Según la leyenda de Chang’e y Hou Yi, el arquero, en la antigüedad hubo diez soles en el cielo al mismo tiempo. Sin poder soportar el fuerte calor, los cultivos se marchitaron y murieron, y a la gente le también costó mucho sobrevivir.
Un héroe llamado Hou Yi que tenía un gran poder, se entristeció tanto pensando en el pueblo que subió a la cima de la montaña Kunlun. Derribó nueve soles de una vez con arco y flechas, y ordenó al último sol salir y ponerse a tiempo para beneficiar a la gente.
Por eso, Hou Yi fue respetado y amado por la gente.
Más tarde, se casó con una mujer hermosa y simpática que se llamaba Chang’e. Excepto impartir habilidades y cazar, se quedó todos los días con su esposa, lo que generaba envidia entre toda la gente al ver a la pareja amorosa en una combinación perfecta del talento y la belleza.
También vinieron numerosas personas a aprender habilidades de Hou Yi, entre ellos Peng Meng, un hombre con mala intención.
Un día, Hou Yi fue a la montaña Kunlun para visitar a unos amigos y en su camino se encontró por casualidad con la Reina Madre.
Hou Yi le pidió a la Reina Madre un paquete de una medicina de la cual se decía que, una vez tomado, se podría ascender inmediatamente al cielo y volverse inmortal.
Sin embargo, no queriendo dejar a su esposa, Hou Yi dio el medicamento a Chang’e para que lo guardase bien, así que lo escondió en la caja de tesoros de su tocador, en un momento en el cual Peng Meng lo vio.
Tres días después, Hou Yi se fue a cazar con sus discípulos pero Peng Meng, el malintencionado, fingió estar enfermo y se quedó en casa. Irrumpió en el patio trasero con una espada en su mano y obligó a Chang’e a darle el medicamento inmortal.
Sabiendo que no ganaría la lucha contra Peng Meng, Chang´e sacó el medicamento de la caja de tesoros y lo tragó inmediatamente.
Al instante, el cuerpo de Chang’e se elevó en el aire y voló hacia el cielo. Preocupada por su esposo, Chang’e se quedó en la Luna, un lugar más cerca de la Tierra, convirtiéndose en un hada en la Luna.
Enterado de lo sucedido, Hou Yi se enfureció pero como Peng Meng ya había huido, Hou Yi, el arquero triste, no tuvo otro alternativa más que llamar el nombre de su esposa mirando el cielo nocturno.
En aquel momento, sorprendido, se dio cuenta de que la Luna de aquella noche brillaba mucho más que de costumbre, al tiempo que divisó que en ella había una sombra parecida a la de Chang’e.
Así, se puso a correr con el fin de alcanzar la Luna, pero todos sus esfuerzos fueron en vano.
Extrañando mucho a su esposa, Hou Yi ordenó que pusieran una mesa en el jardín trasero que frecuentaba su esposa y que colocaran encima los postres y frutas favoritos de Chang´e.
Informado de lo ocurrido, el pueblo lo hizo también para ofrecer sacrificios a Chang’e y desde ese momento, se popularizó la costumbre de adorar a la Luna.
Crédito imagen: Myths and Legends of China / Proyecto Gutemberg.