Historia y mitología de Tirinto, una de las grandes ciudades micénicas

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Isra Poudereux
Apasionado de la historia, amante del teatro, el cine y la música. Naturalista y creador de contenido para la divulgación ambiental. Estudio periodismo cuando la pandemia me lo permite, mientras tanto leo y releo multitud de libros.

Tirinto en la mitología griega

En la mitología griega se dice que la ciudad tomó su nombre de Tirinto, un hijo de Argos y nieto de Zeus.

La tradición indicaba que los cíclopes venidos desde Licia habían amurallado la ciudad cuando Preto, un rey de Tirinto, se apoderó de ella.

Tirinto, Midea y el Hereon formaban parte del mismo reino mientras que Argos estaba controlado por Acrisio, el abuelo de Perseo.

Perseo, como fundador de Micenas, intercambió Argos con Megapentes, Hijo de Preto, y así se convirtió en rey de Tirinto.

La ciudad de Tirinto es asociada también con la leyenda de Hércules.

Euristeo era el rey de Tirinto y Hércules realizó sus doce trabajos para él.

En la Ilíada de Homero, Tirinto forma parte de los territorios acaudillados por Diomedes para combatir en la Guerra de Troya.

Historia de Tirinto, una gran ciudad micénica

Tirinto estuvo habitada desde el Neolítico entre el 7000 y 4000 a.C., esto es debido a los restos de cerámica encontrados en el yacimiento. En la Edad del Bronce en el 3000 a.C.

La ciudad estaba ubicada en una colina y se sabe por los descubrimientos que tenía un palacio micénico con una imponente estructura circular de 28 metros de diámetro posiblemente fortificado.

Fue durante la civilización micénica, a partir del año 1600 a.C. cuando la ciudad alcanzó su mayor crecimiento. La Acrópolis de Tirinto se construyó en 3 fases, de la que se conservan las ruinas de la última fase.  La ciudad rodeaba la Acrópolis en la llanura bajo la colina.

En torno al 1200 a.C., con el colapso de la Edad del Bronce, la ciudad fue destruida por el fuego, probablemente a causa de un terremoto, aunque la zona del palacio permaneció habitada y finalmente se construyó un templo en el palacio.

A principios del periodo clásico en Grecia, Tirinto, al igual que Micenas, perdió su influencia frente a civilizaciones como la de Esparta o Atenas.

Según Heródoto en sus ‘Nueve Libros de la Historia‘, cuando Cleómenes I de Esparta derrotó a Argos, sus esclavos ocuparon Tirinto durante muchos años. Tirinto participó en la Batalla de Platea en el 480 a.C. con 400 hoplitas.

Argos se sentía amenazada por Micenas y Tirinto hasta que, queriendo ganar influencia en todo el territorio y monopolizar los territorios, Argos destruyó completamente las dos ciudades en el 468 a.C..

Maqueta de Tirinto. Crédito: Wikipedia / Dominio Público

El descubrimiento de Tirinto

En Tirinto se han realizado excavaciones dirigidas por el instituto Arqueológico Alemán y por la Sociedad Arqueológica de Grecia.

Heinrich Schliemann y Wilheilm Dörpfeld excavaron el lugar en 1884.

A mediados del siglo XX, Nikolaos Verdeliss rehabilitó una parte de la fortificación que se había derrumbado, a partir de 1967 las excavaciones volvieron a estar a cargo del Instituto Alemán.

La acrópolis de Tirinto

La acrópolis de Tirinto se divide en tres niveles: Superior, medio e inferior. En la parte superior se hallaba el palacio, que se construyó en tres fases, la primera hacia el año 1450 a.C. y después ampliado en el siglo XIV a.C. y también en el siglo XII a.C.

Estaba defendido por una doble muralla y por una serie de patios cerrados que había que atravesar mediante dos puertas en «H«, conocidas como propileos, para alcanzar el pórtico de entrada al megarón o gran salón.

Fresco de Tirinto. Crédito: Wikipedia / Dominio Público

El megarón del palacio tiene un amplio vestíbulo en el que estaba el trono y contiene una chimenea central rodeada de cuatro columnas de estilo minoico. En esta sala fueron halladas pinturas al fresco que actualmente están expuestas en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

En la parte este y sur de la acrópolis hay dos galerías o casamatas abovedadas que están pegadas a las murallas y que podrían haber tenido una función defensiva o de almacenaje.

Las murallas llegan a tener una anchura de 7 metros. En la parte norte de la muralla hay un gran número de estancias cuya función sería la misma que la de las galerías.

En la parte inferior de la acrópolis se encuentran los pozos que suministraban agua a la ciudad. Fuera de las murallas hay restos de viviendas, construcciones funerarias y sistemas de canalización de aguas.

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