraba a Zeus, quien temía ser destronado. Para evitar esta profecía, Zeus obligó a Tetis a casarse con un mortal, Peleo. De esta unión nació Aquiles, quien sería el guerrero más poderoso de su generación pero cuyo destino estaba marcado por una muerte temprana en batalla.
El Juicio de Paris: el evento más directo que desencadenó la guerra fue el legendario Juicio de Paris. Según la mitología, la diosa Eris (Discordia), molesta por no haber sido invitada a una boda celestial, lanzó una manzana de oro al centro del banquete con la inscripción «para la más hermosa». Tres diosas reivindicaron el premio: Hera (reina de los dioses), Atenea (diosa de la sabiduría) y Afrodita (diosa del amor).

Zeus, rehusando elegir entre las tres, designó al príncipe troyano París como árbitro. Las tres diosas intentaron sobornarlo: Hera le ofreció poder político, Atenea victoria en batalla, y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más bella del mundo. París eligió a Afrodita y la manzana de oro. Esta decisión establecería las alianzas divinas durante toda la guerra: Atenea y Hera favorecerían a los griegos por venganza, mientras que Afrodita favorecería a Troya.
Helena: belleza, política y rapto
Helena de Esparta era famosa no solo por su incomparable belleza, sino también por su poder político. Era la esposa del rey Menelao y medio-hermana de Clitemnestra, quien estaba casada con Agamenón. Helena no era una mujer sin poder sino una reina respetada cuyo linaje remontaba a Zeus mismo (sus padres eran Zeus y Leda, o en algunas versiones, el mortal Tindáreo).
Cuando Paris visitó Esparta, Afrodita cumplió su promesa del Juicio. Helena y Paris se enamoraron (o fueron hechizados por Afrodita, según las versiones). La mayoría de fuentes indica que Paris sedujo a Helena y ambos huyeron juntos a Troya, llevándose consigo tesoros de la corona espartana. Aunque algunos textos sugieren que Menelao estaba fuera de la ciudad cuando sucedió el rapto, otros indican que Menelao permitió conscientemente que se llevaran a Helena como pretexto para reunir a los reyes griegos en una empresa común.

El llamado a armas: Agamenón reúne a los reyes
Cuando Menelao recibió la noticia de que Helena había sido raptada, invocó el antiguo juramento que todos los pretendientes de Helena habían hecho años atrás. Cuando Helena se casó con Menelao, sus otros muchos pretendientes prometieron bajo juramento que defenderían su matrimonio contra cualquier amenaza. Este juramento obligaba ahora a todos los reyes griegos a tomar las armas.
Agamenón, rey de Micenas y hermano de Menelao, fue elegido comandante supremo de la expedición. Su poder político, su riqueza y su experiencia militar lo hacían el candidato más lógico. Bajo su liderazgo se reunieron las principales potencias griegas: los hombres de Pilos bajo Néstor, los de Rodas bajo Diomedes, los arcadios bajo Agapénor, y muchos otros. Se dice que la flota griega consistía en más de mil naves, llevando decenas de miles de soldados.
Los diez años de guerra: batallas, treguas y desgracias
La Guerra de Troya no fue una serie de batallas continuas sino un conflicto prolongado con períodos de intenso combate, treguas, negociaciones fallidas y momentos de esperanza seguidos por renovadas tragedias. Los griegos, aunque superiores en número y con mejor armamento, se enfrentaban a una ciudad fortificada defendida fieramente por Héctor, el héroe troyano, quien se convertiría en el símbolo de la resistencia troyana.
Los primeros años: el estancamiento
Cuando la flota griega llegó a Troya alrededor del año 1200 a.C., esperaban una victoria rápida. Sin embargo, Troya estaba construida sobre una colina fortificada con murallas altas y puertas robustas. Héctor, el primogénito del rey Príamo, era un guerrero formidable cuya defensa de la ciudad frustró una y otra vez los intentos griegos de penetrar las murallas.
Durante los primeros años, el conflicto se caracterizó por incursiones en territorio troyano, ataques a ciudades aliadas de Troya, y combates esporádicos en la llanura frente a las murallas. Los griegos no podían asaltar la ciudad por sus defensas y Troya no podía expulsar a los griegos porque estos controlaban el mar y podían ser reabastecidos constantemente desde Grecia.
Esta situación cambió con la llegada de Aquiles, el joven guerrero cuyo nombre se convertiría en sinónimo de invencibilidad en batalla. Aquiles llegó a Troya bajo el mando del rey Ftía, con sus propios soldados conocidos como los Mirmidones. Su presencia transformaría completamente la naturaleza del conflicto.
El ascenso de Aquiles y la cólera de Agamenón
Aquiles se distinguió rápidamente como el guerrero más formidable entre los griegos. Casi invencible en combate, mató a innumerables troyanos y se ganó el respeto de sus enemigos. Sin embargo, en el noveno año de guerra, un conflicto entre Aquiles y Agamenón cambiaría el curso del conflicto de manera dramática.

El desacuerdo comenzó por una prisionera: Briseida. Después de capturar la ciudad de Lirnesío, Aquiles recibió a Briseida como parte de su botín de guerra. Sin embargo, Agamenón, quien había perdido su propia concubina, decidió confiscar a Briseida para sí mismo como compensación de su autoridad. Aquiles, sintiéndose humillado por esta afrenta, se retiró furioso del campo de batalla.
La ausencia de Aquiles fue catastrófica para los griegos. Sin su presencia, los troyanos, bajo el liderazgo de Héctor, lanzaron una contraofensiva masiva. Empujaron a los griegos hacia sus naves, matando a muchos de sus mejores guerreros. El rey Agamenón fue herido, al igual que otros líderes griegos como Diomedes y Ayax.
La situación se hizo tan desesperada que los griegos estuvieron cerca de huir de Troya. Solo la intervención de su compañero más cercano, Patroclo, cambió las cosas. Cuando Aquiles se negó a volver al combate, Patroclo pidió permiso para usar la armadura de Aquiles y dirigir a los Mirmidones en batalla. Los griegos, viendo lo que creían era Aquiles mismo, fueron inspirados a contraatacar.
