Según el Evangelio de San Mateo, fuente mas antigua que menciona a los Magos, tras nacer Jesús en Belén en tiempos de Herodes el Grande, los Magos llegaron de Oriente para adorar al Rey de los Judíos.
En el pasaje evangélico aparecen varios puntos que se reiterarán en todas las fuentes posteriores:
- Eran Magos. En el Evangelio no se menciona que fueran Reyes.
- Llegaron de Oriente.
- Consideraban a Jesús Rey de los Judíos.
- Fueron guiados por una estrella.
- Herodes les dijo que la tradición decía que el Mesías nacería en Belén de Judá.
- Le regalaron a Jesús oro, incienso y mirra.
- No volvieron a hablar con Herodes tal y como les dijo él.
Los Magos también aparecen en evangelios apócrifos, pero no aportan mucha más información que el de San Mateo.
En el “Opus imperfectum in Mattheum” aparece por primera vez en el siglo VI una leyenda detallada sobre los Magos y muchas de las cuestiones aceptadas por la tradición popular surgen de este escrito.
Los investigadores creen que este libro estaba inspirado en otro de un siglo anterior, lo que nos muestra que la importancia de los Magos en el ritual cristiano es muy antigua.
En el siglo V, el Papa San León habla de ellos y menciona que eran tres, dándoles los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, y se les consideraron provenientes de Asia, Europa, y de África respectivamente, siendo representantes de las tres razas conocidas que, según la tradición bíblica, partían de la estirpe de Sem, Jafet y Cam.
Es en el siglo VI cuando se tiene registrada la primera aparición del término “Reyes Magos”, en un friso de la Iglesia de San Apolinar Nuevo en Rávena.
La profecía decía que al Mesías le adorarían los reyes, de ahí la creencia posterior, no mencionada en los Evangelios, de considerarlos Reyes.
Los restos de los Reyes Magos
Según cuenta una tradición que se pierde en torno al siglo XII, en tiempos del emperador Constantino se encontraron los restos dispersos de los tres Reyes Magos en diferentes partes de Persia.
Santa Elena, madre de Constantino, hizo trasladar los restos desde Persia hasta Constantinopla, donde fueron guardados en un sarcófago de granito.
Allí permanecieron hasta que en el siglo XII, San Eustorgio, obispo de Milán, llevó los restos a Milán. La leyenda cuenta que cruzando las regiones montañosas de los Balcanes rumbo a Milán, un lobo se comió el buey que tiraba del pesado sarcófago y, por la gracia de Dios, lo amansó y éste tiró del sarcófago que llevaba los restos de los reyes.
Según continúa la tradición, Federico Barbarroja, Emperador del Sacro Imperio, saqueó la ciudad en 1162 y trasladó los restos a Colonia.
Tras varios siglos de reclamaciones por parte de las autoridades milanesas de recuperación de los restos, no fue hasta principios del siglo XX que una tibia, un húmero y un esternón, fueron transportados a la Iglesia de San Eustorgio y colocados en su antiguo sarcófago.
El resto de las reliquias continuaron en Colonia hasta la actualidad, salvo un breve periodo durante la II Guerra Mundial, en la que fueron ocultados y conservados en una mina de cobre para protegerlos de los bombardeos aliados.
El término ‘Mago’
Parece de común consenso el no identificar la palabra Mago que aparece en el evangelio, con lo que en la actualidad se considera ‘Mago’.
Cuando San Mateo los calificaba como ‘Magos’, no estaba advirtiendo de un dominio de la magia, algo a todos los efectos herético, sino a hombres sabios.
Existen teorías que explican que los Magos podrían haber sido astrólogos, sacerdotes, o científicos.
En el sentido sacerdotal, se les ha identificado con seguidores del Zoroastrismo. Esta opinión está muy extendida ya que se dice que los sacerdotes seguidores de Zaratustra era calificados en Persia como “magu”.
Podrían ser conocedores de la Astronomía y la Astrología que, en aquella época, era muy difícil disociar la una de la otra.
Otros, aunque es una teoría menos aceptada, los identifican como sacerdotes de Mitra, dios solar con ciertas pautas de semejanza a Cristo.
Significado de los regalos de los Reyes Magos
Según la tradición, los tres regalos ofrecidos en la Epifanía tenían un significado claro. El oro indicaba la estirpe real de Jesús como descendiente de David, el incienso le daba la condición de divinidad como Hijo de Dios y la mirra indicaría el carácter humano y, por lo tanto, mortal de Jesús.
En este sentido se acentuaba la condición de Jesús como Rey, Dios y Hombre.
El número de Reyes Magos
Tradicionalmente se les ha considerado tres, aunque esto parece provenir del número de regalos identificados en el Evangelio de San Mateo. Pero esto siempre no ha sido así, dado que hay múltiples leyendas y tradiciones que hablan de diferentes números de Magos que fueron a adorar a Jesús.
En un principio no se determinó un número, aunque lentamente se fueron añadiendo. Se hablaba de dos, cuatro, siete y hasta doce. Incluso hay versiones que hablan de una caravana, siendo un número indeterminado pero, posiblemente, elevado.
Existen leyendas que hablan de un cuarto rey mago llamado Artabán. Se cuenta que este Mago se perdió en el desierto cuando iba a adorar a Jesús.
Los Magos de Oriente
Los investigadores sobre el misterio de los Reyes Magos han intentado localizar el origen de los mismos a través de los textos, tradiciones y posibilidades históricas reales. Parece aceptado el hecho de que provenían de Oriente.
Si se acepta la idea de considerar a los Magos como sacerdotes de Zoroastro, sólo había cuatro culturas al este de Judá con dichos sacerdotes: Media, Persia, Asiria y Babilonia y que en tiempos de Herodes, estas regiones pertenecían al Imperio Parto.