El alma del ambiente navideño es sin lugar a dudas el árbol de navidad, el primero que desean adornar los niños al llegar diciembre, y en donde encuentran sus regalos.
Pero ¿cuál es el origen del Árbol de Navidad?, ¿Cuándo inició esta tradición?, ¿Quiénes fueron los primeros en adornar un árbol en estas fechas? A estas preguntas daremos respuestas a continuación.
Las celebraciones navideñas se relacionan con las festividades del solsticio de invierno, que a su vez tiene relación con el ciclo de muerte y regeneración, además de la consciencia de que son estos días los más oscuros del año, todas fiestas ancestrales existentes antes de nuestra Navidad.
Las celebraciones celtas del solsticio de invierno
Los celtas tuvieron varias manifestaciones culturales de importancia, que terminarían influyendo en la manera que celebramos la navidad en nuestros días, a la par que tiene relación con el origen del árbol de la Navidad.
Cuando se acercaba la fecha del solsticio de invierno, los celtas acostumbraban adornar sus casas con hojas perennes, es decir, hojas de árboles que se mantenían con vida durante todo el año, ya que esto simbolizaba la vitalidad, la regeneración y el inicio de un nuevo ciclo.
De igual manera, los celtas gustaban de adornar árboles de roble con frutos y velas, a la manera en que se engalanan los árboles actuales.
Fueron los celtas los primeros en colocar estos adornos al árbol para celebrar las fechas invernales, tradición que continuaría en los países escandinavos, con la leyenda del árbol sagrado Yggdrasil.
El árbol sagrado Yggdrasil: padre del moderno árbol de navidad
Los vikingos en la región norte de Europa, específicamente Escandinavia, acostumbraban celebrar estos días con las festividades del Yule, donde el árbol sagrado Yggdrasil tenía un papel fundamental.
El Yggdrasil era un árbol de fresno que simbolizaba la unión de los tres mundos: el mundo de los dioses, el mundo de la vida y el mundo de los muertos.
En ese sentido, el Yggdrasil simbolizaba en su copa el lugar de los dioses llamado Asgard, señores de la luz y la sabiduría. Por su parte, el cuerpo del fresno sus hojas verdes representaban la eterna vitalidad, mientras que las raíces del Yggdrasil se relacionaban con el mundo de los muertos o el Helheim.
Durante estas festividades era común que se hicieran sacrificios a los dioses, y especialmente a Freyr, por lo que durante mucho tiempo se acostumbró sacrificar un niño de la tribu, para dejarlo en aquel árbol que no podía ser tocado por nadie.
Aquella celebración fue cambiada cuando llegó San Bonifacio, el evangelizador de Alemania a esas tierras.
San Bonifacio, el creador del pino de Navidad
En el siglo VIII cuando el Cristianismo se esparcía por Europa, gracias a la labor de santos evangelizadores como San Bonifacio, quien cambió radicalmente las festividades germánicas por unas navidades con sentido cristiano.
La primera acción de San Bonifacio fue cortar el Yggdrasil. Cuando aquel árbol de fresno cayó al piso, San Bonifacio decidió que lo mejor era sembrar un pino de abeto en su lugar, el cual fue adornado con manzanas y velas luego de leer el evangelio.
Gracias a esa acción del “Apóstol de Alemania”, los europeos comenzaron a utilizar el pino de abeto (que también es una planta perenne), para celebrar la época del solsticio invernal.
Los árboles del paraíso en la Edad Media
Uno de los antecedentes de los árboles navideños se puede encontrar en las representaciones teatrales que se realizaban en estas fechas, donde se colocaba un árbol para simbolizar el paraíso.
En cierto momento, la representación de aquel árbol que también era perenne, fue prohibida por las autoridades que veían en aquella representación una reminiscencia de las prácticas paganas antiguas.
Cuando la prohibición se acató en los actos teatrales, la gente comenzó a representar el árbol al interior de su casa o a utilizar hojas de abeto u otras plantas perennes para adornar la casa, en recuerdo de la vitalidad de la naturaleza en los días más oscuros del año.
Es un dato curioso que las hojas utilizadas para ornamentar las casas afuera eran conocidas como “paraíso”, ya que recordaban el árbol del Génesis bíblico.
El Árbol de Navidad en Alemania
A partir del siglo XVII es cuando puede hablarse del árbol de navidad como le conocemos, cuando los alemanes comenzaron a representar en el interior de sus casas el árbol de Adán y Eva.
Junto a este árbol se le colocaban frutos y en su base obleas que luego se cambiaron por galletas.
Era común erigir una pirámide de madera justo al lado del árbol, donde se colocaban en cada uno de los estantes de la pirámide adornos, velas, hojas y una estrella en su parte superior.
Acerca de las luces en el árbol de navidad en Alemania, la tradición cuenta que Martín Lutero en uno de sus viajes por Alemania, tuvo la idea de incluir luces al árbol de navidad.
El árbol de navidad de la Reina Victoria
En Inglaterra, la tradición de las fiestas con el árbol de Navidad vino de la mano del príncipe Alberto de origen germano, considerándose la famosa foto de 1848 en la que sala la familia real con un esplendoroso árbol de navidad en Windsor, el inicio de la navidad como la conocemos.
Aquella foto en familia con el árbol inspiró a numerosas personas en Europa, que luego serian replicadas en Estados Unidos.
Estados Unidos y el árbol de navidad
En la década de 1850 llegó a Estados Unidos la tradición del árbol de navidad, cuando el Presidente Franklin Pierce, llevó el primer pino navideño en la Casa Blanca.
Desde ese momento el árbol ha estado presente en la cultura estadounidense en las navidades, siendo mundialmente conocido, el árbol del Rockefeller Center en Nueva York que empezó a colocarse formalmente desde 1933.