La muerte de Patroclo y la venganza de Aquiles
La estratagema funcionó brevemente, pero Patroclo fue asesinado en batalla por Héctor, quien desconocía que se enfrentaba a Patroclo y no a Aquiles. Cuando Aquiles descubrió la muerte de su compañero más cercano, su dolor se transformó en una furia irrefrenable. Olvidó su orgullo, sus conflictos con Agamenón y su miedo al destino. Se armó nuevamente y salió en busca de Héctor.
Aquiles atravesó el campo de batalla como un dios de la guerra, matando a cientos de troyanos. El propio río, viendo la cantidad de cadáveres que caían en sus aguas, se levantó para oponerle resistencia, pero Hefesto, el dios del fuego, intervino secando el río. Héctor, viendo la llegada de Aquiles, primero huyó, pero finalmente se enfrentó a su destino.
El duelo entre Aquiles y Héctor fue el momento más épico de toda la guerra. Ambos sabían que este encuentro sería decisivo. Aquiles fue más rápido y más fuerte. Hirió a Héctor mortalmente, quien suplicó una última cosa: que sus restos fueran devueltos a Troya para un funeral apropiado. Aquiles, todavía enfurecido por la muerte de Patroclo, se negó. Ató el cuerpo de Héctor a su carro y lo arrastró alrededor de las murallas de Troya en un acto de profanación.

Los últimos años: la intervención de Aquiles cambia todo
Con Héctor muerto y Aquiles de nuevo en batalla, el equilibrio de poder cambió decisivamente a favor de los griegos. Derrotó a Memón (rey de Etiopía) y a muchos otros guerreros troyanos. Los troyanos se vieron reducidos a defender desesperadamente sus murallas.
Sin embargo, el destino de Aquiles también se acercaba. Recordemos la profecía: Aquiles no podría morir de un modo ordinario. Su madre, Tetis, lo había sumergido en las aguas del río Estigia (el río que separaba el mundo de los vivos del de los muertos) para hacerlo invulnerable, pero olvidó mojar el talón por donde lo sostenía. Este talón —el único punto vulnerable de su cuerpo— sería su perdición.
Paris, el príncipe troyano, disparó una flecha que, guiada por Apolo (quien favorecía a Troya), impactó en el talón de Aquiles. Aquiles cayó y con él, la esperanza griega de una victoria rápida. Sin embargo, la muerte de Aquiles también selló el destino de Troya. Su ausencia sería compensada por la astucia de Odiseo, quien ideó el plan del Caballo de Troya.
Batallas y eventos principales de la Guerra de Troya
| Año (aprox.) | Batalla/Evento | Participantes principales | Resultado | Importancia |
|---|---|---|---|---|
| 1192 a.C. | Llegada de la flota griega | Griegos vs. Troyanos | Griegos establecen campamento | Inicio del conflicto; 10 años de guerra |
| 1191-1190 a.C. | Incursiones tempranas | Aquiles vs. ciudades aliadas de Troya | Griegos capturan ciudades menores | Aislamiento progresivo de Troya |
| 1187 a.C. | Primeros duelos | Varios héroes griegos vs. Héctor | Empate; ambos bandos muestran valor | Establece reputación de Héctor |
| 1185 a.C. | La cólera de Aquiles | Agamenón confisca a Briseida | Aquiles se retira del combate | Punto de inflexión: ventaja troyana |
| 1184 a.C. | Muerte de Patroclo | Patroclo (disfrazado de Aquiles) vs. Héctor | Héctor mata a Patroclo | Devuelve a Aquiles a la batalla |
| 1183 a.C. | Duelo de Aquiles y Héctor | Aquiles vs. Héctor | Aquiles mata a Héctor | Momento épico; Troya pierde su campeón |
| 1182 a.C. | Muerte de Aquiles | París (guiado por Apolo) vs. Aquiles | Aquiles muere por flecha en el talón | Griegos pierden su mejor guerrero |
| 1181 a.C. | Construcción del Caballo | Ulises planea el estratagema | Griegos construyen el Caballo de Troya | Preparación para la victoria final |
| 1181 a.C. | Caída de Troya | Griegos (dentro del Caballo) vs. Troyanos | Troya es conquistada y destruida | Fin de la guerra; victoria griega |
Los héroes de la Guerra de Troya: gloria y tragedia
La Guerra de Troya fue el escenario de los guerreros más legendarios de la antigüedad. Estos hombres —muchos de ellos semidioses o hijos de dioses— alcanzaron la fama inmmortal através de sus hazañas en batalla. Sin embargo, su gloria a menudo iba acompañada de tragedia personal y muerte temprana.
Aquiles: el guerrero invencible
Aquiles fue el héroe más importante de la Guerra de Troya, aunque paradójicamente aparece principalmente en su etapa final. Hijo de Tetis (una nereida) y Peleo (un mortal), Aquiles fue criado en la corte del rey Ftía. Su madre, sabiendo que la Guerra de Troya existiría, lo educó en secreto en la isla de Esquiro para evitar que fuera reclutado.
Sin embargo, Ulises lo descubrió y lo convenció de unirse a la expedición griega. Aquiles llegó a Troya con sus Mirmidones, soldados de élite bajo su mando, y rápidamente se convirtió en la fuerza más devastadora en el campo de batalla. Era más rápido, más fuerte y más hábil que cualquier otro guerrero.
Su único punto débil era su talón —el talón de Aquiles, como ahora llamamos a la vulnerabilidad final de cualquier persona— donde su madre lo había sostenido al sumergirlo en el río Estigia. Esta vulnerabilidad fue su perdición cuando París disparo una flecha guiada por Apolo que lo hirió mortalmente.
El destino de Aquiles ilustra un tema fundamental de la mitología griega: ni siquiera los semidioses podían escapar a su destino. A pesar de su poder casi divino, la muerte lo alcanzó en el campo de batalla a los 23 o 24 años de edad. Su ira sobre la muerte de Patroclo transformó el curso de la guerra, pero su propia muerte presagió la caída de Troya.
Héctor: el defensor de Troya
Si Aquiles fue el guerrero más ofensivo de la guerra, Héctor fue el más defensivo. Primogénito del rey Príamo y reina Hécuba, Héctor era la esperanza de Troya en su defensa contra los griegos invasores. Era considerado uno de los guerreros más nobles y valientes de la antigüedad, respetado incluso por sus enemigos.
Héctor fue el símbolo de la resistencia troyana durante casi toda la guerra. Mató a innumerables griegos, incluyendo a Patroclo, el compañero más cercano de Aquiles. Fue el único guerrero troyano que podía enfrentarse a los mejores griegos en combate singular.
Sin embargo, cuando Aquiles vuelve al combate, Héctor se enfrenta a su destino. En un duelo épico, Aquiles lo mata brutalmente y profana su cuerpo. La muerte de Héctor marca el punto sin retorno para Troya: con su campeón muerto, la ciudad está destinada a caer.
Lo que hace trágico el destino de Héctor es su conocimiento previo de su muerte. Antes de su duelo final con Aquiles, Héctor sabe que probablemente morirá. Sin embargo, no huye sino que se enfrenta su muerte con honor. Esta es la marca de la verdadera nobleza en la mitología griega: enfrentar el destino inevitable con valentía.
Ulises: la astucia griega
Mientras que Aquiles representaba la fuerza bruta y Héctor la nobleza, Ulises (Odiseo) representaba la inteligencia y la astucia. Rey de Ítaca y considerado uno de los griegos más sabios, Ulises fue el arquitecto de muchas estrategias griegas durante la guerra.
Fue Ulises quien descubrió a Aquiles disfrazado en Esquiro. Fue él quien propuso numerosas embajadas y negociaciones con Troya. Y fue Ulises quien ideó el plan del Caballo de Troya, el engaño que finalmente permitió a los griegos entrar en la ciudad.

Su astucia le permitió sobrevivir a la guerra, a diferencia de muchos otros héroes que murieron en batalla. Sin embargo, como veremos, su supervivencia vino acompañada de una peregrinación de diez años adicionales (el tema de la Odisea) durante los cuales fue perseguido por Poseidón en venganza por haber cegado al Cíclope Polifemo, hijo del dios.
Ayax el Grande: fortaleza y tragedia
Ayax, hijo del rey Telamón de Salamina, era uno de los guerreros griegos más fuertes físicamente. Tan grande y fuerte que, según algunas historias, llevaba un escudo tan enorme que requería seis hombres para portarlo normalmente.
Ayax fue un guerrero formidable que mató a muchos troyanos. Después de la muerte de Aquiles, Ayax fue considerado el guerrero más fuerte de los griegos. Sin embargo, su fin fue trágico: después de la caída de Troya, compitió con Ulises por la armadura de Aquiles. Los griegos votaron para dar la armadura a Ulises, no a Ayax, porque valoraban más la inteligencia que la fuerza.
Ayax, enferrecido por lo que consideraba una injusticia, perdió la razón. En su locura, atacó un rebaño de ovejas, pensando que atacaba a los líderes griegos. Cuando recuperó su claridad y vio lo que había hecho, se suicidó de la vergüenza. Su muerte representa la tragedia de los fuertes que no son apreciados por su fuerza.
Diomedes: el guerrero versátil
Diomedes, hijo del rey Ares de Tebas, fue uno de los guerreros griegos más completos. Era excelente tanto en combate como en estrategia y fue uno de los pocos que se atrevió a atacar directamente a los dioses en batalla (hizo sangrar a Afrodita cuando intentaba ayudar a Eneas).
Diomedes fue uno de los pocos héroes principales que sobrevivió a la guerra sin caer en la locura o el suicidio. Viajó a casa en Tebas y aparentemente vivió una vida normal después de la guerra, a diferencia de muchos de sus compañeros que fueron maldecidos u asesinados.
Néstor: la sabiduría de la edad
Néstor, rey de Pilos, era el guerrero más anciano de la expedición griega. A pesar de su edad avanzada, fue un combatiente formidable y, más importante aún, fue un consejero sabio cuyas palabras eran escuchadas y respetadas.
Néstor fue uno de los pocos griegos que regresó seguramente a su hogar después de la guerra. En la mitología griega posterior, aparece como un testigo vivo de los eventos de la Guerra de Troya, contando historias a generaciones posteriores. Su longevidad lo convirtió en una conexión viva entre la era heroica y la antigüedad posterior.
Héroes principales de la Guerra de Troya
| Héroe | Bando | Procedencia | Hazaña principal | Aliado divino | Destino |
|---|---|---|---|---|---|
| Aquiles | Griego | Ftía | Mató a Héctor; invencible en batalla | Atenea (principalmente) | Muere por flecha de París |
| Héctor | Troyano | Troya | Defendió Troya; mató a Patroclo | Apolo | Muere a manos de Aquiles |
| Ulises | Griego | Ítaca | Ideó el Caballo de Troya; astucia | Atenea | Regresa a casa (con 10 años de peregrinación) |
| Ayax (Telamón) | Griego | Salamina | Fuerza guerrera; mató muchos troyanos | Zeus | Se suicida tras perder armadura de Aquiles |
| Diomedes | Griego | Tebas | Valentía; atacó a Afrodita | Atenea | Regresa a casa seguramente |
| Néstor | Griego | Pilos | Consejo sabio; experiencia | Atenea | Regresa a casa; vive hasta edad avanzada |
| Agamenón | Griego | Micenas | Liderazgo estratégico; general supremo | Atenea | Regresa a casa; asesinado por su esposa |
| Menelao | Griego | Esparta | Causa de la guerra | Atenea | Regresa con Helena |
| Eneas | Troyano | Troya | Guerrero formidable | Afrodita (madre) | Escapa; funda Roma (mitología romana) |
| París | Troyano | Troya | Mató a Aquiles | Afrodita | Muere en los últimos combates |
| Patroclo | Griego (Mirmidón) | Ftía | Compañero de Aquiles | Aquiles (protección) | Muerto por Héctor |
| Áyax de Locride | Griego | Locris | Velocidad y astucia | Atenea | Regresa; más tarde se ahoga en naufragio |
La intervención divina: dioses tomando bandos
Un aspecto fundamental de la Guerra de Troya en la mitología griega es la intervención constante de los dioses. Los olímpicos no se limitaban a observar desde sus tronos celestiales sino que intervenían activamente, preferían a unos guerreros sobre otros, e incluso participaban en combates directos.
Esta intervención divina reflejaba las antiguas creencias griegas de que el destino no era simplemente el resultado de acciones humanas sino también de las voluntades de poderes superiores. Los dioses podían cambiar el curso de los eventos, salvar a guerreros destinados a morir, o guiar flecha hacia sus objetivos.
Zeus: neutral e interesado
Zeus, el rey de los dioses, intentó mantener una posición de neutralidad general durante la guerra, aunque sus simpatías fueron variadas. Sin embargo, su influencia fue fundamental en varios momentos clave. Zeus fue quien apoyó la cumbre olímpica inicial donde Tetis pidió que Zeus cumpliera con su promesa anterior de ayudar a Aquiles.
También fue Zeus quien, en varios momentos críticos, pesó las almas de los combatientes en una balanza cósmica (la «psicostasia» o pesada del alma) para determinar quién viviría y quién moriría. En el poema épico, cuando Héctor está enfrentando su destino con Aquiles, la balanza de Zeus se inclina a favor de Aquiles, indicando que Héctor está destinado a morir.
Atenea: protectora de los griegos
Atenea fue claramente la diosa más comprometida con la victoria griega. Su enojo contra Troya comenzó con el Juicio de Paris, cuando Paris eligió a Afrodita sobre ella. A lo largo de la guerra, Atenea intervino constantemente en favor de los griegos.
Fue Atenea quien protegió a muchos héroes griegos, especialmente a Diomedes, a quien permitió atacar directamente a los dioses en el campo de batalla. Fue Atenea quien guió el plan del Caballo de Troya. Y fue Atenea quien finalmente garantizó que los griegos pudieran entrar en la ciudad y destruirla.
Atenea también fue mencionada en varias ocasiones como la que renovaba la armadura y armas de los guerreros griegos, proporcionándoles ventajas tecnológicas. Su identificación con la sabiduría estratégica hizo que ella favoreciera especialmente a Ulises, el guerrero conocido por su inteligencia.
Afrodita: aliada de Troya
Afrodita, como la que eligió a Paris en el Juicio, fue aliada natural de Troya. Fue ella quien provocó el amor entre Paris y Helena, quien protegió a Paris en varios momentos de la batalla y fue ella quien protegió especialmente a su hijo Eneas.
Sin embargo, Afrodita fue la menos guerrera de los dioses. Prefería la seducción a la batalla. En un famoso episodio, cuando Diomedes la atacó en el campo de batalla, ella fue rápidamente herida y tuvo que escapar del campo. Ares, su amante, fue más efectivo en proporcionar ayuda marcial a los troyanos.
Apolo: el dios de la profecía y la venganza
Apolo, el dios del sol, la música y la profecía, fue otro de los principales aliados de Troya. Se dice que fue Apolo quien guió la flecha de Paris hacia el talón de Aquiles, causando la muerte del héroe griego más importante. Fue también Apolo quien profetizó el destino de Troya antes de que comenzara la guerra.
Apolo no participó directamente en muchos combates, pero su influencia fue constante. Su asociación con la curación también lo hacía importante: cuando los griegos llegaron a Troya, Apolo envió una plaga (similar a la plaga enviada por Apolo al comienzo de la Ilíada) que afectó a los griegos por ofender sus santuarios.
Poseidón: los mares y los terremotos
Poseidón, dios de los mares, fue generalmente aliado de los griegos, aunque su compromiso fue más ambiguo que el de Atenea. Sin embargo, después de la guerra, se volvería enemigo jurado de Ulises por la ceguera del Cíclope Polifemo.
Durante la guerra, Poseidón ayudó a los griegos al controlar los mares, asegurando que sus naves pudieran navegar seguramente. También utilizó sus poderes sobre los terremotos para afectar a los troyanos. Su hijo, el gigante Polifemo, fue asesinado por Ulises durante la Odisea subsecuente, lo que convertirá a Poseidón en perseguidor de Ulises durante diez años adicionales.
Ares: la guerra sin honor
Ares, dios de la guerra y la violencia, fue otro aliado de Troya. A diferencia de Atenea, quien representaba la estrategia y la sabiduría marcial, Ares representaba la furia ciega de la batalla. Ares fue herido en combate por Diomedes (quien fue apoyado por Atenea), lo que mostró que incluso los dioses podían ser vulnerables cuando intervenían directamente.
Ares fue generalmente menos efectivo que Atenea en proporcionar ayuda estratégica, aunque su influencia fue evidente en momentos de puro combate violento.
Hera: venganza personal
Hera, reina de los dioses y esposa de Zeus, fue aliada de los griegos, principalmente por su enojo personal contra Paris. Cuando él la eligió como la «menos hermosa» (al elegir a Afrodita), Hera entró en una alianza con Atenea contra Troya. Su enojo personal contra los troyanos fue un factor importante en la guerra.
Hera también fue una de las más activas en proteger a los griegos y en asegurarse de que Troya cayera.
Intervención divina en la Guerra de Troya
| Dios | Bando favorecido | Razón de intervención | Acciones principales | Resultado |
|---|---|---|---|---|
| Zeus | Neutral (favorece a griegos al final) | Juez supremo; promesa a Tetis | Pesa almas en balanza; influencia en destino | Permite victoria griega |
| Atenea | Griegos | Enojo contra París; Juicio | Protege a Diomedes; guía Caballo de Troya | Decisiva en victoria griega |
| Afrodita | Troyanos | Elegida por París; madre de Eneas | Protege a París y Eneas; cura heridos | Limitado; herida por Diomedes |
| Apolo | Troyanos | Guardián de Troya; hijo de Leto | Guia flecha de París hacia Aquiles; proporciona profecía | Causa muerte de Aquiles |
| Poseidón | Griegos | General apoyo a marinería griega | Protege naves; causa terremotos | Ayuda transporte y logística |
| Ares | Troyanos | Dios de la guerra; aliado natural | Participa en combates directos; anima a guerreros | Herido por Diomedes; limitado |
| Hera | Griegos | Venganza personal contra París | Aliada de Atenea; anima a guerreros griegos | Activa en destrucción de Troya |
| Hefesto | Ambos | Dios artesano (crea armas de Aquiles) | Forja armas divinas; fabrica Caballo (algunas versiones) | Permite armas superiores para griegos |
| Hermes | Neutral | Dios mensajero | Guía negociaciones; transporta embajadas | Facilita intentos de paz fallidos |
| Eris | Troyanos (indirectamente) | Provocó el Juicio de París | Lanzó manzana de discordia | Inicio de toda la guerra |
El Caballo de Troya: el engaño que decidió la guerra
Después de diez años de guerra estancada, con miles de griegos muertos y Troya aún sin caer, era evidente que una victoria por asalto directo era imposible. Las murallas de Troya eran demasiado altas, sus defensores demasiado determinados. Los griegos necesitaban una solución diferente.
Fue Ulises quien propuso el famoso estratagema: el Caballo de Troya. Aunque parece absurdo en retrospectiva que los troyanos aceptaran un enorme caballo de madera dentro de sus muros después de diez años de guerra, el plan funcionó porque se basaba en la psicología, no en la lógica pura.

La construcción del caballo
Bajo la supervisión de Ulises, los griegos construyeron un enorme caballo de madera, lo suficientemente grande para contener a un centenar de guerreros dentro de su vientre. El caballo fue construido como un regalo supuestamente ofrecido a Atenea como ofrenda de paz.
Algunos textos sugieren que fue el carpintero Epeo quien construyó el caballo, mientras que otros indican que fue construido bajo la supervisión de Atenea misma. Dentro del caballo, se escondieron algunos de los mejores guerreros griegos: Ulises, Ayax, Diomedes y otros. El caballo fue pintado con inscripciones que decían algo como «un regalo para Atenea por la seguridad en el regreso a casa» (las inscripciones exactas varían según las fuentes).
El engaño y la aceptación troyana
Una vez que el caballo fue terminado, los griegos desmantelaron sus campamentos y pusieron sus naves en el mar, como si se retiraran por completo. Sin embargo, dejaron a Sinón, un soldado griego, en la playa. Cuando los troyanos lo encontraron, Sinón les contó una historia elaborada: explicó que había escapado del ejército griego, que los griegos habían construido el caballo para enfurecer a Atenea (porque habían profanado su templo) y que el caballo era demasiado grande para entrar por las puertas de Troya como un regalo mágico.
Sinón insistió en que si los troyanos traían el caballo adentro de la ciudad, sería un signo de que Atenea los protegería. Si lo dejaban afuera, Atenea se volvería contra Troya. Esta historia, combinada con la esperanza de que los griegos finalmente se habían ido, convenció a los troyanos.
Sin embargo, no todos los troyanos fueron engañados. El sacerdote Laocoonte intentó advertir a los troyanos, pronunciando la famosa frase «temo a los griegos, incluso cuando traen regalos» (tempus danorum et dona ferentes). Laocoonte, junto con sus dos hijos, fue atacado y asesinado por dos enormes serpientes marinas, a menudo interpretadas como un castigo divino de Atenea por su rechazo al caballo.
Otra figura que advirtió contra el caballo fue la profetisa Casandra. Años antes, Apolo le había otorgado el don de la profecía verdadera pero la maldijo para que nadie creyera sus profecías. Aunque Casandra advirtió correctamente que el caballo era un engaño, sus advertencias fueron ignoradas como habían sido ignoradas todas sus profecías anteriores.
La noche fatal
Con el engaño consumado, los troyanos arrastraron el enorme caballo dentro de la ciudad, a través de sus puertas. Lo colocaron en el centro de Troya, posiblemente en el templo de Atenea o en la plaza principal. Los troyanos, creyendo que la guerra finalmente había terminado, celebraron toda la noche, comiendo, bebiendo y danzando.
A medianoche, cuando el caos y la intoxicación alcanzaban su máximo, los griegos escondidos dentro del caballo emergieron. Abrieron las puertas de la ciudad desde adentro (o eso es lo que sugieren algunas versiones), permitiendo que el resto del ejército griego, que había permanecido escondido en un puerto cercano, entrara a Troya.
La masacre final
Lo que siguió fue una masacre total. Los griegos, liberados de diez años de frustración y con acceso a la ciudad desprevenida, se lanzaron a matar. El rey Príamo fue ejecutado. La mayoría de los hombres troyanos fueron asesinados y las mujeres y niños fueron esclavizados. La ciudad fue saqueada sistemáticamente por sus tesoros. La mayoría de los templos fueron profanados. Troya, la gran ciudad que había resistido diez años de asedio, cayó en una sola noche de violencia.
El destino de los personajes clave varía según las fuentes. Eneas, aliado de Afrodita, fue permitido escapar con la intervención de su madre. Helena fue «rescatada» por Menelao, aunque su destino posterior varía (algunas historias la hacen regresar pacíficamente a Esparta; otras sugieren que Menelao inicialmente tenía la intención de matarla en venganza). Casandra fue asesinada por la esposa de Agamenón, Clitemnestra, cuando el ejército griego regresó a casa.
Las consecuencias de la guerra: regreso a casa y nuevas tragedias
La caída de Troya no fue el final de los conflictos. Aunque la guerra en sí había terminado, las consecuencias se extendieron durante años, incluso décadas, afectando a cada uno de los guerreros griegos que regresaban a casa.
El viaje de regreso: peregrinaciones y naufragios
Aunque los griegos habían ganado la guerra, su viaje de regreso a casa fue desastroso. Muchos de los guerreros que sobrevivieron a diez años de batalla no sobrevivirían al viaje de regreso. Algunos fueron naufragados por tormentas, otros fueron desviados de sus rutas y se perdieron en tierra extranjera durante años.
Agamenón, el comandante supremo, fue asesinado por su propia esposa, Clitemnestra, junto con su amante Egisto, cuando llegó a Micenas. Clitemnestra, enojada por el sacrificio de su hija Ifigenia (que Agamenón había ordenado años atrás para obtener vientos favorables para la travesía a Troya) y celosa por las concubinas que Agamenón había traído de Troya, lo mató en su baño.

Ulises sufrió una peregrinación de diez años adicionales (el tema de la Odisea) cuando Poseidón, vengándose por el cegamiento de su hijo Polifemo, lo persiguió y lo desvió constantemente de su regreso a Ítaca.
Diomedes fue alternativamente acogido o rechazado por diversos pueblos, finalmente estableciéndose en Italia según algunas versiones.
El destino de la ciudad destruida
Troya fue completamente destruida. Sus murallas fueron derribadas, sus estructuras quemadas, su población masacrada o esclavizada. Sin embargo, la ciudad no permaneció vacía para siempre. En épocas posteriores, nuevas ciudades fueron construidas en el mismo sitio, aunque nunca regresarían a la grandeza de la Troya de la época heroica.
La destrucción de Troya también tuvo implicaciones políticas más amplias. El poder de la dinastía troyana fue eliminado, dejando el Mediterráneo oriental sin una potencia importante que pudiera equilibrar el poder de los reinos griegos. Esto, combinado con subsecuentes migraciones y conflictos, llevaría a cambios significativos en la política mediterránea durante los siguientes siglos.
Verificación arqueológica: ¿ocurrió realmente la Guerra de Troya?
Durante siglos, la Guerra de Troya fue considerada simplemente una leyenda, una historia épica creada por Homero sin base en eventos históricos reales. Sin embargo, en el siglo XIX, los arqueólogos comenzaron a descubrir evidencia que cambiaría fundamentalmente nuestra comprensión de la guerra.
Los descubrimientos de Schliemann
En la década de 1870, el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann comenzó excavaciones en el sitio de Hisarlik en Turquía, un lugar que los estudiosos antiguos habían identificado como la ubicación probable de la antigua Troya. Las excavaciones de Schliemann fueron revolucionarias: descubrió las ruinas de una ciudad antigua que había sido destruida por fuego, con capas arqueológicas indicando múltiples destrucciones y reconstrucciones a lo largo de los siglos.
Schliemann identificó lo que llamó «Troya VIIa» (la séptima o más reciente reconstrucción de la ciudad en esa época) como la Troya de la Guerra de Troya homérica. Esta ciudad databa de aproximadamente 1180 a.C. (con márgenes de error de algunos años), lo que coincidía aproximadamente con las fechas tradicionales asignadas a la guerra.

Evidencia de destrucción violenta
Las excavaciones posteriores por arqueólogos como Wilhelm Dörpfeld y más recientemente Manfred Korfmann confirmaron que Troya VIIa mostró signos claros de destrucción violenta. Había capas de ceniza y carbón indicando incendios que habían destruido los edificios. Los huesos encontrados en los estratos de Troya VIIa mostraban signos de fracturas traumáticas consistentes con combate violento y masacre.
Sin embargo, no hay evidencia arqueológica directa del Caballo de Troya, por supuesto. El caballo de madera no dejaría evidencia física que persistiera durante miles de años. Pero la secuencia de una ciudad sitiada durante un período prolongado, seguida por destrucción repentina, es consistente con la narrativa de Homero.
Contexto histórico más amplio
El período alrededor de 1200 a.C. fue una época de grandes cambios en el Mediterráneo oriental. Fue conocida como la «Edad de Bronce Tardía» y coincidió con el colapso de varias civilizaciones importantes, incluyendo el Imperio Hitita. Hubo invasiones, migraciones de pueblos, los llamados «Pueblos del Mar» y cambios políticos radicales.
En este contexto, una guerra entre una potencia griega (posiblemente Micenas, que era la ciudad-estado griega más poderosa en esa época) y la ciudad de Troya (que, según las excavaciones arqueológicas, era un centro comercial importante) es perfectamente plausible. Los griegos micénicos tenían una marina significativa y capacidades militares avanzadas. Troya controlaba rutas comerciales cruciales. Un conflicto entre ellos por control comercial o recursos es probable.
Limitaciones de la evidencia
Sin embargo, es importante notar que la evidencia arqueológica, aunque sugiere fuertemente que Troya fue asediada y destruida alrededor de 1200 a.C., no necesariamente confirma la narrativa específica de la Ilíada. Por ejemplo:
- No hay evidencia de que la guerra durara exactamente diez años (aunque una guerra prolongada es plausible).
- No hay evidencia de que fue causada específicamente por el rapto de Helena.
- No hay evidencia de participación divina, por supuesto.
- No hay evidencia del Caballo de Troya como dispositivo específico (aunque el concepto de un engaño militar no es implausible).
Lo que los arqueólogos han confirmado es que:
- Troya fue una ciudad importante en la antigüedad.
- Fue sitiada y destruida violentamente alrededor de 1200 a.C.
- Los griegos micénicos tenían capacidades militares para realizar tal asalto.
- El contexto histórico hace plausible un conflicto entre poderes rivales.
La revisión moderna de la cronología
Algunos arqueólogos han revisado las fechas y ahora sugieren que la destrucción de Troya podría haber ocurrido en 1180 a.C. o incluso 1150 a.C., dependiendo de cómo se calibren las fechas radiocarbónicas. Esto representa una variación de aproximadamente 50-100 años, pero es dentro de los márgenes de incertidumbre arqueológica.
Lo que es claro es que existió una ciudad real llamada Troya, fue destruida violentamente y los griegos eran capaces y estaban presentes en la región en esa época. Si la guerra ocurrió exactamente como Homero la describió permanecerá siendo un misterio histórico, pero que una guerra ocurrió entre griegos y troyanos es ahora considerado probable por la mayoría de los arqueólogos modernos.
El legado de la Guerra de Troya: influencia cultural y literaria
La Guerra de Troya ha dejado una huella indeleble en la cultura occidental. Ha inspirado innumerables obras de arte, literatura, filosofía y entretenimiento durante más de 2,800 años.
Las epopeyas homéricas
La Ilíada de Homero, compuesta alrededor del siglo VIII a.C., es considerada una de las obras maestras de la literatura mundial. Aunque se enfoca específicamente en los últimos años de la guerra (los enfrentamientos entre Aquiles y Héctor), la Ilíada proporcionó la estructura narrativa y los personajes que definieron la Guerra de Troya para todas las generaciones posteriores.

La Odisea, la otra gran epopeya de Homero, cuenta el viaje de regreso de Ulises después de la guerra de Troya, demostrando cómo los efectos de la guerra se extendieron más allá de los diez años del conflicto mismo.
Influencia en la tragedia griega
Los dramaturgos griegos antiguos —Esquilo, Sófocles y Eurípides— volvieron constantemente a los temas de la Guerra de Troya. La trilogía «Orestía» de Esquilo dramatiza el viaje de regreso de Agamenón y su asesinato. Las obras de Eurípides como «Las Troyanas» y «Hécuba» dramatizan el destino de los sobrevivientes troyanos.
Estas obras utilizaban la Guerra de Troya como telón de fondo para explorar temas universales: la justicia, la venganza, el honor, el costo de la guerra, y la naturaleza del poder divino.
Influencia romana
Los romanos adoptaron la tradición griega de la Guerra de Troya y la adaptaron a su propia mitología. Virgilio compuso la «Eneida», una epopeya que cuenta la fuga de Eneas de Troya y su eventual fundación de Roma. Este relato conectaba la legendaria Guerra de Troya con los orígenes míticos de Roma.
Literatura medieval y moderna
Durante la Edad Media, la Guerra de Troya fue reescrita en numerosos romances. Obras como la «Historia de Troya» de Guido de Colonna reinterpretaron la historia para audiencias medievales, a menudo añadiendo elementos cristianos o feudales.
En la era moderna, la Guerra de Troya ha continuado inspirando obras. Desde la novela «Troya» de Stephen Fry (2020) hasta la serie de televisión «Troy: Fall of a City» (2018), la historia continúa capturando la imaginación de nuevas generaciones.
Influencia en el pensamiento filosófico
Los filósofos antiguos utilizaban referencias a la Guerra de Troya para discutir cuestiones de ética, política y metafísica. Platón hizo referencias extensas a Homero y a la tradición troyana. Los estoicos utilizaban historias de la guerra para ilustrar ideas sobre virtud y destino.
Símbolos duraderos
Ciertos aspectos de la Guerra de Troya se han convertido en símbolos duraderos:
- El «Caballo de Troya» ahora significa cualquier estratagema engañosa o regalo peligroso que logra infiltrarse.
- El «Talón de Aquiles» se refiere a la debilidad única y fatal de algo que es de otra manera fuerte o invulnerable.
- La «Manzana de la Discordia» representa los problemas originados por pequeños actos de envidia o injusticia.
- La «Cara que lanzó mil naves» (descripción de Helena) representa una belleza suprema o una causa capaz de mover civilizaciones completas a la acción.
Preguntas frecuentes sobre la Guerra de Troya
¿Cuánto tiempo duró realmente la Guerra de Troya?
Según la tradición griega, la guerra duró diez años. Sin embargo, la evidencia arqueológica no puede determinar la duración exacta. Es posible que la guerra durara varios años o una década, pero la cifra de diez años podría ser un número simbólico o legendario. Los arqueólogos sugieren que un sitio prolongado de años es plausible, pero el número exacto permanece incierto.
¿Fue Helena un causa real para iniciar una guerra?
Aunque la historia de Helena hace una narrativa dramática, los historiadores modernos creen que si la guerra ocurrió, probablemente fue causada por conflictos comerciales y políticos más profundos entre los reinos griegos y Troya. El rapto de Helena podría haber sido el pretexto, pero las causas subyacentes fueron económicas y geopolíticas. Sin embargo, la capacidad de la belleza y el honor personal para motivar a sociedades guerreras en la antigüedad fue real.
¿Aquiles era realmente invulnerable?
No, por supuesto. La invulnerabilidad de Aquiles excepto por su talón es un elemento mitológico, no histórico. Sin embargo, la evidencia sugiere que los guerreros aqueos (griegos) de la época de Bronce Tardía desarrollaron técnicas de combate y armaduras superiores que los hacían extremadamente efectivos. Un guerrero particularmente diestro podría haber sido prácticamente imbatible en combate singular, lo que podría haber inspirado la leyenda de Aquiles.
¿Qué pasó con Helena después de la guerra?
Según algunas fuentes antiguas, Menelao y Helena regresaron juntos a Esparta y vivieron una vida normal. Otras fuentes sugieren que Helena fue deshonrada por su tiempo en Troya y fue repudiada. En versiones posteriores, particularmente en la tradición romana, Helena fue incluso divinizada.
¿El Caballo de Troya fue real?
No, no hay evidencia arqueológica de un caballo de madera. Sin embargo, el concepto de un engaño militar es plausible. Es posible que los griegos utilizaran algún dispositivo o estratagema para infiltrarse en la ciudad. Alternativamente, el «caballo» podría ser una metáfora literaria para una estratagema militar más general.
¿Qué sucedió con Ulises después de la caída de Troya?
Según la Odisea, Ulises fue maldecido por Poseidón a una peregrinación de diez años antes de poder regresar a su hogar en Ítaca. Durante este tiempo, fue desviado a diversas tierras, enfrentó monstruos como el Cíclope y la bruja Circe, y tuvo que superar innumerables obstáculos antes de poder regresar a su esposa Penélope.
¿La intervención divina en la Guerra de Troya fue real?
No, desde una perspectiva histórica. Los dioses no intervinieron en la guerra. Sin embargo, los griegos antiguos creían que sí lo hacían, y esta creencia influyó en cómo interpretaban los eventos de la guerra. Los comandantes consultaban oráculos, interpretaban presagios, y tomaban decisiones basadas en lo que creían que los dioses deseaban.
¿Murieron realmente tantos en la Guerra de Troya?
Las cifras proporcionadas por Homero (miles de soldados griegos, decenas de miles de troyanos) son difíciles de verificar arqueológicamente. Sin embargo, considerando que la guerra supuestamente duró diez años y fue un conflicto importante entre potencias rivales, es plausible que hubiera bajas significativas. Los números específicos en la tradición literaria pueden ser exagerados.
¿Cómo sabemos que Troya fue destruida alrededor de 1200 a.C.?
Los arqueólogos utilizan varias técnicas para fechar eventos antiguos: datación por carbono radiactivo, análisis de capas estratigráficas (la edad relativa de capas de tierra), análisis de cerámica (comparando estilos con fechas conocidas), e análisis de registros de otras civilizaciones con las que Troya interactuaba. Todas estas técnicas, cuando se aplican al sitio de Hisarlik, sugieren una destrucción alrededor de 1200 a.C. (con márgenes de error).
¿Por qué la Guerra de Troya es importante para la historia?
Más allá de si ocurrió exactamente como se describe en la mitología, la Guerra de Troya es importante porque: (1) Representa el conflicto principal de la mitología griega y ha influenciado la literatura y cultura occidentales profundamente; (2) Probablemente refleja conflictos reales en el Mediterráneo antiguo, especialmente la caída de Troya alrededor de 1200 a.C.; (3) Representa un período de transición importante en la historia antigua; (4) Encarna temas universales sobre el honor, la guerra, el destino y la voluntad divina que continúan siendo relevantes.
Bibliografía y fuentes sobre la Guerra de Troya
Fuentes primarias antiguas
- Homero. Ilíada (circa 750 a.C.). Epopeya griega antigua que narra específicamente los eventos de los últimos años de la Guerra de Troya, particularmente el conflicto entre Aquiles y Héctor. La obra más importante para entender la tradición de la guerra en la antigüedad. Excelentes traducciones al español: Editorial Gredos (prosa de Carlos García Gual), y Cátedra (traducción en verso).
- Homero. Odisea (circa 750 a.C.). Segunda epopeya homérica que narra el viaje de regreso de Ulises después de la caída de Troya, demostrando cómo los efectos de la guerra se extendieron más allá del conflicto mismo. Traducción recomendada: Gredos (García Gual).
- Apolodoro. Biblioteca Mitológica (siglos I-II d.C.). Compendio sistemático de la mitología griega que incluye una narración completa de la Guerra de Troya con múltiples versiones de eventos. Fuente académica valiosa para variantes del mito. Traducción Gredos disponible.
- Ovidio. Metamorfosis (8 d.C.). Epopeya romana que incluye varios pasajes sobre la Guerra de Troya y sus consecuencias. Aunque de composición latina, preserva tradiciones griegas. Traducción Alianza Editorial recomendada.
- Virgilio. Eneida (29-19 a.C.). Epopeya romana que comienza con la caída de Troya y sigue al héroe troyano Eneas en su escape. Fundamental para entender cómo los romanos reinterpretaron la leyenda troyana. Traducción Cátedra recomendada.
- Esquilo. Agamenón (458 a.C.). Tragedia griega que dramatiza el regreso de Agamenón a Micenas después de la guerra de Troya y su asesinato subsecuente.
- Eurípides. Las Troyanas (415 a.C.). Tragedia que narra el destino de las mujeres troyanas tras la caída de la ciudad.
- Eurípides. Hécuba (424 a.C.). Tragedia que narra el destino de la reina troyana Hécuba después de la guerra.
- Pausanias. Descripción de Grecia (siglo II d.C.). Relatos de un viajero antiguo que describe sitios históricos relacionados con la Guerra de Troya, incluyendo monumentos y tradiciones locales.
Estudios modernos en español
- Bermejo Barrera, José Carlos. Introducción a la sociología del mito griego. Madrid: Akal, 1979. Análisis de cómo la Guerra de Troya funcionaba como construcción social en la antigüedad griega.
- García Gual, Carlos. Diccionario de mitología. Barcelona: Planeta, 1997. Referencia accesible sobre personajes y eventos de la Guerra de Troya.
- Grimal, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Paidós, 1981. Referencia exhaustiva con artículos detallados sobre cada figura de la mitología.
- Montanelli, Indro. La guerra de Troya: una historia de Jars. Traducción española. Historia novelada accesible de los eventos de la guerra.
- Ruiz de Elvira, Antonio. Mitología clásica. Madrid: Gredos, 1975. Manual académico completo sobre la mitología griega y romana, incluyendo secciones extensas sobre la Guerra de Troya.
- Trundle, Matthew. Campeones de Troya. Traducción de «The Ancient Spartans». Análisis moderno de guerreros de la época.
Estudios arqueológicos en español
- Blegen, Carl W. Troya y los troyanos. Traducción española. Relato de las excavaciones arqueológicas en el sitio de Hisarlik.
- Ceram, C. W. Los Secretos de los Hititas: El Descubrimiento de una Civilización Antigua. Historia accesible de los descubrimientos arqueológicos en Anatolia, incluyendo Troya.
- Korfmann, Manfred. Troya: Excavaciones y Descubrimientos. Resumen de excavaciones arqueológicas modernas en Troya.
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- Latacz, Joachim. Troya y Homero: Hacia la Resolución de un Antiguo Misterio. Princeton: Princeton University Press, 2004. Análisis académico moderno sobre cómo la arqueología moderna valida aspectos de la tradición homérica.
- Wood, Michael. In Search of the Trojan War. Berkeley: University of California Press, 1985. Investigación popular y académica sobre los fundamentos históricos de la Guerra de Troya.












